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Los 5 tipos de agnosia y sus síntomas


Las lesiones cerebrales provocan con frecuencia déficits cognitivos que afectan a una modalidad sensorial concreta, como la vista o el tacto.

Cuando estos problemas se deben a la falta de reconocimiento de estímulos se utiliza el diagnóstico de “agnosia”. En este artículo describiremos los 5 tipos de agnosias: visuales, auditivas, táctiles, corporales y motoras.

¿Qué son las agnosias?

La agnosia se define como la incapacidad para procesar determinadas clases de estimulación sensorial. En función de los sistemas cognitivos que se encuentren afectados pueden aparecer déficits en distintas funciones, por ejemplo en el reconocimiento de información visual, en la ejecución de patrones sensoriomotores o en la comprensión del lenguaje.

Generalmente las agnosias aparecen como consecuencia de lesiones cerebrales; son muy frecuentes en las que resultan de accidentes cerebrovasculares isquémicos, de trastornos neurológicos como las demencias o de traumatismos craneoencefálicos, en particular cuando están implicadas las regiones donde se unen los lóbulos occipital y temporal.

En estos trastornos la percepción de estímulos no se encuentra alterada en sí misma, sino que el problema se localiza en un estadio superior del proceso perceptivo: se asocia al recuerdo (más concretamente a la recuperación) de claves específicas que permiten relacionar la información que percibimos con la que tenemos almacenada en la memoria.

El término “agnosia” proviene del griego clásico y se puede traducir como “ausencia de conocimiento” o “de reconocimiento”. Fue acuñado por Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, en el año 1891, pero pioneros de la neuropsicología como Carl Wernicke o Heinrich Lissauer habían teorizado en torno a conceptos similares en las décadas previas.

Principales tipos de agnosias

Lo más habitual es que las agnosias se dén en una sola modalidad sensorial. Por ello resulta útil dividir las principales clases de agnosias y sus correspondientes subtipos en función de si afectan fundamentalmente a la percepción de la información visual, a la de los sonidos, al tacto, a los esquemas motores o a la percepción de nuestro propio cuerpo.

1. Visuales

La mayoría de agnosias visuales consisten en déficits en el reconocimiento de objetos a través de la vista sin que haya presente una afectación de los órganos sensoriales. El caso más famoso de agnosia visual probablemente sea el que dio título a “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”, el best-seller del neurólogo Oliver Sacks.

Esta clase de agnosias se producen normalmente a causa de lesiones en el lóbulo occipital izquierdo o en cualquiera de los lóbulos temporales. Podemos dividir las agnosias visuales en dos categorías: las aperceptivas, en que se dan problemas para categorizar los objetos, y las asociativas, caracterizadas por la incapacidad para nombrarlos.

La prosopagnosia, que consiste en un déficit en el reconocimiento de caras (pero se asocia también a problemas para nombrar animales o marcas de coche, por ejemplo), es el tipo de agnosia visual asociativa más conocido. En cuanto a las aperceptivas cabe destacar la simultagnosia, en que se procesan adecuadamente los elementos pero no así el conjunto.

2. Auditivas

En las agnosias auditivas los problemas de reconocimiento se dan en relación a estímulos sonoros. Aunque cuando las lesiones cerebrales que provocan la agnosia son muy importantes los déficits pueden tener un carácter general, lo más habitual es que afecten únicamente a un tipo de estimulación auditiva, como el lenguaje receptivo o la música (amusia).

La agnosia auditiva verbal, también conocida como “sordera pura para las palabras”, es una de las agnosias más relevantes dentro de esta categoría. En estos casos la persona afectada tiene dificultades para distinguir los sonidos del habla del resto de estímulos auditivos que percibe, o bien para recuperar el significado de los conjuntos de fonemas.

3. Táctiles o somatosensoriales (astereognosias)

La agnosia táctil o somatosensorial se puede definir como una incapacidad para identificar objetos a través del tacto, basándose en aspectos como su textura o en su tamaño, a pesar de que no se den alteraciones de tipo sensorial. Otro nombre para este tipo de trastorno es “astereognosia”.

Un subtipo significativo desde un punto de vista clínico es la agnosia digital, que afecta específicamente al reconocimiento a través de los dedos de las manos. Generalmente se da junto con agrafia, acalculia y desorientación izquierda-derecha en el contexto del síndrome de Gerstmann, causado por lesiones en la parte inferior del lóbulo parietal.

4. Motoras (apraxias)

El término “apraxia motora” se usa de forma muy infrecuente debido a la gran popularidad de uno de sus sinónimos: “apraxia”. Las apraxias consisten en dificultades para recordar y ejecutar esquemas motores aprendidos de forma intencional; no obstante, los mismos movimientos pueden aparecer de forma espontánea en sus contextos naturales.

Se han descrito tres tipos principales de agnosia motora: la apraxia ideacional, en que se dan dificultades para llevar a cabo secuencias de movimientos, la ideomotora, caracterizada por la incapacidad para ejecutar acciones en respuesta a una petición verbal, y la constructiva, que consiste en problemas para construir formas o para dibujar figuras.

5. Corporales

En las agnosias corporales se da una incapacidad para identificar el propio cuerpo. Hablamos de somatognosia cuando los problemas se relacionan con todo el cuerpo, de hemiasomatognosia si aparecen sólo en una de sus mitades y de autotopagnosia en los casos en que la persona es capaz de ubicar espacialmente las partes de su cuerpo.