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¿Qué es la estimulación eléctrica transcraneal?


Una de las formas de terapia más novedosa aprovecha las fuerzas electromagnéticas para el tratamiento de trastornos neuropsiquiátricos ofreciendo unas ventajas que otras formas no pueden conseguir. A través de la estimulación eléctrica transcraneal (EET) del cerebro es posible provocar cambios que ayuden a modificarlo y facilitar el proceso terapéutico.

Veamos qué queremos decir cuando nos referimos a la estimulación eléctrica transcraneal, qué ventajas ofrece y en qué posibles ámbitos podría tener un papel esta moderna forma de tratamiento.

¿Qué es la estimulación eléctrica transcraneal?

Se trata de un procedimiento que, a través de unas corrientes eléctricas muy bajas, consigue estimular ciertas partes específicas del cerebro. Como su nombre indica, el procedimiento es transcraneal, es decir, las corrientes se aplican por fuera del cráneo sin necesidad de tocar al paciente. Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de procedimientos de estimulación directa del cerebro donde es necesario abrir al paciente y su cráneo, la estimulación eléctrica transcraneal es una técnica no invasiva. Por esto y porque es completamente indolora, es una línea de investigación muy prometedora y segura.

La técnica funciona de la siguiente manera: a través de una pareja de electrodos colocados sobre el cráneo, se aplica una corriente eléctrica muy débil directamente al encéfalo durante unos cuantos minutos. Con estas corrientes se genera un campo eléctrico que modula la actividad neuronal. Como sabemos, la activación o no de las neuronas tiene que ver con su despolarización, un proceso eléctrico que puede ser modificado. Además, el tipo de corriente que se utilice en la estimulación tendrá unos efectos particulares.

Por ejemplo, se sabe que a través de la estimulación eléctrica transcraneal con corriente directa las neuronas alteran su tasa de descarga. En función de si esta es catódica o anódica los efectos producen un aumento o una disminución de esta. Estos cambios pueden durar de minutos a horas tras la estimulación, en función de los parámetros de la misma. Lo que es seguro es que la estimulación a través de corriente directa es capaz de cambiar el rendimiento de los individuos en un amplio abanico de tareas cognitivas.

Otra forma de estimulación eléctrica transcraneal utiliza corriente alterna a frecuencias aleatorias. Existen estudios que encuentran que el córtex motor, tras ser expuesto durante diez minutos a este tipo de corriente, se vuelve mucho más excitable. Así, las neuronas en esta área sometidas a corriente eléctrica son más fáciles de activar y responden mejor ante tareas motoras. Se han encontrado efectos parecidos en otras áreas del cerebro diferentes, poniendo en evidencia las potenciales aplicaciones para inducir plasticidad cerebral y facilitar la rehabilitación de las áreas dañadas o disfuncionales.

Ventajas e inconvenientes de esta técnica

Cualquier técnica terapéutica tiene sus pros y contras. Lo ideal cuando desarrollamos una técnica, basada en principios psicológicos o neurológicos, es obtener el máximo beneficio minimizando los costes y efectos negativos. 

Aunque esta técnica se encuentra aún en pañales y es pronto para hablar de forma final acerca de sus ventajas y desventajas, sí es posible hacer un primer esbozo.

Ventajas

El principal aspecto positivo de la estimulación eléctrica transcraneal es que es indolora y no invasiva. Es un procedimiento único en el sentido de que actúa de forma directa sobre la función neuronal, a diferencia de las intervenciones farmacológicas que deben realizar una serie de pasos antes de llegar al cerebro, sin necesidad de abrir o introducir nada.

Esto abre todo un abanico de posibilidades terapéuticas que mediante las técnicas tradicionales no se podrían utilizar. Por ejemplo, los pacientes mayores frágiles que no toleran bien la medicación y no consiguen sacar todo el provecho que deberían a la rehabilitación cognitiva pueden encontrar en la estimulación eléctrica transcraneal un complemento idóneo para ayudar a volver a estimular aquellas áreas del cerebro que estén deteriorándose sin que corra riesgo su salud.

El desarrollo de la técnica tiene, además, implicaciones teóricas muy importantes para las neurociencias. La estimulación eléctrica transcraneal induce una especie de plasticidad cerebral artificial, permitiendo a los investigadores manipular esta variable y experimental, dentro de lo ético, con ella. Así, la investigación en esta línea tiene un desarrollo paralelo a la investigación sobre la plasticidad neuronal, la piedra angular de la rehabilitación cognitiva.

Inconvenientes

Más que de inconvenientes, sería más apropiado hablar de obstáculos o dificultades. Lo cierto es que se trata de un procedimiento de desarrollo reciente que aún no cuenta con suficiente respaldo empírico para entender cómo funciona y cómo sacarle el máximo provecho. No está clara cuál es la relación exacta entre la corriente aplicada y las neuronas de diferentes áreas cerebrales. No sabemos si todas las áreas responden igual, si es posible mantener los cambios en el tiempo o si existe algún tipo de efecto adverso.

Los efectos que se describen como terapéuticos aún no son lo suficientemente potentes como para constituir una alternativa ni se han explorado todas las posibilidades que la estimulación eléctrica del sistema nervioso permite. Asimismo, es probable que en este momento las máquinas sean demasiado caras y no compensen el beneficio terapéutico reducido que producen. Por esto, de cara a evaluar la viabilidad del tratamiento con su coste económico, es necesario explorar hasta qué punto penetran los efectos terapéuticos.

Ámbitos de aplicación

La estimulación eléctrica transcraneal ha sido utilizada con éxito en el tratamiento sintomático de diversos trastornos como enfermedad de Parkinson, epilepsia o dolor crónico. Sin embargo, se obtienen mayores beneficios en el tratamiento de sintomatología aguda después de sufrir daño neurológico. Por ejemplo, se han conseguido mejoras significativas en síntomas como negligencia espacial tras una isquemia o un traumatismo. mejora de la capacidad de denominación en afasias provocadas por accidentes vasculares o memoria de reconocimiento en pacientes con enfermedad de Alzheimer.

Estos éxitos terapéuticos reflejan que la estimulación eléctrica potencia la plasticidad del cerebro, de forma que es de especial interés para el tratamiento de la pérdida de funciones neurocognitivas debido a atrofia o a neurodegeneración. Pensamos en demencias, trastornos neurocognitivos, accidentes vasculares, tumores y traumatismos como los candidatos más llamativos para este tipo de terapia.