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Cleptomanía: síntomas, causas y tratamiento


Una de las características de los trastornos psicológicos es que su existencia no depende de los códigos éticos: existen independientemente de estos.

El caso de la cleptomanía es un ejemplo de esto: se trata de una alteración comportamental basada en el acto de robar, y que tiene lugar en personas que saben perfectamente que robar no está bien, pero que prácticamente no pueden controlarse.

En este artículo veremos qué es la cleptomanía y cuáles son las características de este trastorno de la regulación de los impulsos, el modo en el que afecta a la vida de las personas, sus síntomas y posibles tratamientos.

La cleptomanía como trastorno

Robar es un delito que por norma general se lleva a cabo de manera voluntaria y plenamente consciente, y tiene por objeto fundamental el de hacerse con el bien o producto con el fin de utilizarlo o lograr algún tipo de beneficio económico con él.

Ahora bien, hay personas que no cometen hurtos por este motivo y que incluso pueden acabar devolviendo lo robado, dado que lo que les lleva al hurto es la necesidad de aliviar tensión y una pérdida de control de sus impulsos. Se trata de las personas que padecen cleptomanía.

La cleptomanía es un trastorno psicológico o alteración psiquiátrica, el cual se caracteriza por la existencia de una fuerte impulsión de robar objetos que el sujeto es incapaz de resistir. O, mejor dicho, se basa en el impulso de tomar productos de venta y llevárselos sin pagar, dado que es discutible que lo atrayente de esta acción sea el hecho de quebrantar la propiedad privada.

Estos impulsos, que el sujeto no puede controlar, le lleva a cometer pequeños hurtos de manera regular, aunque el objeto en cuestión no le sea valioso ni puedan sacar ningún beneficio de él. La persona en cuestión experimenta una fuerte tensión y ansiedad antes del acto delictivo, una sensación que consigue aliviar de manera placentera tras conseguir cometer el hurto.

Síntomas

El robo en no es un acto premeditado ni planificado de antemano, sino que surge como reacción a la tensión o como una descarga emocional a través de la cual calmar sus impulsos. Se trata de un acto casi automático y parcialmente involuntario que surge de la necesidad, en el aquí y el ahora.

El móvil del robo no es pues económico, y además tampoco se lleva a cabo con el fin de vengarse o expresar rabia. Tampoco es una forma de rebelarse contra la sociedad y las normas, como podría hacer alguien con trastorno antisocial, ni una respuesta a una idea delirante o una alucinación. Asimismo, no es producto de una alteración de conciencia como la que provocaría el consumo de drogas o la presencia de un episodio maníaco.

Y es que la cleptomanía es uno de los denominados trastornos del control de los impulsos (ahora trastornos destructivos del control de los impulsos y de la conducta), grupo al que pertenecen entre otros tanto este trastorno como la piromanía o el trastorno explosivo intermitente, y que se caracterizan por la dificultad para controlar impulsos, emociones y deseos que aparecen de manera súbita e irresistible, sin que medie otra alteración cognitiva o psiquiátrica.

El robo se vuelve un acto compulsivo, adquiriendo características adictivas y asemejándose a su vez en su funcionamiento a los trastornos obsesivos.

Curso y epidemiología

La cleptomanía es un trastorno poco frecuente y supone menos del 5% de los hurtos que se llevan a cabo. Esta condición puede aparecer a edades muy diferentes, incluyendo la infancia o adolescencia y en pocos casos en la adultez. Es más frecuente en mujeres jóvenes. En algunos casos remite por sí mismo, aunque a veces resurge en respuesta a situaciones estresantes o permanece durante años (si bien con tratamiento el pronóstico es muy favorable).

Algunas clasificaciones diagnósticas como la CIE indican que al menos deben haberse producido entre dos o tres episodios para poder diagnosticarlo.

Resulta relevante mencionar que aunque el robo no resulta explicable por otros trastornos, es habitual que exista comorbilidad con otras alteraciones (que se den de manera conjunta cleptomanía y otro trastorno). Entre las más frecuentes se encuentran el alcoholismo, el Trastorno Obsesivo-Compulsivo, la depresión mayor o los trastornos de la conducta alimentaria.

Afectación en la vida diaria

El cleptómano puede sentirse culpable de su acto, y por lo general es consciente de que está cometiendo un robo, pero se ve incapaz de resistirse a llevarse el bien en cuestión. De hecho, no es infrecuente que una vez robado el objeto en cuestión sea devuelto al establecimiento o persona propietaria (por lo general de forma discreta, a veces con notas de disculpa), o bien son ocultados o regalados. No es infrecuente que aparezcan síntomas como vergüenza y remordimiento, que pueden alterar el día a día del sujeto.

Además de ello puede ser habitual que sean atrapados en el acto y tengan problemas con la justicia, de tal manera que pueden llegar a ser condenados prisión. Asimismo ello puede conllevar problemas a nivel social, hasta el punto de tener conflictos interpersonales e incluso ser rechazados por su entorno, o tener dificultades a nivel laboral.

La falta de control sobre los impulsos puede llevar a que el sujeto sienta poca sensación de autoeficacia, lo que a su vez puede llevar a la sensación de poco control sobre su vida y finalmente al surgimiento de problemas de estado del ánimo. También pueden generar conductas de acumulación de los objetos robados.

Posibles causas de su aparición

No se conocen las causas exactas de la aparición de la cleptomanía, si bien existen diferentes hipótesis que pretenden ofrecer una explicación posible al porqué de dicha patología (la mayor parte procedente de la corriente psicodinámica).

Dentro de la orientación psicodinámica se ha interpretado el hurto cleptómano como síntoma de un conflicto intrapsíquico, en el que el sujeto puede utilizar el acto de robar como manera de obtener placer a través de la realización de un acto prohibido, como defensa del ego contra la ansiedad o bien como acto en el que inconscientemente se reacciona a la falta de privación de afecto en la infancia.

Se han observado como posibles factores de riesgo la presencia de traumatismos craneoencefálicos (que pueden haber dañado el frontal y la capacidad de inhibición conductual), alteraciones a nivel dopaminérgico, serotoninérgico o a nivel de neurotransmisión de opioides endógenos. Además de ello, es posible que exista algún tipo de predisposición biológica o aprendida de modelos parentales, dado que se ha observado que las personas con cleptomanía tienden a tener una mayor probabilidad a nivel estadístico de tener antecedentes familiares de trastornos obsesivos.

Además, también se ha observado que estructuras de personalidad cercanas al trastorno de personalidad paranoide, esquizoide y borderline también implican un mayor riesgo de aparición.

La característica de personalidad más relevante de este cuadro se encuentra en la presencia de una elevada impulsividad. Suelen ser personas con una gran intensidad en sus fantasías y deseos, en algunos casos con menor tolerancia a la demora de gratificación y alta sensibilidad al premio y a la ansiedad. También suele existir vinculación con alteraciones del estado del ánimo.

Además podría plantearse que en este trastorno aparece un sistema similar al que ocurre en las adicciones, y se ha sugerido una posible implicación del núcleo accumbens y el sistema de recompensa cerebral, influyendo en los impulsos y la motivación. T

ambién se ha vinculado con el TOC, en las que la ansiedad sentida es aliviada temporalmente por la realización del acto delictivo pero a su vez a la larga es reforzada negativamente por este. De hecho, se ha sugerido que podría ser una variante impulsiva que podría llegar a clasificarse dentro de los trastornos del espectro obsesivo compulsivo.

Tratamiento

La cleptomanía es una condición que precisa tratamiento. En este sentido son múltiples los tipos de terapia e intervención existentes, tanto a nivel psicológico como farmacológico (si bien por lo general se emplea una combinación de ambos).

Entre las diferentes terapias a nivel psicológico podemos encontrar en primer lugar la desensibilización sistemática, en la cual se expone al sujeto a situaciones ansiógenas con el fin de que las afronte llevando a cabo conductas incompatibles con la ansiedad, o bien la realización de conductas alternativas al robo. Otra alternativa es la exposición con prevención de respuesta.

La psicoeducación también es de utilidad tanto para el sujeto como para su entorno, dada la poca comprensión social que tiene este trastorno. También se han visto como eficaces procedimientos como la terapia de aceptación y compromiso.

A nivel farmacológico se han visto como eficaces fármacos antidepresivos como los ISRS (que a su vez se utilizan tanto en depresión como en TOC), en especial algunos como la fluoxetina o la fluvoxamina. Aunque estos son fármacos de elección, también los estabilizadores del estado del ánimo, anticonvulsionantes o incluso fármacos eficaces en el alcoholismo como la naltrexona han sido utilizados para tratar la cleptomanía y han manifestado cierto éxito.

Referencias bibliográficas:

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