Apego seguro: características y cómo fomentarlo
Al nacer, es natural que los niños y las niñas establezcan una relación significativa a nivel emocional con las personas que se ocupan de ellos, siendo normalmente los progenitores. Las características de este vínculo, también conocido como apego, serán muy relevantes para el completo desarrollo del niño, habiendo diferentes tipos de apego y siendo el apego seguro el más beneficioso.
El apego seguro es ese vínculo que han podido desarrollar algunos niños, durante sus primeros años de vida, que se caracteriza principalmente por el hecho de haber vivido una relación acogedora y cálida con su cuidador, dando como resultado que el niño se vea como una persona digna de ser amada y cuidada, de manera que cuando experimente alguna dificultad buscará ayuda en ese cuidador.
En este artículo veremos en qué consiste el apego seguro y cómo podemos fomentarlo, pero antes daremos una breve explicación acerca del fenómeno del apego en la psicología del desarrollo y los diferentes tipos, entre los que se encuentra el apego seguro.
- Artículo relacionado: "La Teoría del Apego y el vínculo entre padres e hijos"
El apego: diferentes tipos
La teoría del apego fue desarrollada por el psicólogo inglés John Bowlby, quien definió el concepto de apego como el vínculo afectivo que un niño establece durante sus primeros años de vida con su cuidador (p. ej., su madre), siendo esto fundamental para asegurar el cuidado del niño y también para la formación de su personalidad y su desarrollo psicológico.
Veamos a continuación los 4 tipos de apego más conocidos, entre los que se encuentra el apego seguro, que será el que vamos a analizar con mayor detalle en este artículo.
1. Apego seguro
El apego seguro podría definirse como aquel estilo de apego que ha desarrollado una persona que tiene la confianza de que su cuidador no va a abandonarlo ni tampoco a fallarle. En este caso esa persona se siente valorada, querida y aceptada. Según Bowlby este tipo de apego dependerá en gran parte de la constancia de su cuidador a la hora de proporcionarle los cuidados necesarios y de brindarle seguridad.
2. Apego ansioso y ambivalente
El apego ansioso suele desarrollarse cuando un niño no tiene confianza en sus cuidadores y tiene constantemente una sensación de inseguridad debido a que en algunas ocasiones sus cuidadores no están presentes, a pesar de que en otras sí lo están. Es por ello que esa inconsistencia por parte de sus cuidadores a la hora de proporcionar el cuidado necesario al niño ha causado que este desarrolle este estilo de apego.
- Quizás te interese: "Qué es la ansiedad: cómo reconocerla y qué hacer"
3. Apego evitativo
El apego evitativo es el que se da cuando un niño ha asumido que no puede contar con sus cuidadores, siendo un hecho que le causará bastante sufrimiento.
En estos casos los bebés no llorarán al separarse del cuidador, evitarán el contacto cercano con sus cuidadores y se interesan únicamente por sus juguetes. Esto se produce cuando las conductas de los cuidadores no han sido las correctas, por lo que no han generado la seguridad necesaria en el niño.
4. Apego desorganizado
Este tipo de apego podría exponerse como una mezcla entre el apego evitativo y el ansioso, siendo un caso en el que el niño realiza comportamientos inadecuados y también bastante contradictorios. En este casos sus cuidadores han sido bastante negligentes en cuanto al cuidado del niño y su comportamiento le ha transmitido bastante inseguridad, siendo este el extremo opuesto al apego seguro.
- Artículo relacionado: "Psicología del Desarrollo: principales teorías y autores"
¿En qué consiste el apego seguro?
El apego seguro aquel que ha sido desarrollado cuando ha habido un equilibrio entre la exploración del medio por parte del niño y el apego de sus cuidadores, siendo estos normalmente sus padres; en otras palabras, la balanza del peso de la independencia o autonomía del niño y su dependencia de sus padres se encuentra equilibrada. Por lo tanto, hay una organización a nivel relacional y también conductual bastante equilibrada.
En la categoría del apego seguro podemos encontrar a todos esos niños que han podido desarrollar durante sus primeros años de vida un tipo de vínculo con sus progenitores, que se caracteriza principalmente por el hecho de haber vivido con ellos una relación acogedora y cálida, dando como resultado que el niño se vea como una persona digna de ser amada y cuidada, de manera que cuando experimenta alguna dificultad buscará la ayuda de sus padres al considerar que estos son una base sólida y segura que les puede abastecer seguridad y apoyo a diferentes niveles (físico, emocional, económico, etc.).
El haber desarrollado un apego seguro durante la infancia contribuye a que en los años posteriores esa persona tenga unas expectativas favorables hacia los que le rodean, de forma que estará más predispuesta a recibir ayuda de otras personas en aquellos momentos en los que necesite (p. ej., de sus amigos, de su pareja, de sus profesores, etc.).
- Quizás te interese: "Terapia familiar: tipos y formas de aplicación"
Principales características del apego seguro
Durante la investigación de la psicóloga estadounidense Mary Ainsworth sobre el apego conocida como “Técnica de situación extraña" (Strange Situation Procedure), se pudo observar que aquellos niños que había desarrollado un apego segura al separarse de su cuidador o progenitor experimentaban la típica angustia de la fase de separación, pero la presencia cercana de este (base segura) durante la fase de reunión sería suficiente para desactivar ese sistema de apego y favorecerá la exploración del niño.
Esos niños con un apego seguro verán a su cuidador o progenitor como una base segura para sus propias exploraciones, habiendo podido desarrollar una confianza en la disponibilidad de su cuidador en caso de que lo necesite. En estos casos, podemos ver a unos niños que poseen una representación de sí mismos como dignos de amor y cuidado, y también tienen una representación de su cuidado como digno de confianza, ya que siempre está disponible para responder a sus peticiones de apoyo y consuelo emocional.
Eso sí, no se debe confundir estar disponible a nivel de apoyo y para brindar seguridad al niño, con malcriar al niño dándole todos los caprichos que quiera con el fin de que deje de llorar o que deje de pedir algo, sin haberle enseñado el valor de las cosas.
- Artículo relacionado: "Salud mental: definición y características según la psicología"
¿Cómo se puede desarrollar un apego seguro?
Fomentar un apego seguro en los hijos es sumamente relevante debido a que varias investigaciones en psicología, que han sido sumamente aceptadas por la comunidad científica, han podido confirmar que el desarrollo de un apego seguro durante los primeros años de vida suponen una factor de protección de cara el desarrollo a nivel interpersonal, emocional y cognitivo del niño durante su etapa de desarrollo, influyendo además en su etapa adulta.
Por otro lado, cuando un niño ha desarrollado un apego seguro tendrá unas expectativas positivas con respecto a las relaciones interpersonales y tendrá una mayor facilidad en los siguientes años a la hora de aprender las bases de la reciprocidad en las relaciones sociales, que deben estar sustentadas por la confianza mutua entre los miembros de una relación, ya sea familiar, sentimental o de amistad.
Además, con un apego seguro un niño tendrá una mayor facilidad para desarrollar de forma correcta la capacidad de autorregulación de los propios impulsos y también de las propias emociones, siendo este estilo de apego muy importante a la hora de desarrollar las bases de la identidad (equilibrio entre la propia autonomía y la dependencia de otras personas, autoestima, etc.
A continuación vamos a enumerar un serie de pautas que resultan fundamentales para que un niño pueda desarrollar un estilo de apego seguro, por lo que es conveniente que los progenitores y/o los cuidadores, entre los que se encuentran los profesores de preescolar o la guardería, de los niños tengan en cuenta:
- Transmitir al niño seguridad protección
- Fomentar la autonomía del niño.
- Tratar de comprender el estado emocional del niño.
- Atender a las necesidades implícitas del niño.
- Proporcionar consuelo al niño sin juzgarlo ni ser despectivo con él.
- Explicarle al niño correctamente todas aquellas cosas que no entienda
- Prestar atención al niño cuando nos la pide porque está haciendo algo que quiere que veamos.
- Darle al niño un feedback positivo que contribuya a que siga actuando correctamente.
- Sintonizar a nivel emocional con el niño.
- Responder de forma precisa a las necesidades del niño.
- Saber estar presente de forma discreta en aquellas ocasiones en las que sea necesario para que pueda explorar solo.
- Ponerle al niño unos límites de manera coherente y sensible.
- Permitir la expresión de las emociones del niño y respetarla.
- Escuchar las opiniones del niño y tenerlas en cuenta.
- Explicarle al niño de manera asertiva las cosas que debe hacer de otra manera.
- Ser un ejemplo de buenos modales para el niño.
- Mostrarse disponible para el niño.
- Ser coherentes con nuestros actos.
- Ser predecibles frente al niño, con el fin de que el niño pueda anticipar de forma regular nuestro comportamiento.
- Creer, empedrar y confiar en el niño.