Síndrome de Tourette: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento
El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que provoca que el afectado realice movimientos y sonidos involuntariamente y sin un fin determinado.
Estos movimientos se repiten de forma intermitente y suelen incrementarse en situaciones de estrés. Se suele considerar una forma especialmente grave y crónica de tics múltiples.
En este artículo veremos en qué consiste el síndrome de Tourette y el modo en el que afecta a las personas que lo desarrollan.
¿Qué es el Síndrome de Tourette?
Los síntomas que aparecen en las primeras etapas del desarrollo del síndrome de Tourette se inician entre los ocho y once años de edad, siendo la intensidad de los mismos muy variable. La persona afectada puede sufrir períodos de tics constantes y frecuentes, y otros en que la presencia de éstos se torna prácticamente inexistente. Los niños tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de padecer síndrome de Tourette que las niñas (1).
Los tics pueden ser clasificados como tics simples o complejos:
- Tics simples: se trata de movimientos breves, involuntarios e imprevistos que afectan un número concreto y limitado de grupos musculares. A pesar de que se presentan de forma aislada, son repetitivos. Ejemplos de este tipo de afectación son: mover la cabeza, parpadear, encoger los hombros, respirar fuerte por la nariz…
- Tics complejos: movimientos coordinados y cíclicos que afectan a varios grupos de músculos, como patalear, dar un salto, olfatear objetos o personas, coprolalia (emisión de palabras malsonantes y obscenas de forma incontrolada), etc. Es decir, requieren un tipo de procesamiento mental más complejo y abstracto.
Así pues, el síndrome de Tourette se caracteriza por los tics y los problemas a la hora de inhibir ciertas conductas breves, que se expresan en cuestión de segundos o fracciones de segundo.
Causas
Las causas del síndrome de Tourette son aún desconocidas y no hay un consenso científico al respecto. Algunas hipótesis apuntan a que su origen puede estar vinculado a afectaciones en algunas regiones cerebrales y alteraciones en las sustancias químicas (dopamina, norepinefrina y serotonina) que proveen la comunicación interneuronal.
Sí se ha podido comprobar científicamente que el síndrome de Tourette es una enfermedad hereditaria y que una persona afectada tiene un 50% de probabilidades de transmitir el síndrome a su hijo. Esto da pistas acerca del papel que juegan las diferencias a nivel cerebral con respecto al resto de la población.
Con todo, que se herede la predisposición genética no significa que el hijo padecerá todos los síntomas asociados al trastorno, sino que estadísticamente tendrá mayores probabilidades de desarrollarlo en comparación al resto de la población. Es posible tener ciertas variantes de genes que nunca llegan a expresarse, o que se expresan combinándose con otros genes y no llegan a generar síntomas apreciables.
Habitualmente, se ha observado que los hijos de personas con síndrome de Tourette pueden presentar algunos tics de poca entidad, algunas conductas de tipo obsesivo-compulsivas, síntomas asociados al déficit de atención (sin presencia de tics), o incluso una ausencia total de síntomas. Esto indica que el síndrome de Tourette podría presentarse en un espectro de intensidades muy variado, y que no existe como una categoría cerrada y de igual gravedad en todas las personas.
Por otro lado, se asume que los síndromes más característicos del síndrome de Tourette se deben a un fallo en la regulación de los impulsos debido a disfunciones en los lóbulos frontales, responsables de buena parte de las funciones ejecutivas y en la tarea de amortiguar las ganas de realizar acciones en el momento.
Síntomas
El síndrome de Tourette aparece durante algún momento de las dos primeras décadas de vida, y en el mismo núcleo familiar puede existir una gran variabilidad en la presencia de síntomas asociados. Habitualmente, la primera expresión del síndrome suele ser un tic facial, y es común que cada afectado presente su propio repertorio limitado de tics, repitiendo siempre los mismos.
En el transcurso del tiempo, las personas que padecen síndrome de Tourette van manifestando más tics motores de naturaleza variable. Engloban tanto el parpadeo o tics de los músculos faciales, la emisión de sonidos guturales, la aspiración repentina de aire, los pataleos, sacudidas del cuello y la cabeza, etcétera. Se desconoce si la aparición de los tics complejos es una causa de la aparición previa de tics simples, o si ambos fenómenos son fruto de una alteración que los causa de manera paralela.
Los pacientes también expresan sensaciones molestas en algunas partes del cuerpo, tales como picor, presión, cosquilleo, comezón… Este tipo de tics reciben el nombre de tics sensitivos.
Los tics de tipo verbal son menos habituales de lo que popularmente se cree. Solamente el 10% de los pacientes presentan ecolalia (repetir lo que se escucha) o coprolalia (emisión involuntaria de palabras o frases malsonantes). Algunos pacientes también expresan tics tales como escupir y/o o copromimia (gestualidad ofensiva).
La recurrencia e intensidad de los tics pueden ir a peor o mejorar a lo largo de la jornada, y puede variar a través del tiempo. La patología tiende a mejorar durante y tras la adolescencia, en que se vive la peor etapa del síndrome de Tourette, relacionándose muchas veces con trastornos de conducta. De este modo, la frecuencia de tics importantes y de coprolalia (en caso que exista), suele verse reducida al pasar de la adolescencia a la edad adulta.
¿Cómo son las personas afectadas por este síndrome?
Las personas afectadas de síndrome de Tourette presentan una inteligencia normal, aunque pueden tener dificultades añadidas para el aprendizaje durante la infancia y la adolescencia, a consecuencia de los tics y las patologías conductuales y sociales asociadas. Estas patologías suelen ser el trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). También es común que presenten trastornos de conducta (aislamiento social, impulsividad, agresividad) y del sueño.
Los problemas de impulsividad suelen acarrear también depresión y ansiedad, pero estos no forman parte de la propia neurobiología del síndrome, sino que forman parte de las consecuencias de su manera de interactuar con el entorno y con los demás.
Algunas veces, los pacientes pueden lograr inhibir los tics durante un lapso de tiempo, pero finalmente estos vuelven a aparecer de forma más acentuada, como si fuese una manera de compensar la inhibición. Así, parece deseable que las personas del entorno del paciente se muestren comprensivas y se comporten con naturalidad ante la presencia de tics.
Algunos afectados presentan síntomas de muy leve entidad, los cuales no precisan ningún tratamiento, e incluso es habitual que sus síntomas puedan ir desapareciendo en el transcurso del tiempo.
Tratamiento
No se precisa un tratamiento específico para los tics, excepto en casos de extrema gravedad o que repercutan en dolores musculares o trastornos en la adaptación escolar y social. En este tipo de casos, se suelen rectar fármacos neurolépticos a fin de reducir la intensidad y frecuencia de los tics., aunque siempre bajo indicación médica y bajo su supervisión.
Por lo que refiere a la terapia psicológica, resulta efectivo tratar los trastornos relacionados con el síndrome de Tourette, tales como el estrés, la depresión o la ansiedad, los problemas de aprendizaje y conductuales, y las consecuencias sociales y afectivas que causa el síndrome.
Si el síndrome viene acompañado de trastorno obsesivo-compulsivo o de TDAH, será recomendable, aparte de las terapias ya explicadas, tratar convenientemente estas alteraciones que pueden afectar negativamente a la calidad de vida de la persona.
Tres casos reales
¿Qué se siente al vivir con el síndrome de Tourette? Varias personas con una notoria carrera profesional nos acercan a este síndrome neurológico.
1. Mahmoud Abdul-Rauf, un jugador de la NBA
¿Se pueden sufrir Tourette y ser exitoso en la vida? El caso de Mahmoud Abdul-Rauf (cuyo nombre de nacimiento era Chris Jackson) es paradigmático. Te invitamos a que conozcas su vida en este artículo del periódico español La Información.
2. Súper Taldo: un niño chileno con tics y coprolalia
Un caso extremo de Síndrome de Tourette es el que padecía Agustín Arenas, apodado "Súper Taldo", un niño chileno que se hizo muy conocido gracias a un reportaje periodístico de la televisión chilena. Puedes conocer su historia entrando en este enlace.
Por último: un documental en profundidad sobre esta condición
Un documental realizado por el canal Xplora descubrió el caso de un chico de 20 años que fue diagnosticado a la edad de ocho años. En este breve extracto del reportaje, el afectado nos cuenta cómo es vivir un día con los constantes tics. Os lo ofrecemos a continuación.
Referencias bibliográficas:
- Bloch, M.H., Leckman J.F. (2009). Clinical course of Tourette syndrome. J Psychosom Res (Revisión) 67(6): pp. 497-501.
- Cavanna, Andrea. (2010). El Síndrome de Tourette. Alianza Editorial.
- Leckman, J.F., Cohen, D.J. Tourette''s Syndrome—Tics, Obsessions, Compulsions: Developmental Psychopathology and Clinical Care. John Wiley & Sons, Inc., Nueva York.
- Moe, Barbara. (2000). Coping with Tourette Syndrome and tic disorders. Nueva York: Rosen Pub. Group.
- O''Rourke, J.A.; Scharf, J.M.; Yu, D.; et al. (2009). The genetics of Tourette syndrome: A review. J Psychosom Res. 67(6): pp. 533 - 545.
- (1) http://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/sindrome_de_tourette.htm