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Ataques de pánico: causas, síntomas y tratamiento


Era un jueves por la tarde y Luis salía de la universidad rumbo a su casa, como de costumbre. Caminaba decidido y todo parecía normal, pero de repente comenzó a notar sensaciones extrañas que nunca antes no había sentido. Angustia, temblores en todo el cuerpo, taquicardia, ansiedad extrema y un pensamiento totalmente irracional «¡voy a morir!».

¿Qué son las crisis de ansiedad?

Luis trató de calmarse pero la ansiedad, el pensamiento y el miedo irracional se apoderaron de él, le resultó imposible calmarse, creyó que lo que pasaba por su mente estaba a punto de suceder, y en un acto casi instintivo comenzó a correr hacia todos lados tratando de encontrar algún tipo de ayuda.

Las personas que estaban en dicho lugar observaban a Luis atónitos, tratando de descifrar qué le podía estar pasando al joven, por qué corría sin rumbo. Aquellos que se aproximaron más a Luis pudieron escuchar un grito desesperado: «¡no me quiero morir!»

Cuando ya pasaron más de diez minutos del percance, Luis sentía como la ansiedad iba descendiendo, sentía como los latidos del corazón se iban regulando y como sus ideas y pensamientos se iban aclarando. Exhausto tras ese mal trago se quedó sentado y confundido en un parque, a la vista de muchas personas que comentaban entre burlas «es un pobre loco». Con miedo y confundido, Luis regresó a su casa sin ninguna respuesta lógica de lo que le pudo haber pasado.

Aquella noche marcó para Luis un antes y un después en su vida. Luis no comprendía qué le pudo haber pasado, pero vio como esos sucesos se fueron repitiendo habitualmente hasta al punto de impedirle realizar sus tareas cotidianas, entre ellas sus estudios o tener una vida familiar como la tenía antes de aquella noche. Sentía miedo de estar solo y de expresar qué le ocurría antes de que esos estados angustiosos se hicieran presentes, Luis temía que sus amigos y familiares lo tomaran por loco, y por esa razón había mantenido el silencio su sufrimiento.

Decidió confiarle a un amigo muy próximo la situación que estaba viviendo, y éste le recomendó que acudiera a un médico especialista para valorar el caso. Al día siguiente, Luis fue decidido a la consulta médica, pero el doctor no encontró en él nada anormal. Fue derivado a un profesional de la salud mental, quien después de varias sesiones, diagnosticó que Luis sufría ataques de pánico.

Esta pequeña historia que acabamos de relatar es más común de lo que podemos imaginar. Muchas personas padecen este trastorno de ansiedad y lo viven solos, sin ayuda de familiares, amigos y sin ayuda profesional. Se ha reportado un aumento en los casos de ataque de pánico en personas jóvenes entre 15 y 25 años de edad, siendo las mujeres las principales afectadas.

Qué es un ataque de pánico

Un ataque de pánico es aquella crisis donde la persona experimenta elevados niveles de angustia y ansiedad con intensos pensamientos aterradores de que algo grave puede ocurrir.

Tal como indica Shirley Trickett (2009) en su libro “Cómo superar los ataques de pánico” las crisis de pánico se definen como «una respuesta agravada frente a un miedo irracional»

Actualmente no se conoce con certeza el origen de este trastorno de ansiedad, aunque hay algunos estudios donde se sugiere que ciertas características genéticas juegan un papel importante en el desarrollo de estos ataques. Tales investigaciones no gozan de unanimidad entre la comunidad científica, pues existen voces que advierten de otros factores como precursores de las crisis.

Síntomas

Según Trickett (2009), éstos son algunos de los síntomas que presenta una persona cuando sufre un ataque de pánico:

  • Miedo

  • Desconcierto

  • Mareo

  • Dolor en pecho

  • Hormigueos en el cuerpo

  • Confusión

  • Taquicardia

  • Temblores

  • Sensaciones de asfixia

Los ataques de pánico no se pueden predecir pues no hay hora, ni fecha, ni lugar en que se puedan manifestar, dando como resultado una modificación en la vida social, laboral y familiar de la persona que lo sufre dado su carácter espontáneo.

Muchas personas solo con el recordar algún ataque que han experimentado en el pasado pueden sugestionarse hasta el punto de desarrollar otro ataque ansioso. Otras viven el día a día con una excesiva preocupación por sufrir algún ataque en cualquier momento, trayendo esto a su vida un sufrimiento psicológico y emocional permanente. Y también hay personas que, afortunadamente, no le dan una excesiva importancia a estos episodios y llevan una vida plenamente normal.

Diagnóstico

El diagnóstico debe ser realizado por profesionales, tanto en especialidad médica como psicológica, descartando cualquier anomalía somática que pueda conllevar como resultado un trastorno de ansiedad (revisión médica total), o que exista algún tipo de medicamento o sustancia psicotrópica que la persona consuma y que desencadene en un ataque de pánico.

Una vez terminado el proceso médico y descartadas todas las causas anteriores, será responsabilidad del profesional de la salud mental evaluar a la persona y advertir si cumple los indicadores para diagnosticar el caso como un ataque de pánico.

Tratamiento

Existen dos tipos de tratamiento para las crisis de ansiedad, pudiendo combinarse ambas:

a) Farmacológico: tratamiento con ansiolíticos y antidepresivos, obviamente bajo prescripción médica. Únicamente un psiquiatra está autorizado para recetar qué tipo de medicamentos y durante qué periodo se administrará la dosis del fármaco.

b) Psicoterapia: en lo que respecta a la terapia psicológica, algunas escuelas como la terapia cognitivo-conductual ha reportado una gran eficacia en este tipo de casos. El psicólogo podrá proveer un plan de intervención con el paciente donde se le sugiera diferentes formas de afrontar una crisis de pánico y enfrentarse cualquier situación temida por parte del paciente con herramientas y recursos para minimizar la ansiedad.

Para obtener mejores resultados una combinación de los dos tratamientos es ideal y lo más recomendable. Algunos profesionales recomiendan otros tipos de técnicas que pueden complementar el tratamiento, aunque escapen del campo científico pueden ser consideradas si el paciente encuentra gusto en practicarlas como son yoga, meditación, etc.

El apoyo emocional que se le puede brindar a una persona que esté pasando por este tipo de casos siempre será importante. Como decía Sigmund Freud: «La ciencia moderna no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas palabras bondadosas».

Referencias bibliográficas:

  • Trickett, S. (2009). Cómo superar los ataques de pánico. Editorial Hispano – Europea. Barcelona – España.