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Las 9 causas de la falta de inspiración (y cómo gestionarlas)


La inspiración es el estado mental que nos permite ser altamente creativos, dar con soluciones innovadoras o alcanzar una solución original a un problema nuevo, por lo que aunque solemos relacionarla al mundo del arte y de la artesanía, tiene relevancia en muchos ámbitos de la vida. Aunque eso sí, este fenómeno viene y va, y no siempre nos sentimos igual de inspirados.

En este artículo hablaremos sobre las causas de la falta de inspiración y qué hacer para sentirnos nuevamente inspirados.

¿Qué entendemos por inspiración?

Podríamos definir la inspiración como un estado que permite al sujeto ser creativo o dar con respuestas antes no planteadas. De este modo, podemos observar la inspiración en distintos ámbitos o contextos. Esta cualidad permite encontrar soluciones nuevas, innovadoras que hasta el momento el sujeto no había tenido presente o no había valorado; no solo tiene relevancia en el mundo del arte.

En muchas ocasiones este término lo utilizamos especialmente en el ámbito artístico, como podría ser la pintura, el dibujo, la escritura… Así pues, pese a poder encontrar sujetos que presentan mayor facilidad para mostrarse inspirados, no siempre lo estarán, ya que como hemos dicho es un estado y, por tanto, fluctúa dependiendo del momento y de la situación. Veremos que hay condiciones que ayudan a lograr la inspiración, en cambio otras dificultarán que esta tenga lugar.

Causas que provocan una falta de inspiración

Así pues, ya sabemos que pueden existir distintos factores que influyen en nuestro estado de inspiración, por esta razón cuando nos encontramos con falta de ideas, de creatividad… En definitiva, estamos poco inspirados. El mejor modo de actuar ante este estado y recuperar la inspiración consiste en plantearnos y valorar cuál es la causa que genera esta disminución, esta sensación de bloqueo, para poder hacerle frente.

Veamos pues cuáles son algunas de las causas más habituales que pueden generar esta falta de inspiración. Estas son muy diversas y pertenecen a distintas áreas del individuo y de la gestió de las emociones.

1. Sentimiento de vacío reforzado por uno mismo

Sentir que no tenemos ninguna idea o que las ideas que tenemos no son buenas es una experiencia muy común. De este modo, se produce un auto-sabotaje donde el propio pensamiento del sujeto bloquea la inspiración, porque nos acostumbramos a ser muy duros o pesimistas a la hora de valorar lo que pasa por nuestra mente. Es el propio individuo quien dificulta y reduce la posibilidad de sentirse inspirado, dado que aunque no sea consciente de ello, siente un interés por alimentar una narración trágica o triste acerca de lo que le ocurre, para darle sentido a la experiencia.

2. Pánico a exponerse

Se trata del miedo a expresarnos y a que los demás puedan leer, ver, conocer nuestra creación. En tareas relacionadas on la creatividad y la expresión e sentimientos es relativamente común que los autores se vean aterrorizados ate esta perspectiva, sobre todo en sus primeros pasos: la obra no deja de ser parte de nosotros, un modo de expresar cómo nos sentimos, qué nos gusta, qué nos da miedo…

Así, puede producirse también un autobloqueo por vergüenza o reticencia a que los demás conozcan o sepan de nosotros.

Déficit de creatividad

3. El cansancio

Una de las razones más habituales que puede que no tengamos en cuenta es el cansancio en sí mismo. Para lograr la inspiración es necesario estar activo y despierto mentalmente, pero a la vez, no sentir cómo el foco atencional queda desplazado hacia la propia experiencia del malestar o el agotamiento.

De esta forma, si no llevamos una rutina saludable (para mantener el cuerpo en condiciones óptimas y con energía), si no hemos descansado lo suficiente, puede que nuestras condiciones no sean las adecuadas para conseguir inspirarnos: puede que de vez en cuando nos venga alguna idea interesante, pero nos desprenderemos de ella antes de intentar experimentar con lo que nos ha aportado.

4. Estrés en el trabajo

El estrés laboral puede deberse a múltiples situaciones: una elevada demanda de faena, un jefe muy autoritario y demandante, mala relación con los compañeros, mal ambiente de trabajo… En definitiva, son factores que, aparte de cansarte mentalmente, también crean en ti una situación de tensión y de malestar que repercute en la creatividad. Y es que ifícilmente podrás dedicarte a las labores cretivas si siempre estás en "modo alerta" dirigiendo tu atención hacia posibles señales de que debes ocuparte de una urgencia, de que debes ponerte cuanto antes a resolver responsabilidades acumuladas, etc.

Una cosa es abrir la mente a la inpsiración y otra es pasar a ser muy sensible a cualquier indicio de que debas actuar rápidamente para esquivar el peligro o los riesgos en lo laboral.

5. Ser muy perfeccionista

Querer hacer las cosas bien hechas es, por lo general, bueno, puesto que ayuda al sujeto a esforzarse y mantenerse concentrado en la tarea. Pero un extremo de esta tendencia a ser perfeccionista deja de ser funcional, dado que el individuo se vuelve inflexible y se vuelve más expuesto al miedo al fracaso, algo que paradógicamente lleva a no atreverse a poner en práctica las propias ideas.

Si la persona no es capaz de empezar a aplicar o a desarrollar una idea reativa, nunca la valorará como suficientemente buena, derivando en un estado de bloqueo donde el sujeto no será capaz de avanzar, dificultando e impidiendo así la inspiración.

6. Bajo estado de ánimo

Cuando no estamos bien anímicamente, ya sea por algún acontecimiento concreto que afecta a nuestro estado de ánimo o porque simplemente no nos sentimos al 100% sin haber una causa aparente, este estado de apatía, de ánimo bajo, repercute en nuestra actividad mental, la vuele menos fluida. Es decir, la afectación emocional se vincula también con una afectación cognitiva, derivando en una disminución o falta de inspiración.

7. Ser demasiado racionales o lógicos

Una característica o capacidad que se relaciona con la inspiración es la flexibilidad que nos permite dar con alternativas distintas, plantear diferentes respuestas, que no tienen por qué ser las habituales.

Cuando tenemos un pensamiento muy lógico o racional y pretendemos que todo sea de un mismo modo, nos mostramos rígidos, sólo concebimos el problema o la realidad de una misma manera, no damos cabida a la variación. Esto deriva, como ya mencionamos, en un bloqueo y en la imposibilidad de seguir avanzando, afectando de este modo el estado de inspiración del individuo.

8. Falta de motivación

La baja motivación aparece cuando no estamos dispuestos o dirigidos hacia una meta u objetivo, ya sea porque no tenemos claro qué destino queremos alcanzar o porque la meta que nos hemos marcado es demasiado abstracta. Esta falta de motivación obviamente repercute en nuestra inspiración y en nuestra capacidad de crear o lograr el resultado esperado.

9. Falta de tiempo

La falta de tiempo a dedicar a la tarea también perjudica a nuestro estado de inspiración, ya sea porque otras obligaciones diarias no nos lo permiten o porque nos cuesta ponernos y mantenernos concentrados en la actividad.

Para lograr inspirarnos es necesario organizar bien nuestro tiempo y dedicarle al menos unos minutos a la tarea o actividad que queremos realizar, puesto que si no, es muy difícil conseguir conectar entre sí imágenes o ideas en nuestra mente: siembre habrá algo que tirará de ellas para aplicarlas a otras responsabilidades y actividades.

Como aumentar la inspiración

Ahora que ya conocemos algunas de las causas que pueden comportar una falta de inspiración es más fácil entender qué soluciones o estrategias pueden ayudar a mejorar nuestra sensibilidad a lo creativo.

1. Afronta la situación

El miedo a no hacerlo perfecto, al qué pensarán los demás o a creer que todas nuestras ideas son erróneas o sin valor genera en nosotros un rechazo a actuar y a evitar así la situación. Pero el único modo de conseguir inspiración es afrontando la situación y prestarle atención a la tarea que queremos hacer; si no nos concentramos en ella y solo la evitamos es muy difícil (por no decir imposible) que nos surja la inspiración, no dejamos que esta tenga lugar en nuestra mente.

2. Cortar el bloqueo

Si llevamos un tiempo centrándonos en una misma actividad u objetivo y sentimos que no avanzamos y cada vez nos notamos más bloqueados, la mejor opción es parar durante un tiempo más o menos largo, para lograr que despejarnos y volver a afrontar la tarea con mayor motivación y con otras ideas en mente, con más facilidad para considerar otras perspectivas.

3. Realiza otra actividad

Aunque puede parecer que dejar de hacer la actividad que nos concierne para realizar otra produce una pérdida de tiempo, realmente cambiar de tarea nos puede ayudar a abrir nuestra mente, desbloquearnos y adoptar otra perspectiva de las cosas. El motivo es que nos ayudará a romper con los bucles de pensamiento que hemos estao alimentando al pensar siempre en las mismas cosas y ante los mismos objetos y estímulos; es una manera de "mezclar" sensaciones, emociones y pensamientos.

De este modo, no solo no nos ralentizará, sino que nos ayudará a desencallarnos y poder avanzar.

4. Encuentra lo que te motiva

Como ya hemos visto, la motivación es muy importante para mantenernos inspirados. De esta forma es fundamental seleccionar qué tareas o temas nos gustan y realizar o centrarnos en lo que realmente es de nuestro agrado. Una vez hayamos conectado emocionalmente on algo que nos motiva, las ideas nuevas fluirán a través de nosotros y las podremos aprovechar para otras cosas.

Aun así, sabemos que en la vida no es todo tan fácil y que a veces debemos realizar tareas que no son totalmente de nuestro agrado; en estos casos intenta ver pequeños puntos o razones a favor que te mantengan motivado/a, como la finalidad de esta tarea, qué puedes lograr, qué comporta la tarea, las sesnaciones que te aporta, las señales de que has ido aprendiendo algo que considerabas difícil, etc.

5. Cambia el modo de plantear la actividad

Otra estrategia que también te puede ser útil consiste en cambiar el modo de realizar o plantear la actividad; curiosamente, el hecho de ponernos limitaciones a la hora de plantearnos resolver un problema creativo nos ayuda a tener más ideas que si tuviésemos más opciones.

Es posible que nos sintamos estancados y sin inspiración, pero existen distintos modos de plantear la tarea que nos pueden ayudar a valorar y tener en cuenta otras perspectivas, prescindiendo de las que habíamos estado usando hasta ese momento. Así, podemos intentar focalizarnos en otra parte de la actividad, o utilizar otros temas y/o materiales de los que partir.