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9 efectos negativos de la marihuana en el cerebro


La marihuana es la droga ilegal más consumida del mundo, y la tercera droga solo detrás del tabaco y del alcohol. El negocio del cannabis mueve muchísimo dinero por todo el mundo, tanto ilegal como legal en cada vez más lugares.

Cada vez hay más empresas que se lucran vendiendo marihuana o productos relacionados con su consumo (pipas, materiales de auto-cultivo, etc). Por eso, las redes sociales están cada vez más inundadas de informaciones falsas sobre el consumo recreativo de cannabis, minimizando sus riesgos y exagerando sus supuestos beneficios.

La realidad es que el consumo intenso de marihuana puede provocar daños cerebrales de todo tipo, y empeorar cualquier problema psicológico previo. Existen multitud de estudios que muestran cómo el THC (y otras sustancias presentes en la planta del cannabis) cambian la manera de funcionar del cerebro, en muchos casos a peor.

Los principales efectos perjudiciales que la marihuana tiene en el cerebro

En este artículo voy a hablar de los posibles efectos de la marihuana en el cerebro, los negativos, aunque a las empresas que se lucran de la marihuana no les interese que se hable públicamente de los riesgos del consumo frecuente o excesivo de cannabis.

1. Amnesia

El consumo excesivo de marihuana puede provocar problemas de memoria, dificultades para acceder a ciertos recuerdos.

Es habitual hablar con algunas personas que consumen marihuana a diario y comprobar que pierden el hilo de la conversación. Aunque parezca un estereotipo, está basado en la realidad, y muchas personas que consuman a menudo lo habrán comprobado.

2. Problemas de concentración

Otros de los efectos negativos del consumo de cannabis suelen ser los problemas de concentración. Estos daños cerebrales se hacen más patentes y obvios cuando hablamos de adolescentes o personas muy jóvenes consumiendo, pues sus cerebros están todavía en desarrollo, por lo que el consumo temprano de cannabis limita su desarrollo intelectual y emocional.

3. Esquizofrenia y psicosis

Los síntomas de esquizofrenia o los brotes psicóticos suelen ser las consecuencias más dramáticas cuando hablamos de consumo excesivo de marihuana. Episodios en los que la persona pierde conexión con la realidad, y pone en riesgo su vida y la de personas a su alrededor, en muchos casos terminando en urgencias en un hospital, o bajo medicación psiquiátrica durante mucho tiempo.

Es importante que aclaremos que no todas las personas que consuman marihuana van a sufrir psicosis. Es un asunto complejo y que depende mucho de la genética. Fumar porros con frecuencia puede “activar” la psicosis en algunas personas con una cierta vulnerabilidad genética. En algunas personas puede ocurrir muy pronto, a los pocos meses o semanas de empezar a consumir, y en otras puede tardar años.

La realidad es que ningún adolescente que empieza a fumar porros viene con un análisis genético en la mano, por lo que ningún consumidor de cannabis puede realmente descartar la posibilidad de que tarde o temprano su consumo le provoque daños cerebrales y problemas psiquiátricos graves. Son frecuentes los episodios de “paranoia” entre personas que han fumado marihuana (dependiendo de la cantidad, de la variedad, de su frecuencia de consumo, su genética, etc). La mayoría de efectos negativos de la marihuana se relacionan con el THC (su principal principio activo, y responsable del “colocón” que la gente busca al fumarse un porro).

Algunos estudios hablan de hasta un 40% más de probabilidades de sufrir psicosis entre consumidores de marihuana.

4. Problemas de sueño

Los problemas de sueño son extremadamente comunes entre personas que fuman marihuana.

Muchos empiezan a escalar y aumentar su frecuencia de consumo porque notan que les ayuda a quedarse dormidos más fácilmente. Pero pagan el precio de que tienen un sueño de mucha peor calidad, con fases REM muchísimo más cortas (sin sueños), limitando su descanso.

También es habitual que la gente tenga miedo a dejar los porros porque piensan que sin fumar marihuana no van a ser capaces de dormir, que van a sufrir insomnio. Aquí estamos hablando de una clara dependencia, y una parte importante de cualquier tratamiento psicológico para dejar la marihuana pasa por ayudar a la persona a mejorar sus hábitos de sueño para que no vuelva a necesitar fumarse un porro para poder dormir.

5. Depresión

No solo se relaciona el consumo de cannabis con sintomatología depresiva, sino que muchas personas que sufren de depresión acuden al consumo de marihuana (u otras drogas) para intentar lidiar con el malestar diario. El consumo de marihuana para la depresión supone un círculo vicioso en el que la persona, cuanto peor se siente, más fuma, y cuanto más fuma, peor se siente cuando no fuma.

6. Ansiedad e irritabilidad

El consumo habitual de cannabis también se relaciona con cuadros de ansiedad, irritabilidad o explosiones de ira.

Muchas personas consumen marihuana a diario porque no saben cómo lidiar con la ansiedad y el estrés en el día a día. La persona que fuma con frecuencia, se desconecta más y más de lo que siente, y termina usando los porros como una forma de auto-medicarse. Entonces, cuando intenta dejar de fumar, siente pánico al pensar en toda la ansiedad que experimentará y que no sabrá lidiar con ella sin fumarse un porro.

7. Pérdida de motivación

El síndrome amotivacional es otro de los efectos negativos del cannabis más frecuentes. Mi consulta de psicoterapia se llena de personas que fuman varios porros al día y que no tienen ganas de hacer nada, han dejado los estudios o les cuesta mucho ir al trabajo sin haber fumado antes.

Por eso el cannabis es una droga adictiva. Porque como cualquier otra droga, afecta directamente al sistema de recompensa cerebral, a los circuitos de dopamina y otros neurotransmisores relacionados con la motivación y el refuerzo de la conducta o los hábitos.

El cerebro de la persona se acostumbra al consumo habitual de marihuana y termina eclipsando todo lo demás. Actividades que antes motivaban y hacían ilusión, ahora se vuelven grises y la persona pierde el interés en todo lo que no sea fumar porros.

8. Desconexión de las relaciones

Fumar porros a diario también limita las interacciones sociales de la persona, hace que se “encierren en sí mismos”, y que pierdan el interés en pasar tiempo con personas que no fuman porros. Los familiares y personas cercanas suelen relatar cómo les cuesta mucho disfrutar de conversaciones o de contacto con otras personas.

9. Adicción

La marihuana es una droga adictiva, eso nadie lo puede negar a estas alturas. Los daños cerebrales derivados de la marihuana hacen que esta sienta angustia o incluso terror al pensar en vivir sin fumarse un porro.

Como con cualquier otra droga, la persona que disfruta del consumo empieza a escalarlo y a fumar cada vez más y con mayor frecuencia. Desarrolla tolerancia (la marihuana no le hace tanto efecto como antes), por lo que empieza a fumar más y más. Hasta que llega un punto en que su vida gira alrededor de fumar porros, y se encierran cada vez más en entornos que promuevan su consumo (grupos de amigos que también fuman porros, o comunidades online que le animan a seguir consumiendo, haciéndole pensar que la marihuana es inocua y no causa problemas).

Cómo dejar la marihuana

Si has intentado dejar los porros y no lo has conseguido, necesitas ayuda profesional.

Me llamo Luis Miguel Real, y soy un psicólogo especialista en adicciones. A lo largo de los años, he ayudado a muchas personas a dejar la marihuana. Si necesitas ayuda, ponte en contacto conmigo lo antes posible y nos pondremos a trabajar en ello.