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Las personas curiosas son más inteligentes


Un estudio publicado en la revista Neuron, afirma que la curiosidad es beneficiosa para el aprendizaje. Según esta investigación, a la gente le resulta más fácil memorizar y retener información sobre aquellos temas que le resultan curiosos, porque este estado de motivación intrínseca aumenta la actividad del mesencéfalo, el núcleo accumbens y el hipocampo (zonas cerebrales relacionadas con el aprendizaje, la memoria y la repetición de conductas placenteras).

Pese a que muchos de nosotros ya lo hayamos experimentado alguna vez, estos hallazgos podrían ayudar a los científicos a encontrar nuevas maneras de mejorar el aprendizaje y la memoria, y podrían proporcionar nuevas estrategias educativas para los maestros.

La relación entre curiosidad y aprendizaje no es nueva

Que aprendemos más rápido sobre aquellos temas que despiertan nuestro interés y nuestra curiosidad no es novedoso. Seguramente, cuando a una persona dice “que no le gusta o que no siente curiosidad por lo que estudia”, tendrá dificultades para llevar a cabo un buen aprendizaje. De hecho, aprendemos mucho mejor mediante el aprendizaje significativo. Pero esta investigación aporta información sobre cómo se relaciona la curiosidad con el funcionamiento del cerebro y cómo afecta la motivación intrínseca al aprendizaje.

Matthias Gruber y sus colaboradores llevaron a cabo la investigación en la Universidad de California y encontraron que cuando sentimos curiosidad por algo, nuestra mente no solamente absorbe lo que nos interesa, sino que también memorizamos los datos que rodean a la materia de nuestro interés, y que en un principio es ajena al objeto de curiosidad. Por otro lado, los investigadores también concluyeron que el hipocampo, que ayuda a la formación de la memoria, se activa más cuando mostramos más interés.

Núcleo accumbens: motivación, placer y aprendizaje

Una zona del cerebro implicada con la motivación y la repetición de conductas placenteras es el núcleo accumbens (que forma parte del sistema de recompensa). Éste se encuentra en ambos hemisferios, y recibe aferencias de varios centros cerebrales relacionados con las emociones (amígdala e hipotálamo) y la memoria (emocional, procedimental y declarativa). Además, éste recibe aferencias dopaminérgicas del área tegmental ventral y áreas motoras de la corteza. La presencia de dopamina en el núcleo accumbens facilita la memoria a largo plazo y el aprendizaje.

Pero el núcleo accumbens también está relacionado con la motivación, y la curiosidad provoca la activación del el circuito de recompensa (del que el núcleo accumbens forma parte). Guber afirma: “Hemos demostrado que la motivación intrínseca en realidad recluta las mismas áreas del cerebro que están fuertemente involucradas en la motivación extrínseca tangible".

Por otro lado, como habían concluido otras investigaciones en el pasado, para activar el núcleo accumbens es necesario que el suceso sea novedoso e inesperado (que no concuerde con la información que tenemos almacenada en la memoria). Tras esta investigación, parece ser que la curiosidad, que puede ser entendida como la búsqueda de la novedad o el deseo de saber o averiguar algo, también lo activa.

Datos del estudio y conclusiones

Para llevar a cabo el estudio, se reclutó a 19 estudiantes para calificar más de 100 preguntas de una trivia, indicando su grado de curiosidad (del 0 al 6) y su percepción de autoconfianza en responderlas correctamente.

Luego, los científicos midieron la actividad cerebral de cada sujeto utilizando la técnica de imagen llamada resonancia magnética funcional (IRMf). Mientras tanto, en una pantalla, se le mostraba a cada participante las preguntas que habían calificado como curiosas o no curiosas, y cada pregunta tardaba 14 segundos en aparecer. En este intervalo de tiempo, aparecían imágenes de rostros con una expresión facial que nada tenía que ver con las preguntas.

Más tarde los estudiantes respondieron a estas preguntas y, además, se les realizó un examen sorpresa en el que debían recordar las caras. Los resultados indicaron que los sujetos recordaron las caras en el 71% de los casos en que habían calificado la pregunta cómo curiosa. Por el contrario, en las preguntas que habían sido calificadas como no curiosas, sólo recordaron el 54% de los rostros. Algo que no sorprendió a nadie.

Pero lo que sí que sorprendió a los investigadores es que al analizar el test de reconocimiento de caras, cuanto más curiosa habían evaluado una foto (del 0 al 6) los participantes, más caras recordaban. Además, pese a que las caras no tenían relación con las preguntas, las memorizaban incluso 24 horas más tarde.

Resumiendo

En resumen, tras el estudio, los investigadores afirmaron que:

  • El estado de curiosidad ayuda a mejorar el aprendizaje, pues memorizamos temas que nos resultan más interesantes (aunque sean más difíciles).
  • Cuando se activa en nuestro cerebro “el estado de curiosidad” somos capaces de retener la información, incluso de material incidental (aquel sobre el cual no sentimos tanta curiosidad en un principio).
  • El estado de curiosidad activa en nuestro cerebro el núcleo accumbens y el mesencéfalo (áreas implicadas en el aprendizaje, la memoria, la motivación y el refuerzo de conductas placenteras) y el hipocampo.
  • El material que aprendemos cuando nuestro cerebro está activado de este modo perdura mucho más tiempo, dando lugar al aprendizaje significativo.