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Prueba del diferencial semántico: qué es y cómo se usa en psicología


En evaluación psicológica, las pruebas subjetivas pretenden analizar la personalidad de las personas para predecir posibles disfunciones. En este artículo conoceremos una de ellas, la prueba del diferencial semántico de Osgood y colaboradores (1952, 1972).

Esta prueba tiene su base teórica en la teoría mediacional de Osgood (de corte neo-conductista), según la cual los procesos cognitivos intermedios (encubiertos) modulan las relaciones funcionales entre estímulos y respuestas.

Pruebas subjetivas: características

La prueba del diferencial semántico se clasifica como una prueba subjetiva. Las pruebas subjetivas tienen por objetivo que el sujeto describa, clasifique o se califique a sí mismo, objetos y personas, o bien que las personas allegadas al sujeto hagan lo mismo respecto a él.

Este tipo de pruebas son semiestructuradas, voluntarias (es decir, que el sujeto las puede falsear) y no enmascaradas (el sujeto sabe qué se está evaluando).

Además, se trata de pruebas no tipificadas; es decir, no existen normas establecidas que permitan la interpretación de las puntuaciones obtenidas en el test. En relación a esto, sólo existirían dos excepciones: el ACL (Adjective Checklist de Gough) y el DACL (Lista de Adjetivos de Lubin), que son pruebas subjetivas tipificadas.

A partir de las pruebas subjetivas, se puede realizar un análisis cuantitativo o cualitativo de los datos. Su origen radica en planteamientos teóricos fenomenológicos y cognitivos, y son muy usadas en modelos cognitivo-constructivistas.

Prueba del diferencial semántico: ¿qué es?

La prueba del diferencial semántico fue elaborada por Charles Osgood, George Suci y Percy Tannenbaum en 1957. Esta prueba mide las respuestas de los sujetos frente a objetos o estímulos semánticos (conocidos como “conceptos”) a través de escalas de estimación definidas por adjetivos bipolares contrarios (por ejemplo: generoso/egoísta, desconfiado/ingenuo, nervioso/tranquilo…

Los autores plantean que un concepto adquiere significado cuando un signo (palabra) puede provocar la respuesta que está asociada al objeto que representa; es decir, el sujeto reacciona ante el objeto simbolizado.

Para su construcción, se seleccionan los conceptos o estímulos semánticos a través de criterios empíricos o racionales. La prueba permite indagar la significación que tienen los conceptos elegidos para un sujeto o grupo de sujetos.

Formatos

Los formatos de la prueba del diferencial semántico pueden ser de diversos tipos.

Por ejemplo, uno podría ser el siguiente: tendría como cabecera “YO ACTUAL”, y debajo los adjetivos antónimos en formato de escala de estimación: aquí el sujeto debe situarse entre los adjetivos, según sea más uno u otro (aumentando la proximidad hacia el adjetivo que considere que mejor le define).

Otro formato sería el que incluye en la cabecera los adjetivos antónimos, por ejemplo “CARIÑOSO-ARISCO” y debajo las personas que el sujeto evaluará: “padre”, “madre”, “yo actual” y “pareja”, por ejemplo.

Es decir, el sujeto puede evaluarse sólo a sí mismo, o evaluar a más personas (siempre según su punto de vista).

¿Cómo se desarrolla?

Vamos a ver con un poco más de detalle cómo se desarrolla la prueba.

Se propone una lista de adjetivos al sujeto, que debe relacionar con los conceptos propuestos. Como ya hemos visto, los adjetivos se presentan en forma bipolar, mediando entre ambos extremos una serie de valores intermedios. Por ejemplo se presenta el par "justo" / "menos justo", separados por una especie de regla graduada en la que el sujeto debe marcar cómo ubicaría el concepto en relación con ambos polos.

Es importante saber que no se deben contraponer conceptos del tipo "bueno/malo" ya que la escala de medición del diferencial semántico es no comparativa, por lo que se debe bipolarizar siempre las preguntas en torno al mismo concepto.

Factores en que satura la prueba

El interés principal de Osgood y sus colaboradores consistía en estudiar la estructura del significado de los sujetos. Los autores concluyeron que tal significado tiene tres dimensiones: evaluación, potencia y actividad.

Así, las escalas de estimación o adjetivos bipolares de la prueba del diferencial semántico, saturan en estas tres dimensiones o factores:

1. Evaluación

Se trata del contenido que tiene connotaciones valorativas (por ejemplo: bueno/malo; hermoso/feo).

2. Potencia

Consiste en todo aquel contenido que expresa poder o fuerza (por ejemplo: fuerte/débil; grande/pequeño).

3. Actividad

Se refiere al contenido activo, por ejemplo lento/rápido o pasivo/activo.

Fuentes de error

Existen una serie de fuentes de error en la prueba del diferencial semántico, provenientes del sujeto o sujetos evaluado/s. Dichos errores son:

1. Deseabilidad social

Se trata del hecho de querer gustar o dar una buena imagen, por parte del sujeto; influye en el factor evaluativo.

2. Formato escalar

El hecho de que la prueba del diferencial semántico se base en estimaciones a partir de escalas, hace que los sujetos pueden presentar ciertas tendencias de respuesta, por el propio formato de la prueba.

Así, se ha visto cómo los sujetos con un cociente intelectual (CI) alto, tienden a dar respuestas más centrales en la escala; por otro lado, los sujetos con un CI bajo, tienden a responder en los extremos. Sucede lo mismo con los sujetos deprimidos (dan respuestas centrales) y los sujetos ansiosos (dan respuestas extremas).

Análisis de la información

Se pueden realizar dos tipos de análisis en la prueba del diferencial semántico:

1. Análisis del perfil

Se analiza el sujeto y las opiniones que él mismo da sobre otros (por ejemplo sobre su padre y sobre su madre); permite comparar las diferentes puntuaciones (de los diferentes sujetos) entre sí.

2. Análisis de distancias

En este caso se analiza el sujeto en dos momentos temporales diferentes (“antes y después”), aunque puede incluir más momentos temporales. Es decir, permite comparar las respuestas del sujeto en el tiempo, y observar cómo éste ha evolucionado en cada uno de los adjetivos bipolares.

Referencias bibliográficas:

  • Cohen, R.J., Swerdlik, M.E. (2002). Pruebas y evaluación psicológicas. McGraw-Hill. Madrid.
  • Fernández-Ballesteros, R. (2005). Introducción a la Evaluación Psicológica I y II. Ed. Pirámide. Madrid.
  • Fernández-Ballesteros, R. (2011) Evaluación Psicológica. Conceptos, métodos y estudio de casos. Ed. Pirámide. Madrid.