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La desconexión personal por relaciones familiares tóxicas


Las experiencias que vivimos en el contexto familiar tienen una gran influencia en nuestra manera de percibir y de gestionar tanto las relaciones personales, como la relación que mantenemos con nuestras propias emociones. Es por eso que, en psicoterapia, uno de los aspectos en los que se trabaja para ayudar a los pacientes tiene que ver con su manera de interactuar con sus familiares.

Y es que el modo en el que hemos estado conviviendo o compartiendo momentos clave con nuestros padres, tíos, abuelos y otras figuras de referencia tiene un impacto psicológico importante en nosotros, para lo bueno y para lo malo. Es por eso que, si esas relaciones familiares se vuelven tóxicas, lo más probable es que desarrollemos problemas psicológicos que se plasmen en nuestra manera de intentar hacer amigos, de comunicarnos con los compañeros de trabajo, etc.

En este artículo encontrarás un resumen acerca de cómo se genera la desconexión emocional con los demás a causa de haber pasado por experiencias familiares problemáticas, y qué se hace en la consulta del psicólogo para abordar estos problemas.

El impacto psicológico de las dinámicas familiares tóxicas

Si cada persona es única e irrepetible, esta idea puede ser aplicada tanto o más en el caso de las familias. Sin embargo, todas tienen en común que juegan un papel fundamental en el desarrollo de la personalidad de los seres humanos, sobre todo durante la infancia y la adolescencia.

Pero incluso en la adultez, unas dinámicas familiares tóxicas contribuyen a que quien las sufre se aísle socialmente. No necesariamente pasando poco tiempo en compañía de otras personas, sino sobre todo viéndose incapaz de “conectar” de una manera emocionalmente significativa con los demás.

Es decir, que la familia no es solo esa estructura de andamios sobre la que construimos nuestras habilidades para socializar, habiendo practicado en primer lugar con padres, madres y familiares. Además, constituye en la mayoría de los casos el entorno que entendemos que debería ser nuestro “entorno seguro”, en el que lo normal sería que viésemos satisfechas nuestras necesidades más importantes, entre ellas la de conservar un cierto nivel de autonomía y tiempo para nosotros.

Teniendo en cuenta eso, no sorprende que los problemas familiares tengan implicaciones en todos los ámbitos de la vida de la persona.

¿Por qué surge la desconexión emocional tras los problemas en la familia?

En esencial, las experiencias emocionalmente dolorosas o incluso traumáticas asociadas a la familia llevan a muchas personas a aislarse socialmente, de manera consciente o inconsciente. Algunas de las causas que alegan son las siguientes:

⦁ Miedo a que alguien les cause el mismo malestar que han sufrido en sus familias. ⦁ Vergüenza por la imagen que creen que transmiten sus familias. ⦁ Creencias disfuncionales acerca de la bondad o la maldad humana. ⦁ Falta de tiempo o de energía para cultivar amistades, por tener que lidiar con conflictos en sus familias.

Aislamiento social

¿Cómo te pueden ayudar los psicólogos ante estos problemas?

Tal y como hemos visto, cada familia tiene sus propias dinámicas y características, por lo que cualquier forma de intervención terapéutica empieza siempre examinando caso por caso qué es lo que le ocurre al paciente. Una vez hecho esto, los psicólogos establecen una hipótesis de trabajo y proponen posibles soluciones para ayudar a que la persona supere su malestar, además de consensuar una meta específica a la que debe llegar (con la ayuda y la asistencia del/la profesional).

Estas intervenciones psicológicas para dar solución a la desconexión emocional pueden adoptar muchas formas dependiendo de las causas específicas del problema, pero por lo general destacan las siguientes estrategias y técnicas.

1. Entrenamiento en resolución de conflictos y en asertividad

Como las dinámicas tóxicas de la familia forman parte de las causas de lo que le pasa al paciente, normalmente es de gran ayuda entrenarle en habilidades de gestión de los conflictos.

El objetivo es que, desde la asertividad, pueda conservar su individualidad y que pueda hacerse valer ante esos miembros de la familia que consciente o inconscientemente han estado contribuyendo a que no pueda relacionarse con normalidad con los demás.

2. Reestructuración cognitiva

La reestructuración cognitiva se basa en poner a prueba a las creencias que el paciente se aferra, para ver cuáles son disfuncionales y juegan en su contra a la hora de superar el problema que sufre.

Una vez hecho eso, se proponen ideas y marcos de interpretación de la realidad alterativos, que le permitan percibir lo que le pasa de un modo más equilibrado, realista y rico en matices, sin caer en el pesimismo que le había estado paralizando. De este modo se contribuye a mejorar la autoestima, de manera que la persona no asuma de antemano que va a fracasar si intenta “conectar” con alguien.

3. Desensibilización al miedo al rechazo

Muchas personas que tienen esta clase de problemas sienten una desconexión emocional con las personas de su alrededor porque no se atreven a abrirse ante ellas, al temer que los demás vayan a cebarse con sus vulnerabilidades. Es decir, que parte de lo que ocurre tiene que ver con el auto-sabotaje: la persona decide renunciar a la posibilidad de tener relaciones significativas y a conectar afectivamente con los demás a causa de las experiencias dolorosas que ha vivido con su familia, con tal de evitar que ocurra algo parecido.

Para dar resolución a esta clase de malestar, los psicólogos guían a estas personas en el proceso de poner a prueba estas relaciones más cercanas con el resto, para que de manera gradual vayan viendo que no hace falta mantenerse en esa actitud extremadamente defensiva.

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