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El método nunchi: el fenómeno cultural coreano que ayuda a ser feliz


Son muchas las palabras en cada idioma que hacen referencia a un concepto relacionado con la búsqueda de la felicidad, un método que nos da mayor bienestar o una estrategia para vivir mejor en sociedad y en sintonía con la misma.

Los suecos tienen el “lagom”, los daneses el “hygge” y los japoneses el “ikigai”. Todas y muchas más palabras curiosas se asemejan a un método que llevan siglos usando los coreanos para vivir en sintonía con su sociedad colmena: el método nunchi.

Muy popularizado en occidente en los últimos años a raíz de la mayor difusión de enfoques relacionados con la Inteligencia Emocional, el nunchi se ha vuelto algo que fundamental a conocer. Descubramos qué es y cómo aplicarlo.

¿Qué es el método Nunchi?

El método nunchi se puede entender como una especie de sentido común coreano y, a la vez, habilidad adquirida a lo largo de la vida. Este término, tan novedoso y exótico para nosotros como occidentales, no es más que una palabra coreana cuyo concepto es, prácticamente, sinónimo de Inteligencia Emocional. El nunchi o noonchi (눈치) significa en este idioma asiático “fuerza ocular” o “medida del ojo” y es muy valorado como cualidad en Corea como una cualidad que facilita poder construir relaciones felices y satisfactorias.

Es el arte de comprender el universo mental y emocional de los demás, entender cómo se sienten y qué piensan para saber cuál es la mejor forma de actuar acorde con la situación.

Esto forma parte de la cultura coreana desde tiempos inmemoriales, habiendo quienes dicen que lleva existiendo desde hace miles de años. No podemos afirmar que esto sea así, pero sí que es algo del que se tiene constancia que lleva integrado en la sociedad coreana desde hace tiempo, pues ya en el siglo XVII se destacaba como quienes eran hábiles en esa “fuerza ocular” les valía para alcanzar el éxito social.

Es una idea que destaca la importancia que tiene ser consciente de las emociones ajenas para poder vivir mejor, ser más feliz y progresar social y económicamente.

Nunchi: Inteligencia Emocional coreana

El método nunchi nos ha llegado a Occidente por medio de la periodista coreano-estadounidense Euny Hong. Esta autora ha sabido explicar muy bien al público occidental algo que se lleva practicando desde hace siglos en Corea y que en el país asiático es visto como de sentido común. Hong lo explica en su libro “El poder de Nunchi: El secreto coreano para la felicidad y el éxito” (2019). Con esta publicación ha contribuido a que aquí sepamos que, aquello que popularizó Daniel Goleman en los 1990’ y que parecía tan innovador en esa década, los coreanos llevaban mucho tiempo aplicándolo.

La inteligencia emocional ha sido importante desde siempre tanto en Oriente como en Occidente. Que le hayamos dado este nombre desde hace poco no significa que no existiera ni fuera necesaria de antes. Sin embargo, el nunchi es una obligación ancestral coreana, un imperativo social que determina el éxito y el fracaso en una sociedad colmena. Tener un buen nunchi es triunfar en la vida. Con él, se pueden establecer buenas relaciones basadas en la confianza, algo básico para prosperar en el mundo de los negocios y otros ámbitos.

Cómo usar el método Nunchi

Algunos ejemplos de nunchi

Para algunos, que estemos hablando de un método coreano para incrementar la felicidad y el bienestar puede sorprender pues Corea se ha ganado cierta fama de no tener un especial cuidado por la salud mental de sus ciudadanos. Al margen de esto, sí que es cierto que el método nunchi les ha servido a los millones de coreanos que lo usan a diario para tener una vida más plena y fácil pues, al captar y saber manejar las señales sociales, es más fácil relacionarse con otras personas y más sencillo evitar situaciones desafortunadas.

Es especialmente usado en el mundo de los negocios. En la mentalidad del ciudadano coreano medio, el método nunchi es clave para facilitar cualquier tipo de transacción comercial e interacción laboral y, teniendo en cuenta que su idea de felicidad se basa en el éxito social y laboral, este método es fundamental en la sociedad coreana. Aunque no dejan de ser un país capitalista, Corea del sur es una nación donde se valora la opinión de los demás y el beneficio común por encima del propio. Son lo contrario a una sociedad individualista.

Esto se puede observar ya con cómo se comportan los niños. En muchos colegios coreanos no hay conserje pues se cría a los niños y niñas para que entiendan que, si ven suciedad en la escuela, tomen la iniciativa de coger una escoba y barrer por ellos mismos. La idea es que si ven que el colegio está dejado y eso no les gusta, también deben entender que tampoco les gusta a los demás ver el colegio con suciedad. Por eso, para evitar que tanto ellos como los demás estén incómodos, es mejor quitar esa porquería lo antes posible y, así, todos contentos.

Método nunchi en la educación

Otro ejemplo lo tendríamos con la siguiente escena. Imaginémonos que tenemos a una madre con su hijo esperando en la fila en un restaurante de buffet libre. El niño tiene hambre y dice, en voz alta, “¡Tengo hambre!”. Nosotros, con nuestra mentalidad occidental, seguramente se nos escaparía algo así como “Pobrecito…” o “Pronto podrás comer, cariño”. A una madre coreana eso ni se le ocurriría por asomo, sino que diría algo así como “Mira a esa fila de gente esperando, ¿Te crees que ellos no tienen hambre como tú? Comerás cuando te toque, como ellos”.

Podríamos dar muchos más ejemplos, pero la idea queda clara. Implica que ya se enseña desde pequeños que los demás tienen sentimientos, emociones, pensamientos y deseos como los propios y que, si cuando nos sentimos o pensamos de una determinada forma queremos que se nos trate de una forma determinada, también debemos pensar que los demás quieren lo propio.

Tener un buen nunchi puede ayudarnos a encajar y crear conexiones sociales positivas, logrando un mayor éxito en las relaciones afectivas y también laborales. No obstante, esta idea no debe confundirse con manipular. No es este el objetivo del nunchi, sino buscar una atmósfera mejor para todos, mientras que la manipulación implica conseguir el beneficio propio haciendo que los demás hagan cosas por nosotros, aunque eso les suponga algún tipo de detrimento. Pone el énfasis en la construcción de relaciones y se aleja de individualismos, poniendo las necesidades de los demás al mismo nivel que las propias.

Estar conectado con el entorno social

Como decíamos, el nunchi se puede traducir como “fuerza ocular”. No quiere decir esto en el sentido literal, pero sí que se le relaciona. Implica ver lo que pasa a nuestro alrededor y estar conectado con cada gesto, estímulo y proceso para comprenderlo, ir más allá de lo aparente, ponerse el lugar de los demás y actuar en consecuencia. De esta manera, nos adaptamos mejor a la situación, tenemos más capacidad de construir lazos más significativos y contribuimos en el bienestar ajeno y propio en una sociedad mejor avenida.

Por ejemplo, si en una oficina de trabajo hay un trabajador que está apartado del grupo, tener un buen nunchi implica entender qué le sucede a este compañero y facilitar su integración. En esta situación, pueden darse varias alternativas. Puede que el trabajador quiera formar parte del grupo, pero no se atreve porque le da vergüenza o teme que si toma la iniciativa, los demás lo rechacen y no está dispuesto a sentirse así. Pero, también podría suceder que, simplemente, necesite su propio espacio, que ahora no es un buen momento para interactuar con él.

Tener un buen nunchi implicará ver cuál es el caso en concreto y actuar en consecuencia. Si es el primero, invitarle a que se una al grupo, que lo queremos tener cerca.

Una habilidad interpersonal

En su libro, Euny Hong nos habla del método nunchi como una habilidad blanda y recomienda que esté presente en cualquier entorno de trabajo. Las habilidades blandas, también llamadas “soft skills”, son un conjunto de habilidades sociales, de comunicación, rasgos de personalidad y otros atributos que nos facilitan trabajar y relacionarnos bien con los demás.

Entre estas soft skills encontraríamos, además del nunchi, la empatía, la negociación y la resolución de problemas, habilidades las cuales también se pueden considerar como parte del propio método nunchi.

Si hay algo que se destaca mucho en Corea no es el hecho de tener o no nunchi, sino de saberlo aplicar. Esto se traduce en ser rápido para evaluar, comprender el contexto y las necesidades emocionales de los demás y saber responder lo antes posible. En sí mismo, se podría afirmar que el método nunchi es el conjunto de saber tener el sentido común para aplicar las habilidades blandas fundamentales en el día a día social del ciudadano medio coreano.

¿Cómo mejorar nuestro nunchi?

Destacamos que el nunchi, al menos en la Corea moderna, está muy orientado hacia el trabajo y los negocios. Como hemos comentado, en la mentalidad surcoreana la felicidad reside en el éxito social y laboral, además de contribuir en la sociedad más que en la obtención de logros personales e individuales. Corea es una potencia emergente y es probablemente su método nunchi una de las herramientas que más ha facilitado a este tigre asiático alzarse con semejante poder.

El nunchi se desarrolla sabiendo conectar con las personas, comprenderlas, crear lazos de confianza. También es lograr buenas alianzas con los amigos y la pareja. Algunas claves para activar nuestro nunchi son las siguientes.

Lo primero, que ya hemos ido destacando, es observar todo lo que sucede a nuestro alrededor. Eso sí, debemos mirar a todo lo que nos rodea desde el silencio y la apreciación. Son muchas las conductas que nos pueden hacer presuponer cómo se siente una persona, como sus gestos, tono de voz, movimientos, contacto visual…

Además de esto, es fundamental aplicar la escucha activa, sin interrumpir ni ir pensando mientras habla la otra persona en cómo contestarle. Toda persona quiere sentirse escuchada cuando nos cuenta sus problemas o inquietudes, lo que no ayuda para nada menospreciarlo o no darle más importancia a aquello que tenemos que pensar de lo que él o ella ya piensa.