Cómo hacer amigos y profundizar en tus relaciones (7 pasos)
Muchas de las cosas de las que disfrutamos en nuestro día a día existen gracias nuestra facilidad por conectar emocionalmente con otras personas. El ser humano es altamente social, y por eso tendemos a establecer vínculos entre nosotros de manera constante, ya sean formales o informales.
Sin embargo, no solo importa la cantidad; también hay que tener en cuenta la calidad de estos lazos sociales. En concreto, la posibilidad de tener amigos es uno de los aspectos que más felicidad y satisfacción producen. Pero esto no es algo que resulte sencillo para todo el mundo. Por eso, en este artículo repasaremos algunos consejos sobre cómo hacer amigos más fácilmente.
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Cómo hacer amigos: 7 consejos
Estas pautas a seguir no son imprescindibles para encontrar nuevas amistades, aunque tenerlas como referencia en nuestro día a día ayudará a conseguir ese objetivo. Lo fundamental es tener claro que cada caso es único, y es necesario saber adaptar estos pasos a seguir al contexto en el que uno mismo vive.
1. No hagas caso a los estereotipos
Hay personas cuya principal dificultad a la hora de hacer amigos es que sienten rechazo ante la idea de ser vistos con el tipo de personas por las que sienten afinidad. Es fácil, por ejemplo, que si se ha crecido en un entorno social relativamente homogéneo cierto tipo de amistades resulten extrañas o incluso que generen críticas, pero someterse a estas normas no escritas casi siempre es peor que romper con esas reglas basadas en la incomprensión y los estigmas.
A fin de cuentas, lo que se consigue yendo más allá de esta presión de grupo es tener acceso a una variedad de posibles amistades mucho mayor de la que se tenía antes, y si bien esto puede tener consecuencias algo negativas en algunas relaciones personales del grupo que anteriormente ocupaba la mayor parte de nuestras vidas, el problema ya estaba ahí desde mucho antes, aunque no de manera manifiesta. Si alguien no nos acepta por no estar en sus esquemas al mostrarnos tal y como somos, su amistad era muy relativa.
2. Si puedes usar Internet, hazlo
El uso de Internet está muy estigmatizado, ya que hay personas que creen, erróneamente, que las amistades y relaciones que empiezan en este entorno virtual son menos sinceras y “naturales” que las que se formaban décadas a tras, cuando los ordenadores no existían o tenían una versatilidad mucho más limitada.
Pero esto no tiene ningún sentido: la red de redes es un lugar perfecto para romper con muchas de las limitaciones del entorno material en el que hemos crecido o en el que estamos viviendo. Por ejemplo, si hemos desarrollado una afición que nadie de nuestro entorno comparte con nosotros, no tiene sentido negarse a usar Internet para encontrar a más gente con estos gustos.
De hecho, es muy fácil acceder a foros y páginas web especializadas en temáticas muy concretas, de manera que tenemos la garantía de poder encontrar a potenciales amigos con intereses similares a los que tenemos.
3. Cultiva tu bagaje cultural
No hay nada para mantener una buena conversación como conocer un poco de todo, tener cultura general. Incluso si lo que sabemos acerca de un tema es muy poco, eso puede ayudar a desarrollar un diálogo interesante en el que se resuelvan dudas, por ejemplo, sobre el país del que viene nuestro interlocutor o interlocutora.
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4. Cuida tu lenguaje no verbal
Al respecto, lo fundamental que debes saber es tan solo que es bueno seguir dos principios: mirar a los ojos y no tener un lenguaje no verbal asociado a la tensión y la actitud a la defensiva. Además, exteriorizar tus emociones positivas siempre ayuda, ya que las sonrisas se contagian (siempre que no sean forzadas). Uno de los consejos más útiles para saber cómo hacer amigos, ya que sus efectos se notan desde el primer momento.
5. Empieza a perder el miedo a iniciar una conversación
Este paso es importante para dejar atrás muchas de las limitaciones vinculadas a la timidez y al miedo a dar una mala impresión. Es algo complejo y que requiere semanas de trabajo, pero puede llegar a aprenderse.
La idea principal que hay detrás de este proceso es que el contenido importa mucho menos que las formas, y que tu actitud puede hacer que un tema de conversación aparentemente absurdo dé mucho juego y no resulte extraño o fuera de contexto si se transmite seguridad en uno mismo.
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6. Impulsa tu espontaneidad
Evita memorizar pautas de comportamiento muy detalladas; es preferible tener en cuenta ideas muy básicas e intuitivas acerca de lo que hacer, y hacerlo sin pensar demasiado. De este modo, tu atención estará centrada en la interacción en tiempo real con la otra persona, y no en el “guión” que te hayas preparado y que, por definición, es algo que está al margen del diálogo real.
7. No es necesario formar grandes grupos
Tener amigos no significa formar parte de un gran grupo de amistades. Esto es algo que cuesta de entender especialmente cuando se es muy joven, porque en ciertas edades la tendencia habitual es la de socializar en “redes-2 de muchas personas que se conocen entre sí.
Pero tener amigos que no se conocen entre sí es perfectamente válido, así que no merece la pena preocuparse por si se caen o no se caen bien entre ellos. Intentar juntarlos de un modo muy forzado suele ser contraproducente, especialmente si hace relativamente poco que se conoce a esas personas.