Tópicos Depresión Ansiedad Insomnio Emoción Trastorno

Consecuencias de vivir experiencias traumáticas (y su afrontamiento)


Podría considerarse que un evento traumático se genera tras situaciones puntuales adversas, como un accidente de coche, desastres naturales, la muerte o enfermedad de un ser querido; o al vivir experiencias de forma intensa y prolongada en el tiempo, como un periodo de sufrir abusos, violencia interpersonal, acoso, etc.

Estas experiencias dolorosas son mucho más propensas a dejar una herida emocional negativa y duradera si la persona no estaba preparada para esta experiencia en el momento del incidente, se ha visto en una situación de desprotección y vulnerabilidad, se ha ejercido mucha violencia en contra de ella, o no se ha podido defender adecuadamente, pudiendo entonces generar bloqueos emocionales sin llegar a gestionar esa situación o malestar del modo correcto.

Las particularidades del trauma

Como hemos adelantado, estar expuestos a unos o varios acontecimientos traumáticos sin poder llegar a procesar esas situaciones y sensaciones de forma adecuada, podría desencadenar emociones o síntomas desadaptativos o desórdenes afectivos, afectando al bienestar y a la calidad de vida de la persona.

Además, en esta situación, es probable que se generen creencias falsas y sentimientos negativos sobre uno mismo (inseguridad, culpa o vergüenza) o sobre el entorno que nos rodea, desarrollando dificultades a la hora de adaptarnos y vincularnos de una manera sana con los demás.

Existen ciertos aspectos que pueden ser factores de riesgo o protección frente al trauma, tales como:

  • Entorno seguro, sano y de protección.
  • Factores estresantes en el momento del evento traumático.
  • Mecanismos de afrontamiento eficaces.
  • Naturaleza del evento traumático.
  • Repetición de la experiencia traumática.
  • Invalidación o bloqueo de las emociones en el momento del impacto.

Es entonces cuando ante este tipo de situaciones difíciles, pueden inhibirse o suprimirse las emociones, lo que supone que se pueda generar una huella emocional en el inconsciente que puede afectar a lo largo de la vida.

La sintomatología del trauma

Muchas personas experimentan reacciones físicas, emocionales y cognitivas en el momento del evento traumático. Pero si ese recuerdo o malestar se inhibe o se bloquea, esa sintomatología se desarrollará a largo plazo acarreando consecuencias negativas, tales como:

  • Pensamientos intrusivos o perturbadores y visiones del evento.
  • Bloqueo de ciertos recuerdos.
  • Cambios de humor e irritabilidad.
  • Aislamiento o evitación de lugares relacionadas con el evento.
  • Insomnio, cambio de alimentación y sueño.
  • Agotamiento, cansancio extremo.
  • Nerviosismo, hipervigilancia.
  • Somatizaciones: dolor de cabeza y/o tripa.
  • Disfunción sexual.
  • Miedo y ataques de pánico.
  • Ansiedad
  • Depresión.
  • Sensación de culpa y vergüenza.

Causas del estrés de segunda mano

Pautas de afrontamiento del trauma

La herida emocional o sintomatología que desencadena la experiencia traumática puede acompañarnos durante mucho tiempo, dificultando nuestro día a día si no se identifica a tiempo y si no se toman medidas para aprender a procesarlo y gestionarlo adecuadamente.

Para ello, lo ideal es tener en cuenta estas pautas de afrontamiento:

  • Tomar conciencia de que la herida existe.
  • Aceptar y validar las emociones aun siendo dolorosas.
  • Generar autocuidado, autoconfianza y comprensión hacia uno mismo.
  • Identificar las posibles barreras y mecanismos de defensa adquiridos para poder procesar correctamente la experiencia dolorosa.
  • Identificar el malestar y de dónde viene, para poder expresarlo y digerirlo sin miedo.
  • Desarrollar nuevos recursos de afrontamiento.
  • Potenciar la resiliencia.

Si aún con estas pautas percibes que la herida o el malestar emocional sigue latente y dificulta que te relaciones y gestiones tus emociones con normalidad, es recomendable que acudas a un profesional especializado en trauma.

En psicoterapia podrán atender y tratar cualquier somatización o sintomatología traumática, ya sea en la infancia, adolescencia o vida adulta, para que te puedas desarrollar emocional, afectiva y psicológicamente de una forma sana y eficaz.