Disminuir el estrés en la vida moderna
Si todos los seres humanos tenemos algo en común es nuestra búsqueda del bienestar. Queremos experimentar bienestar, sentirnos vinculados, conocernos y crecer. Sin embargo, una y otra vez nos encontramos con la misma dificultad: el estrés, una experiencia desagradable que nos lleva al malestar.
Vivimos a su vez en la época del estrés. Nunca antes habíamos experimentado estrés como hoy día, y el número de personas que siente estrés o que incluso es su mayor condicionante dentro de consulta cada vez crece más. Sentimos estrés por trabajo, por dificultades de convivencia, por conflictos en las relaciones, o por nuestro acelerado y caótico modo de vida. También, cada vez más, por problemas de salud.
Sin embargo... ¿Vivimos cada vez con más estrés porque nuestro modo de vida es estresante, o porque no sabemos gestionar ese estrés?
Nuestro modo de vida es sin duda antinatural: prisas, dificultades, falta de tiempo libre, mundo globalizado y consumista, cada vez más problemas de sueño, alimenticios, etc. ¿Qué podemos hacer con todo ello?
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Mitigando el estrés hoy en día
El estrés es una experiencia psicológica. Es una sensación desagradable que fluye según cómo interpretamos, gestionamos y nos relacionamos con lo que ocurre fuera.
También es una experiencia emocional. En este artículo vamos a profundizar en qué es el estrés, qué te lleva a sentirlo con demasiada frecuencia, intensidad y duración, y sobre todo, cómo puedes gestionar lo que ocurre desde tu propio cambio personal para que el estrés disminuya y puedas al fin conseguir tu objetivo: vivir en bienestar (tanto contigo, con tus relaciones, personales o sentimentales, y en el trabajo).
Mi nombre es Rubén Camacho, psicólogo y coach de Empoderamiento Humano, y desde hace 11 años acompaño a personas en procesos de cambio personal. El estrés ha crecido especialmente desde el año 2020, aunque antes ya se sentía esa tendencia. Vamos a profundizar en tu estrés y en cómo resolverlo desde la experiencia directa que tenemos en consulta. Vamos a por ello.
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Entendiendo el estrés
Solemos pensar que fuimos más felices en nuestra infancia porque no sentíamos estrés. En realidad, el estrés se siente durante toda nuestra vida. Los bebés experimentan estrés ante el hambre, la falta de atención o la falta de higiene. Los niños también sienten estrés ante el despertar, los primeros días de colegio o el calor. El estrés es una sensación desagradable que nos ayuda a anticiparnos ante un suceso externo que puede resultar peligroso. Sentir hambre es también estrés, y nos ayuda a comer. ¿Qué es entonces lo que hace al estrés negativo?
El estrés es negativo cuando es demasiado intenso, frecuente y duradero, y sobre todo, cuando no nos ayuda a anticiparnos ante una situación peligrosa o que implica una escasez o dificultad, sino que nos sensibiliza ante las situaciones con demasiada intensidad y reaccionamos con miedo, inseguridad o ira.
El estrés es el resultado de tres factores.
1. Factores externos
Estímulos externos estresantes son las condiciones climáticas, el ruido, si el comportamiento de otras personas es especialmente invasivo o agresivo**, las rutinas desorganizadas o que no te permiten enfocarte en tu bienestar, etc. Estos factores siempre están ahí y no podemos hacer nada por cambiarlos
2. Factores internos
La forma en la que te sientes, cómo interpretas las situaciones, cómo te comunicas y relacionas con los demás y con lo que ocurre; es decir, el estado en el que estás. Los seres humanos somos seres subjetivos, que viven según un sistema de creencias, interpretaciones, puntos de vista y forma de gestionar sus emociones. También, tu forma de gestionar el estrés forma parte de este factor
3. Factor de relación
La forma en la que estos dos factores anteriores se encuentran, cómo se relacionan.
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Trabajando en los factores internos
El único factor con el que puedes trabajar es con tus factores internos, así como tomar decisiones que te lleven a relacionarte con lo externo de tal forma que se alivien sus consecuencias.
Existe un error moderno y grave que dificulta nuestra gestión del estrés. Se trata de un fenómeno muy habitual en redes sociales, como es el culpar a cualquier otro tipo de estímulo externo como el causante de todos los problemas (cuando se habla de "personas tóxicas" y otros conceptos alejados de la evidencia científica y que solo nos ayudan a enfocarnos en lo externo y culparlo en lugar de buscar nuestras propias soluciones).
La solución está en lo contrario: no en culpar ni en buscar causas, sino en enfocarte en las soluciones. ¿Qué tendría que cambiar en ti para que el estrés disminuyera? ¿Cómo puedes interpretar y gestionar lo que sientes para que no fuera tan intenso? ¿De qué forma manejas sensaciones como la ansiedad, la angustia, la inseguridad o la preocupación?
Vamos a ver paso a paso cómo se trabaja en un proceso de cambio para disminuir el estrés. Salir de este mundo caótico y comenzar a construir otro será el siguiente paso!
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Haciendo pequeño el estrés
No podemos cambiar el mundo, pero sí lo que hacemos en él. El estrés es positivo si te ayuda a relacionarte, no si te limita para hacerlo o intensifica la gravedad de las situaciones. Lo que hacemos en un proceso de cambio para disminuir el estrés, paso a paso, es lo siguiente.
En primer lugar, analizamos cuáles son los elementos estresores para ti, pero sobre todo cómo los gestionas. ¿Cómo interpretas lo que sientes? ¿Cómo lo gestionas? (mediante tus comportamientos) ¿De qué forma vives tus relaciones? (si desde patrones inseguros, con miedo, exigencias, expectativas, etc.). ¿Generas autonomía afectiva, o tu bienestar depende demasiado de los demás y de lo que ocurre?
Ante una situación similar, dos personas pueden gestionarla de forma totalmente diferente. Un cambio en ti y en lo que te ocurre no es posible cambiando el mundo, sino cambiando tu forma de entenderlo y manejarlo.
En este primer paso debemos también tener en cuenta qué otras experiencias vives y que te pueden estar limitando: ansiedad frecuente, dificultades con ciertas emociones como el miedo, la culpa, la inseguridad o la ira (que son agotadoras y estresantes cuando no las gestionamos de forma funcional), problemas de sueño, alimentación, etc.
En un segundo paso comenzamos a descubrir cómo te comunicas con estas experiencias, cómo te relacionas con el otro, cómo te adelantas a los acontecimientos y cómo los planificas, con el objetivo de ir introduciendo pequeños cambios que te ayuden a gestionarlo de forma más funcional y disminuyan el estrés.
En un tercer paso diseñamos juntos un plan de acción concreto y específico para ti, para ayudarte a encontrar los cambios necesarios (en ti) que disminuyan el estrés. Cambios muy comunes son: aprender a poner límites, gestionar ciertas emociones limitantes, tomar decisiones asertivas, planificar y organizar para reducir el estrés, y sobre todo, construir rutinas que te ayuden a generar seguridad, bienestar, y te hagan evitar situaciones o experiencias estresantes.
A medida que aplicas tu plan de acción llegamos a una cuarta parte: trabajar con todas las partes de tu personalidad, para que sea un proceso totalmente completo y profundo. Trabajamos con tu autoestima, tu sistema de creencias, tu comunicación, tus relaciones, también con tus valores. Lo importante de un proceso de cambio es que sea práctico (para que consigas resultados y sentirte mejor desde el principio) pero también profundo (para que descubras más de lo que ahora crees sobre ti y te sirva para siempre).
Finalmente, se trata de vivir el proceso de una forma constante (no solo con eventuales sesiones) pero también flexible, para que el proceso sea una ayuda para aliviar tu estrés y no un suceso estresante más (a veces, reducir todo un proceso a sesiones lo hace más rígido y genera más estrés por los problemas con tiempos y horarios). En mi caso, me gusta acompañar de forma constante (cada día, para cualquier necesidad que tengas) pero también flexible, para que lo puedas acomodar a tu día a día y necesidades.
El objetivo no es que encuentres el bienestar (el bienestar no es un objeto que se pueda buscar o encontrar) sino que lo construyas con tu propio cambio y acciones. Lo consigues a través de un proceso que también te ayude de forma estable, ya que el aprendizaje se queda contigo para siempre.
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Concluyendo…
Si quieres conseguirlo, recuerda que en Empoderamiento Humano puedes agendar una primera sesión conmigo (desde cualquier lugar del mundo) para que podamos profundizar en tu problema, encontrar una solución definitiva y sobre todo ver cómo puedo acompañarte para que lo consigas al 100%.
Te envío muchos ánimos, ilusión y paciencia. Todo cambio es posible si se da en nosotros.
Gracias por pensar en ti,
Rubén Camacho, Psicólogo y coach