Disinergia del suelo pélvico: síntomas, causas y tratamiento
La disinergia de suelo pélvico (o disinergia defecatoria) es una patología que responde a una alteración en la coordinación muscular, en este caso, una falta de sincronización entre las contracciones abdominales y la función del esfínter anal.
Esta enfermedad responde a aproximadamente la mitad de los casos de estreñimiento crónico, y por ello, conocer sus causas y tratamientos se hace esencial para cualquier persona que presente irregularidades a la hora de ir al baño. Aquí te mostramos todo lo que tienes que saber sobre ella.
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Disinergia del suelo pélvico: un trastorno funcional
Para entender el origen y el tratamiento la disinergia del suelo pélvico, es necesario hablar antes del estreñimiento crónico y sus manifestaciones clínicas.
Sobre el estreñimiento y sus cifras
Según diversos portales médicos, el estreñimiento se define como un proceso basado en la defecación escasa, de tres veces a la semana o menos, dificultad para vaciar el intestino, heces duras y abultadas o sensación de impactación intestinal.
Estos signos también pueden ir acompañados de gases, distensión abdominal y cólicos estomacales. En España, los trastornos de estreñimiento crónico funcional pueden llegar a afectar del 14 al 30 % de la población, dependiendo del sector demográfico en el que nos fijemos.
Aún así, se hace indispensable matizar que existen cuatro tipos diferentes de estreñimiento crónico:
- Estreñimiento con tránsito normal: el más común, pues representa a un 60 % de los casos.
- Estreñimiento de tránsito lento, que representa un 13 % de los casos.
- Trastornos de la defecación, como hemorroides o fisuras anales, presentes en un 25 % de los casos.
- Una combinación de los dos últimos tipos, con una incidencia muy baja del 3 % de los casos.
Además de la clasificación expuesta con anterioridad, los tipos de estreñimiento se pueden clasificar como anatómicos (por alteraciones estructurales del organismo) o funcionales (anismos, es decir, por descoordinaciones motrices).
Toda esta terminología y porcentajes nos ayudan a clasificar de forma más rápida la disinergia del suelo pélvico, pues se trata de una patología de estreñimiento crónico funcional del suelo pélvico, la cual afecta de un 10 a casi un 20 % de la población general. Se trata de un defecto de conducta adquirido no orgánico, es decir, que no se encuentra de nacimiento y no responde a una anormalidad anatómica. Como muchas otras patologías, se podría decir que esta proviene “de la cabeza”.
Causas
La disinergia del suelo pélvico se encuentra ampliamente correlacionada con factores comunes en la vida de cualquier adulto, como pueden ser el estrés y la ansiedad.
Además, existen otros factores intrínsecos de la propia persona que pueden promover la aparición de estreñimientos crónicos, como pueden ser el género (las mujeres son más propensas a ello) o la etnia. Otros parámetros tales como una alimentación inadecuada, la falta de ejercicio, el envejecimiento, un bajo nivel socioeconómico o la depresión favorecen los desórdenes intestinales.
La ansiedad y el estrés también están vinculados con otros muchos procesos gastrointestinales, pues se ha demostrado que generan un desbalance en la microbiota intestinal normal (bacterias comensalistas), favoreciendo así la aparición de gases, cólicos y otras manifestaciones clínicas. Estos trastornos emocionales tan a la orden del día en una sociedad ajetreada también se manifiestan de otras formas, tales como el aumento del ritmo cardíaco, una respiración acelerada, temblores y sudoración excesiva.
Por todos estas manifestaciones clínicas (entre las que se incluye la disinergia defecatoria), así como por el efecto negativo emocional que tiene sobre el que las sufre, buscar ayuda psicológica ante cuadros de estrés y ansiedad generalizados se hace esencial.
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Síntomas
La disinergia del suelo pélvico se caracteriza por síntomas compartidos con otros muchos trastornos intestinales. Esto es, la sensación de evacuación incompleta y esfuerzos defecatorios repetidos en el tiempo entre otras muchas molestias, ya nombradas con anterioridad.
Diagnóstico
El diagnóstico de esta patología es muy específico, pues para dar con ella hay que descartar primeramente disfuncionalidades de origen anatómico, metabólico (como puede ser la diabetes) o estreñimientos derivados de aplicación de fármacos o consumo de drogas. Para ello, se siguen una serie de pasos concretos que te mostramos a continuación.
1. Exploración física
En primer lugar, es necesario realizar una inspección y tacto rectales, pues así se descartan patologías de origen estructural. Además, este tacto presenta una alta sensibilidad para diagnosticar la disinergia del suelo pélvico, pues también permite valorar la presión de la musculatura anal tanto en reposo como en esfuerzo.
También puede ser necesario pedir al paciente que realice un “diario defecatorio”, apuntando durante 15 a 30 días diversos parámetros a la hora de ir al baño (empleo de laxantes, esfuerzo evacuatorio...etc.)
2. Test de expulsión del balón
Por extraño que pueda parecer, este método diagnóstico se basa en la introducción rectal de una sonda con un balón hinchado en su extremo en el paciente. Este debe realizar esfuerzos defecatorios tales como los que sucederían durante una evacuación normal, y, en general, si tarda más de un minuto en expulsarlo puede ser una señal de disinergia. Este test ha demostrado una utilidad de detección estelar, pues permite apoyar al diagnóstico de forma clara en hasta un 97 % de los casos.
3. Manometría anorrectal
Esta técnica consiste en la medición de presiones dentro del ano y el recto, tanto en reposo como durante la continencia o defecación. Se basa en la colocación de una sonda, a unos 10 centímetros de profundidad rectal, que permite la medición de diversos parámetros, tales como:
- Tono y simetría del músculo rectal liso.
- Mismos valores para el músculo estriado.
- Reflejos rectoanales.
- Sensibilidad rectal.
- Distensibilidad rectal.
- Maniobra defecatoria.
4. Defecografía
Este último método de detección, en este caso no invasivo, se basa en la utilización de maquinaria especializada en resonancia magnética, la cual brinda imágenes de las distintas etapas defecatorias del individuo. Esto permite evaluar cuán bien están funcionando los músculos pélvicos y para brindar información sobre la función rectal.
Todas estas pruebas diagnósticas, como hemos podido ver, tienen como finalidad descartar anomalías fisiológicas estructurales y poner a prueba la motilidad de la musculatura rectal del paciente.
Tratamiento
El biofeedback es el tratamiento de elección ante la disinergia del suelo pélvico, y se basa en la realización de una serie de sesiones ambulatorias de 30 minutos durante una o dos semanas.
Mediante la utilización de sondas de manometría y otros métodos, se busca que el paciente gane conciencia de su propia musculatura rectal, lo que promueve un mayor autocontrol sobre su función muscular esfinteriana y coordinación motora. La eficacia de esta técnica es de hasta el 80 % de los casos.
Otros factores acompañantes que pueden promover la desaparición de esta anomalía muscular rectal pueden ser el ejercicio como rutina, una alimentación rica en fibra y en líquidos y la utilización de laxantes en los momentos iniciales tras el diagnóstico. Huelga decir que atajar de forma psicológica y rutinaria los trastornos de ansiedad y estrés, en caso de que se den, también será esencial para abordar la patología.
Resumen
Como hemos podido ver, la disinergia defecatoria es una patología que no responde a trastornos fisiológicos o anatómicos, como pueden ser fisuras anales, hemorroides...etc. Se trata de una enfermedad ampliamente ligada a la salud emocional y mental del paciente, pues como ya hemos dicho con anterioridad, está ligada a situaciones de ansiedad, estrés y depresión.
Los métodos diagnósticos que desembocan en la detección de esta enfermedad son variados y complejos, pues en primer lugar, hay que descartar cualquier otra enfermedad vinculada a procesos metabólicos o físicos.
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