Eritrocitos (glóbulos rojos): características y funcionamiento
Los eritrocitos, también llamados hematíes o glóbulos rojos, son las células que se encuentran en mayor proporción dentro del torrente sanguíneo. Se trata de unidades anatómicas fundamentales para todas nuestras funciones vitales. Entre otras cosas transportan el oxígeno y distribuyen nutrientes a través del organismo.
Veremos a continuación qué son los eritrocitos, cómo se producen y cuáles son sus funciones principales.
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¿Qué son los eritrocitos?
Los eritrocitos son las células rojas que componen nuestra sangre. De hecho, el término “eritrocito” viene del griego “erythrós” que significa rojo, y del “kytos” que quiere decir célula.
También llamados glóbulos rojos, los eritrocitos son unos de los principales componentes de la sangre, cuyas funciones son indispensables para mantener los distintos sistemas de nuestro organismo. Para analizar esto con mayor detalle veremos en inicio qué es la sangre y cuáles son sus funciones y componentes.
La sangre y sus principales componentes
La sangre es el fluido que recorre nuestro organismo, cuya composición es más espesa que el agua, levemente viscosa, y su temperatura promedio es de 38º C (un grado más que la temperatura corporal). La cantidad en litros de sangre que cada uno de nosotros tenemos depende en gran medida de nuestra talla y peso.
Entre sus funciones principales se encuentran transportar oxígeno desde los pulmones hasta las células del cuerpo, transportar hormonas, proveer a las células de nutrientes específicos, eliminar productos de desecho y mantener el cuerpo en balance natural (por ejemplo, los niveles de pH y la temperatura).
Por otro lado, son muchas las células que componen este líquido. El 55% de la sangre es plasma, un líquido ligeramente amarillo compuesto a su vez de agua en un 90% y de proteínas, electrolitos, vitaminas, glucosa, aminoácidos y otros nutrientes en un 10%. El otro 45% de nuestra sangre son distintos tipos de células.
El 99% de esta otra mitad está compuesto por las células rojas a las que llamamos glóbulos rojos o eritrocitos. El resto (el 1%) son células blancas, también llamadas leucocitos; y plaquetas, también conocidas como trombocitos. Así pues, un 84% del total de células del cuerpo humano son eritrocitos.
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Funciones de los glóbulos rojos
Los eritrocitos tienen la forma de pequeños discos con hendiduras. Son flexibles, es decir, pueden doblarse con facilidad para circular por los vasos sanguíneos más estrechos.
A diferencia de otras células, los eritrocitos no tienen núcleo. Lo que sí tienen es hemoglobina, una proteína encargada de transportar el oxígeno a través de la sangre, y es además la responsable del color rojo de la sangre. Entre las principales funciones de los eritrocitos se encuentran las siguientes:
- Recoger oxígeno a partir del aire que inhalamos, y llevarlo a través de los vasos sanguíneos del pulmón a todas las partes del cuerpo.
- Lo anterior es el proceso necesario para el metabolismo celular, generando a su vez dióxido de carbono como residuo.
- Recogen el dióxido de carbono y lo llevan de vuelta al pulmón, permitiendo que lo expulsemos al exhalar.
- Liberan hidrógeno y nitrógeno, lo que ayuda a mantener estable el nivel de PH de la sangre.
- A través de lo anterior, los vasos sanguíneos se expanden y se disminuye la presión arterial.
Por otro lado, el déficit en la producción de eritrocitos, o bien su destrucción acelerada, es lo que origina la anemia; mientras que un exceso en la producción de estas células genera policitemia o eritrocitos.
Proceso de producción de las células sanguíneas
Las células madre son las encargadas de generar las partes más sólidas de la sangre. A partir de un desarrollo de varias etapas, las células madre se convierten en células sanguíneas o plaquetas.
Al terminar su desarrollo son liberadas en el torrente sanguíneo, lo que mantiene una cantidad de células precursoras que permite su regeneración. Este último proceso se regula a partir de sustancias: la hormona eritropoyetina (producida en los riñones) se encargan de la producción de glóbulos rojos, y las citoquinas ayudan a la produccion de globulos blancos.
Para su metabolismo es indispensable la glucosa (ya que no tienen núcleo ni mitocondria), con lo cual, algunas de las principales vías son la glucólisis y la vía de la hemoglobina reductasa.
En los adultos, la mayoría de las células sanguíneas se producen en la médula ósea, aunque en el caso de los eritrocitos, específicamente de los linfocitos, la maduración ocurre en los ganglios linfáticos.
Los eritrocitos tienen un ciclo de vida aproximado de 120 días. Después de este tiempo se descomponen en la médula ósea, el bazo o el hígado, a través de un proceso que se conoce como hemólisis. En dicho proceso se conservan elementos fundamentales de los eritrocitos, como el hierro y la globina, que posteriormente vuelven a utilizarse.
Referencias bibliográficas:
- Capellera-Garcia, S. y Flygare, J. (2016). Defining the minimal factors required for erythropoiesis through direct lineage conversion. Cell Rep., 14-15(11): 2550-2560.
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