Juan García-Bouza: «Dar un espacio a la ansiedad hace que se pueda digerir»
La ansiedad es un fenómeno tan común como complejo. Es por ello que a pesar de que prácticamente todos hemos llegado a sufrir problemas de ansiedad en algún momento, todavía nos queda mucho por aprender acerca de él: sus desencadenantes, los problemas a los que da lugar, el modo en el que afecta al cuerpo humano, etc.
Precisamente por eso, una de las tareas más importantes de la Psicología como ciencia es investigar acerca de la ansiedad y plasmar en hechos los descubrimientos realizados en este ámbito, normalmente a través de la psicoterapia. En este caso entrevistamos a alguien que se dedica entre otras cosas a intervenir en casos de problemas de ansiedad combinando la teoría con la práctica: el psicólogo Juan García-Bouza.
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Entrevista a Juan García-Bouza: entendiendo la influencia de la ansiedad en la mente humana
Juan García-Bouza es Psicólogo General Sanitario afincado en Madrid, experto en el tratamiento de los problemas emocionales y vinculados al estrés. A lo largo de esta entrevista habla acerca de la ansiedad y las alteraciones psicológicas y psico-sociales vinculadas a esta.
¿Cómo reconocer el momento en el que la ansiedad da lugar a una alteración psicológica que debe ser tratada en terapia?
No existe un momento exacto, no hay un límite definido al que ceñirnos para tomar esta decisión. Esto no significa que no podamos orientarnos a la hora de asistir a terapia basándonos en algunos puntos indicativos.
Se suele recurrir a tres criterios que, insisto, no están perfectamente delimitados. En primer lugar, la intensidad de la ansiedad es un indicativo de que tal vez necesitemos consultar a un profesional. Por ejemplo, los ataques de pánico (subidas más o menos repentinas de los niveles de ansiedad) suelen ser de una intensidad que alerta y trae pacientes a consulta.
En segundo lugar, la frecuencia. Si la ansiedad está presente en nuestro día a día (más si no hay un motivo externo aparentemente relacionado con ella y que pudiera estar “causándonos” estrés) probablemente interfiera en nuestra calidad de vida, indicando que debemos mover ficha hacia la terapia.
En tercer lugar, la duración de los momentos que sentimos ansiedad.
Si al combinar estas variables caemos en la cuenta de que la ansiedad está interfiriendo en nuestra vida, empañando otras emociones más placenteras y robándonos más tiempo de la cuenta, tal vez sea interesante consultar con un profesional.
Por supuesto, no solo en estos casos. Otras veces la ansiedad no constituye un problema tipificado como trastorno y resulta igualmente interesante y útil aprender a relacionarse con ella en terapia.
Por lo que has visto como psicólogo, ¿qué tipo de pensamientos catastrofistas o pesimistas se asocian a un exceso de ansiedad?
Depende de la persona, del contexto y de la relación entre ambas.
¿Qué temores están presentes en muchos de nosotros? El miedo a la opinión del resto, el miedo al error, el miedo a sentirnos egoístas y culpables y por supuesto, los pensamientos con el famoso formato “y si pasa x…? En contextos de incertidumbre solemos activar el peor escenario posible, a modo de preparación, aunque suponga un coste en ansiedad y no “haya motivos objetivables” Comienza así una especie de “cuento de la lechera de las preocupaciones”: pasará esto, luego aquello y finalmente, sobrevendrá la catástrofe. Y el cerebro se queda ahí muchas veces, bloqueado, sin más alternativas.
¿Es frecuente que la presión y el estrés laboral den lugar a un trastorno de ansiedad?
Desde luego un caldo de cultivo para desarrollar un problema de ansiedad tiene que ver con un ambiente estresante, incierto, impredecible, de sobre exigencia y precariedad. Si a esto le sumamos el propio temor a la ansiedad, la necesidad de hacer las cosas de una determinada manera y no de otra y le añadimos unos estándares altos de calidad, el combo está hecho.
Por supuesto hay casos en los que la ansiedad se focaliza en las relaciones laborales, entre compañeros o con el jefe.
¿Cómo se relacionan los trastornos de ansiedad y la autoestima?
La gasolina de la ansiedad es la sensación, la garantía de que algo peligroso va a suceder y esto sobrepasará nuestros recursos para manejarlo. Ahí es cuando el análisis de nuestros recursos personales, habilidades y capacidad de afrontamiento puede ser crucial. Si la imagen que tengo de mi mismo está empobrecida, la ansiedad probablemente será mayor.
Un mecanismo que se activa con la ansiedad suele ser la evitación de aquello con nos la produce. Esto también puede hacer que los mensajes que nos lancemos a nosotros mismos sean derrotistas, de autorreproche, inculpatorios y perjudiciales para nuestra autoestima: “soy un cobarde” “mejor no lo intento”.
La autoestima y las habilidades sociales se relacionan con el modo que tenemos de manejarnos en la ansiedad, por lo que suelen ser objeto de trabajo en terapia con bastante frecuencia.
¿Qué otros trastornos psicológicos pueden ser facilitados o generados por el hecho de sufrir un trastorno de ansiedad?
Vamos a encontrar ansiedad en otros trastornos psicológicos con frecuencia, aunque esto no signifique que la ansiedad ha generado dicho trastorno. El estrés, la ansiedad y la depresión van de la mano en no pocas ocasiones, aunque sea una condición la que predomine y aunque la ansiedad no sea excesiva.
Los problemas que se relacionan con obsesiones y compulsiones o los trastornos de la conducta alimentaria también suelen estar destinados a coexistir con la ansiedad.
Independientemente de lo anterior, es importante subrayar la idea de que la ansiedad no debe minimizarse. Ahora está sobre la mesa el debate de la salud mental, eso es bueno.
Socializar la ansiedad ayuda a manejarla muchas veces, porque es un secreto a voces que antes o después, a casi todos nos pone las pilas, aunque con intensidades distintas. En el grupo encontraremos alivio y comprensión, aunque muchas veces esto sólo no sea suficiente.
¿Qué se puede hacer en psicoterapia para ayudar a las personas que sufren un exceso de ansiedad?
Lo primero, escucharlas. Darle un espacio a la ansiedad hace que se pueda digerir, hablar sobre lo que preocupa ayuda a desmitificar la idea de que si la enfrentamos nos rompemos. Si podemos nombrar la ansiedad sin escondernos la relativizaremos y perderá fuerza. Así le ganamos terreno poco a poco.
En terapia veremos de donde viene la ansiedad, como se manifiesta y por qué se mantiene. En función del caso, se utilizan técnicas para afrontar las situaciones problemáticas, se entrena al paciente en habilidades específicas para manejar el estrés y se aprende a relativizar lo que tememos.