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La inteligencia se hereda de la madre, revela la ciencia


La inteligencia es uno de los temas más recurrentes en Psicología y Mente. Además de tener toda una sección dedicada a diversas monografías, investigaciones y teorías sobre la inteligencia, hoy nos hacemos eco de un asunto particularmente interesante.

Inteligencia: ¿se hereda… de la madre?

Las personas que tienen la suerte de ser más inteligentes que el promedio deberían empezar a agradecérselo a otra persona en particular: sus madres. Y es que, según han destacado varias investigaciones, parece que son las madres las que transmiten la mayor parte de carga genética relacionada con las habilidades cognitivas.

Esto desmentiría muchos de los prejuicios de género que siguen bastante enraizados en nuestras sociedades y que llevan siglos acompañando cruelmente a las mujeres en particular. Según estas informaciones, la inteligencia del progenitor no sería un factor fuerte a la hora de predecir la inteligencia de los hijos.

Genes condicionados, la clave de todo

La base científica de este asunto reside, justamente en la existencia de “genes condicionados”. Estos componentes genéticos, tal como describen los biólogos que los han estudiado a fondo, se comportan de forma distinta según su origen sea de un cuerpo masculino o femenino.

Al parecer, estos genes contienen algo así como una etiqueta bioquímica que proporciona información sobre su procedencia, y que incluso nos revela si estos genes serán activos o no en las células del hijo. En concreto, algunos genes condicionados solo se activan si proceden de la madre. En caso de que este mismo gen sea heredado por la vía paterna, no se activa. Como cabría esperar, hay otros genes que funcionan a la inversa: es decir, solo se activan si proceden del padre.

Cromosoma X, esencial en el desarrollo del potencial cognitivo

Es bien sabido que la inteligencia se hereda de padres a hijos, pero no se tenía ninguna constancia hasta hace poco de que esta capacidad se debía en mayor medida de uno de los dos progenitores. Los distintos estudios que han revelado que los hijos tienen una mayor probabilidad de heredar la inteligencia de la madre apuntan a que los genes relacionados con las capacidades cognitivas se ubica en el cromosoma X.

De hecho, los datos que dan sustento a esta tesis vienen de lejos. En el año 1984, un estudio en la University of Cambridge ya detectó la tendencia. El equipo de investigadores analizó ciertos componentes bioquímicos y genéticos del cerebro, y llegaron a la conclusión de que los genes de la madre aportan más información para el desarrollo de las estructuras cerebrales asociadas con el pensamiento y las operaciones mentales.

Para llegar a este sorprendente hallazgo, los investigadores trabajaron con embriones de ratones modificados para reproducir, solamente, los genes de la madre o los del padre. No obstante, cuando los científicos trasladaron los embriones al útero de un ratón hembra para que pudieran seguir desarrollándose, éstos murieron.

De este modo, los investigadores se dieron cuenta de que existen genes condicionados que solamente activan cuando son heredados por vía materna, y que son imprescindibles para el desarrollo y la supervivencia del embrión. Con los embriones que eran copias genéticas de los padres ocurría algo distinto: sus genes eran cruciales para el crecimiento de los tejidos placentarios. También murieron.

La hipótesis era clara: si esos genes en concreto eran tan sumamente esenciales para el desarrollo (y la supervivencia) del embrión, sería razonable pensar que serían genes con grandes responsabilidades en el funcionamiento orgánico de los animales y los seres humanos, y tal vez podrían guardar una relación fuerte con ciertas funciones cerebrales. Una hipótesis que, después de sucesivos estudios aislando variables, fue validada.

Ratones con cabezas asombrosamente grandes

Los ratones que contaban con una proporción mayor de genes maternos desarrollaban un encéfalo anormalmente grande, y sin embargo su cuerpo era muy menudo. Por contra, los ratones con genes paternos tenían una cabeza diminuta y el cuerpo hiperdesarrollado.

A medida que los científicos fueron detectando cuáles genes eran provenientes de la madre y cuáles del padre, identificaron a su vez varias células que solo contenían genes maternos o paternos en distintas áreas cerebrales que rigen diferentes funciones y procesos cognitivos, como la inteligencia o la memoria.

Los científicos no hallaron ninguna célula paterna en la corteza cerebral, donde se ubican las estructuras que nos permiten tener funciones cognitivas complejas, tales como la inteligencia, la toma de decisiones, el lenguaje y otras habilidades.

Nuevas investigaciones y evidencias

Con el paso de los años, la comunidad científica ha ido revisando este curioso fenómeno genético. De hecho, uno de los investigadores más reputados en el ámbito de la inteligencia, Robert Lehrke, reveló que la mayor parte de la capacidad intelectual de los neonatos es generada en el cromosoma X. Pudo demostrar, incluso, que las mujeres tienen el doble de probabilidades de heredar los rasgos vinculados a la inteligencia, al tener dos veces ese mismo cromosoma ‘X’.

Hace pocos meses, otro estudio de la germana Universidad de Ulm descubrió que el material genético implicado en el daño cerebral está estrechamente vinculado al cromosoma X. Además, señalaron que una de las evidencias de esto es el hecho de que las discapacidades mentales e intelectuales son un 30% más frecuentes en los hombres.

Predictor del cociente intelectual

Todos los anteriores estudios son muy interesantes y dan con claves específicas de la relación entre los genes de la madre y la inteligencia. No obstante, uno de los estudios más reveladores es el análisis longitudinal realizado en el Medical Research Council Social and Public Health Sciences Unit de EEUU.

A lo largo de un largo período de tiempo, 12.000 jóvenes entre los 13 y los 22 años fueron entrevistados anualmente. Analizando distintas variables sobre los individuos, como el color de piel o el nivel sociocultural y económico, descubrieron que el indicador que mejor predijo la inteligencia de cada sujeto fue el C.I. de su madre.

Más allá de la genética

Pero no solo la genética nos da datos sobre esta cuestión. Hay otras investigaciones que muestran que la madre ejerce un papel fundamental en el desarrollo intelectual y cognitivo de los hijos, mediante estímulos del día a día. Varios estudios sugieren que el apego, ese vínculo de confianza prístina con la madre, está estrechamente relacionado con la inteligencia futura.

El apego y su importancia para el desarrollo de la inteligencia

Varias investigaciones en la Universidad de Carolina del Norte, entre otras muchas, hallaron que los niños que desarrollan con éxito un apego seguro hacia sus madres son capaces de llevar a cabo juego simbólico de mayor complejidad. Además, son más constantes y tienen más tolerancia a la frustración.

Parece ser que el apego seguro ofrece las bases para que los niños crezcan confiando en sus posibilidades, afrontando los retos para esforzarse y resolver los problemas de su día a día. También es destacable que las madres que proporcionan este apego seguro son también las que estimulan más y mejor a sus hijos para que puedan avanzar en su desarrollo cognitivo.

¿Qué porcentaje de la inteligencia se hereda?

Pero, ¿realmente se hereda la inteligencia? ¿En qué proporción es así? Se suele hablar de que entre un 45 y un 55% de la inteligencia viene escrita en los genes. Esto nos da a entender que también hay una parte significativa, aproximadamente la mitad, que se desarrolla si los condicionantes familiares, sociales y personales son buenos.

Y es que cabe recordar que la inteligencia no es otra cosa que la capacidad que tenemos los seres humanos para solucionar problemas. No hay una zona específica del cerebro encargada de resolver problemas, sino que es todo nuestro cerebro en su conjunto el que funciona globalmente para abordar cualquier tarea que precise de un esfuerzo de nuestras habilidades cognitivas. Además, para más embrollo, no solo usamos el pensamiento racional para estos fines, sino que también entran en juego el pensamiento heurístico, la intuición y las emociones, que suelen estar más relacionadas con la herencia genética del padre.

Estimular la inteligencia del niño

No hay que prestar una atención desmedida al C.I. de un hijo. La inteligencia es un constructo extremadamente complejo, que se desarrolla si la mente del niño es estimulada convenientemente, con retos y tareas que, poco a poco, vayan obligándole a escalar en sus etapas de desarrollo cognitivo.

Como padres, hemos de ser capaces de comprender que podemos contribuir mucho a que nuestros hijos maduren y vayan desarrollando habilidades cognitivas más complejas, y esto debe hacerse, no lo olvidemos, atendiendo a las necesidades emocionales y lúdicas de los pequeños de la casa. Todo ayuda.

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Referencias bibliográficas:

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