12 leyendas colombianas llenas de folclore y cultura popular
Las leyendas colombianas con décadas de historia mezclan lo místico con lo histórico, el amor con el desamor, la magia con la tradición, lo heroico y lo sobrenatural. Se trata de narraciones ricas en contenido simbólico e histórico que, además de entretenernos, pueden ayudarnos a conocer experiencias individuales, eventos históricos y cosmovisiones culturales.
En el siguiente artículo veremos 12 de las más populares leyendas de Colombia, en las que se muestra una parte de la cultura popular y la mitología propia del país suramericano.
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Las leyendas colombianas más populares
Las leyendas son narraciones que se transmiten de manera oral u escrita generación tras generación. Así mismo, son una manera de comprender las ideas populares y la vida cotidiana: cuentan historias sobre el pasado, explican fenómenos naturales o sobrenaturales, hablan de acontecimientos individuales, relaciones amorosas, eventos religiosos, educativos, políticos, heroicos, etcétera.
Cada leyenda es propia de la región específica donde se cuenta, por lo que se transmite y transforma según los códigos culturales de esta misma. Retomando lo anterior, repasamos 10 de leyendas populares de Colombia.
1. La madre de agua
Dicen que en los ríos y manantiales colombianos se aparece el fantasma de una hermosa mujer, a la que conocen como la Madre de Agua, o la Madre de Río. Cuentan que su cabello es dorado, su piel blanca y sus ojos verdes y grandes. Por el día, y a la vista del sol, su poder es espiritual y sanador.
Por la noche, su rostro refleja la fantasía. Atrae y seduce a los jóvenes quienes, al contacto visual, caen en estado de hipnosis y locura. Algunos más caen en las profundidades de manantial y nunca más son vistos. Para salir del hechizo, los jóvenes que sobreviven deben rezar acompañados por los adultos. Se cuenta además, que la Madre del Agua pasea por los lagos cristalinos montada en delfines, peces y cocodrilos.
2. La patasola
Similar a las historias de otras mujeres legendarias en latinoamérica, como La llorona o La sayona, “La patasola” es el alma en pena de una mujer que perdió a sus hijos por conflictos amorosos. Se conoce como “la patasola” porque anda con un sólo pie. Su cabello es largo y enmarañado, y tiene ojos y boca grandes.
Cuentan que era una mujer que estaba casada con un campesino con quien tenía tres hijos. Un día, a la vuelta del trabajo, el campesino encuentra a la mujer en casa con su patrón, y en un arrebato de furia cortó la cabeza de este último con un machete. La mujer intentó escapar, pero el campesino logró cortarle una de las piernas. Como consecuencia de esta herida la mujer murió pronto. El campesino prendió fuego a la casa y se llevó a sus hijos muy lejos. Desde entonces, el alma en pena de la patasola regresa a buscarlos.
De acuerdo con la región específica donde se cuenta, la patasola aparece con enormes colmillos, por lo que puede tratarse de una especie de vampiro que, más allá de haber sido una mujer despechada, es un ser que protege la naturaleza.
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3. La candileja
Según esta leyenda, existe una gran bola ardiente compuesta de tres antorchas, que toman la forma de tentáculos rojos y persigue a hombres sospechosos o de mala voluntad, como borrachos, infieles, maltratadores, aquellos que abandonan su familia, etcétera. Cuentan que también persigue a viajeros trasnochados y que puede aparecerse para reprender malos comportamientos de hijos y nietos.
El origen de la candileja es una anciana que fue excesivamente permisiva con sus nietos. Al morir, San Pedro la reprendió por haberlos educado de esta manera y, como castigo, le da la forma de tres llamaradas de candela, así como la encomienda de regresar a poner orden cuando fuera necesario. Una representaba el cuerpo de la anciana, y las otras dos el de sus nietos.
4. La mula herrada
Dicen los habitantes de Bogotá que a partir de la medianoche puede escucharle el galopar de una mula. Herrada porque va sola y ensillada recorriendo la ciudad. Se dice que un hombre llamado Don Álvaro, disfrutaba de montar a su mula cambiando constantemente de rumbo. Terminaba siempre en una casa de juego, donde comía y bebía hasta altas horas de la noche. Un día, mientras Don Álvaro jugaba, su sirviente acompañó a la mula a beber agua del río. El animal se escapó hasta la casa de juego donde se encontraba su dueño.
Sorprendido, Don Álvaro le pidió que lo recogiera todas las noches, y así ocurrió. Al morir Don Álvaro, la mula pasó el resto de sus noches vagando por la ciudad en busca de su dueño. Dicen que su fasta regresa hasta el día de hoy, con lo cual, quienes la escuchan la llaman “la mula herrada”.
5. Las brujas de Burgama
En el pueblo de Burgama, hoy llamado San Juan Crisóstomos de la Loma, cuentan la leyenda de María Antonia Mandona, María Pérez, María de Mora, María del Carmen y Leonelda Hernández, quienes fueron acusadas de brujería y sometidas a un proceso inquisitorial en el siglo XVII. Eran conocidas como Las brujas de Burgama y vivían en un monte cerca del pueblo, donde se dedicaban a curar enfermos y enamorados.
No obstante, se les acusaba de tener pactos con el diablo, así como de querer convertir la localidad en una gran laguna para hacer del párroco un caimán, y de los habitantes un conjunto de sapos. Fueron finalmente llevadas a prisión y condenadas a la hoguera. Pero una de ellas, Leonelda, logró escapar con ayuda de los pobladores indígenas. En conjunto, no sólo liberaron a la acusada, sino que dieron muerte a los soldados y al capitán que había ordenado su condena. Desde este momento, el lugar fue conocido como el Cerro de la Horca.
6. El Mohán
Cuenta la leyenda que en las montañas y peñascos colombianos existe un gran hombre con abundante cabellera, barba, ojos grandes y uñas largas. Según la región específica donde se cuenta, el hombre puede tener distintas características y orígenes. Por ejemplo, se cuenta que es un hechicero que, al anticipar la llegada de los españoles en el siglo XV, se refugió en las cuevas, donde tocaba la guitarra especialmente en luna llena.
De hecho, se le atribuyen muchos de los desastres naturales de la zona, por lo que algunas personas le rinden tributo en señal de paz. Además, el Mohán regresaba constantemente a la ciudad, se cuenta que perseguía jóvenes y campesinos, por lo que resulta aterrador para algunas personas.
7. El hombre caimán
Cuenta la leyenda que un pescador llamado Saúl Montenegro, tenía una obsesión por mirar a las mujeres que se bañaban desnudas en la costa caribeña, específicamente en el río Magdalena. No quería ser descubierto y reprendido, por lo que decidió visitar a un brujo de la zona, quien le preparó una pócima que lo convertiría en caimán. Así podría esconderse bajo el río y continuar espiando a las mujeres. El mismo brujo le dio una pócima extra, que le permitiría regresar al estado de humano cuando el pescador quisiera. Pero obviamente alguien más tendría que rociar está última mientras se encontrara bajo la forma de caimán.
Pidió el favor a uno de sus amigos, quien, sorprendido por la transformación, derramó la pócima únicamente sobre la cabeza del pescador. Así pues, quedó convertido en un ser mitad hombre mitad caimán, e inmediatamente despertó el terror de las mujeres que visitaban el río. No volvieron más, y en desolación, el pescador pasó el resto de sus días vagando por el río hasta llegar a su desembocadura. Hasta ahora, los pescadores que visitan la zona cuentan esperar a encontrarse con el hombre caimán.
8. La muelona
También conocida como la Colmillona, se trata de una mujer de cabello largo y grandes ojos con una enorme dentadura. Dicen que proviene de una mujer llamada la Maga, que se dedicaba a adivinar el futuro, liberar mujeres y castigar a hombres. Al morir, los vecinos decían escucharla dentro de su casa jurando venganza hacia hombres infieles, borrachos y viciosos.
Algunas personas aseguran que su espíritu se aparece en las orillas de los senderos, especialmente cuando cae la tarde. Al principio se ve como una mujer seductora y atractiva, por lo que muchos hombres se acercan a ella rápidamente. No obstante, se aterrorizan cuando les muestra su gran dentadura (parecida a la de un caballo) y, en ocasiones, incluso los tritura como forma de castigo.
9. El sombrerón
Esta leyenda, que tiene versiones propias en México y centroamérica, dice que el sombrerón es un señor alto y corpulento, de rostro casi diabólico, que persigue y castiga a jóvenes de hábitos inadecuados. Por ejemplo, a quienes abusan del alcohol o las drogas, a quienes roban o maltratan, etcétera.
En Colombia se trata de un hombre vestido de negro que porta un gran sombrero también negro. Su cabello es largo, liso y del mismo color y, en vida, se le veía deambulando por las orillas de la calle. Después de muerto, muchas personas aseguran seguir encontrándose en lugares solitarios, o bien, recorriendo las calles cuando hay luna llena. En algunas regiones le llaman también El Jinete Negro. Sorprende y persigue a los jóvenes trasnochadores a gran velocidad, siempre gritando “Si te alcanzo te lo pongo”.
10. El duende
Está leyenda tiene distintas versiones según el lugar donde se cuenta. Por lo general se trata de un ángel que fue expulsado del sueño con el castigo de caminar por los campos de la tierra. Tiene la habilidad de persuadir a jóvenes y adultos y provocarles pesadillas, sonambulismo, provocarles ira, extraviar sus cosas, y llevarles a deambular sin rumbo fijo. Especialmente cuando se trata de campesinos y de jóvenes enamoradas.
Otras versiones cuentan que el duende que se dedica a secuestrar niños y niñas de cabello rubio, para llevarlos al bosque y convertirlos en seres salvajes.
11. La mano peluda
La mano peluda es una leyenda originaria de los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, dos regiones en las que desde tiempos inmemoriales han sido aterrados niños, adolescentes y personas de todas las edades con este relato macabro.
Todas las leyendas comprenden una parte de realidad y otra de moraleja, que es usada para educar o transmitir una visión determinada del mundo que nos rodea a jóvenes y niños de todas las edades. Este relato es, sin embargo, uno de los más terroríficos que podemos encontrar en nuestro bello país.
Esta leyenda, al ser tan antigua, cuenta con dos versiones distintas: una más clásica que tiene lugar en el desierto y zonas poco habitadas de la geografía colombiana; y una versión más moderna que tiene lugar en distintas urbes y ciudades más habitadas donde encontramos mayor densidad de población.
La leyenda original cuenta que en el desierto de la Candelaria, en el departamento de Boyacá, se les apareció a algunas personas una mano gigante (el doble de una mano humana normal) cubierta de pelo y con las uñas muy largas.
Esta mano grotesca se encuentra independiente de ningún cuerpo y suele andar sola hacia la persona que la identifica, sometiéndola a las más innombrables torturas hasta ocasionarles la muerte.
En la versión moderna de esta leyenda, se habla de un relato clásico que los padres contaban a sus hijos en los que se advertía a los pequeños que si no iban al baño antes de dormir se les aparecería esta fantasmagórica mano cercenada. Esta era una forma de aterrorizar a los niños y lograr que hicieran caso a sus padres en todo lo que estos ordenaban.
Cuenta la leyenda que han sido muchos los niños que han perecido por acción de la mano peluda, y que muchos otros son los que han logrado escaparse, pero con grandes rasguños ocasionados por sus garras de simio.
12. La Llorona
La llorona es una de las leyendas latinoamericanas más compartidas en distintos países y Colombia es una de las naciones que cuenta con su propio relato al respecto. En el país cafetero, esta aparición espectral tiene distintos nombres: La María Pardo de Antioquia, la Turumama de Nariño… Y todas aluden al mismo hipotético fenómeno sobrenatural.
Se trata de un relato terrorífico que se ha transmitido de generación en generación a través de toda la sociedad colombiana, entre personas de todas las edades, así como de cualquier clase social. Una historia auténticamente aterradora que aún pervive en muchas zonas agrícolas del país.
Cuenta la leyenda que en la región de Tolima Grande, así como en otras partes de Colombia varios viandantes, campesinos y personas que transitaban por la noche se encontraron con la aparición de una mujer fantasmal de rostro esquelético y terrorífico, ropajes raídos y vestiduras sucias.
Esta leyenda cuenta con distintas variaciones pero todas ellas coinciden en que se trata de un alma en pena que carga un niño muerto en brazos y que profiere un lamento escalofriante y terrorífico que se oye a varios kilómetros de donde se encuentra.
La historia detrás de la aparición esconde el relato de una madre que asesinó a su propio hijo ahogándolo en un río, por algún motivo que se desconoce, y que fue condenada a vagar eternamente por distintos valles, senderos y riachuelos compartiendo su pena a todo aquél que la escuche.
La leyenda de la Llorona cuenta con muchas variaciones según el país donde nos encontremos y en Colombia se cuenta que normalmente puede aparecerse en las riberas de los ríos o riachuelos y también en los cafetales.