Tejido conectivo: qué es, características y tipos
Investigaciones recientes estiman que el cuerpo humano está compuesto por 30 billones de cuerpos celulares, divididos por sus capacidades en distintas funcionalidades. El 80% de todas estas células son glóbulos rojos, pues reportan la inimaginable cifra de 5 millones de eritrocitos por cada milímetro cúbico de sangre de una persona adulta. Tras ellos, van las plaquetas (4,9%), las células hematopoyéticas de la médula ósea (2,5%), los linfocitos (1,6%) y otros cuerpos vasculares.
Curiosamente, las células epiteliales y las que conforman los órganos son la minoría de los cuerpos celulares totales, pues la epidermis solo representa el 0,5% del total. Los adipocitos, las células musculares, las neuronas, los hepatocitos y otros conglomerados celulares son la inmensa minoría dentro de nuestro organismo. De todas formas, realizan una serie de funciones esenciales en la supervivencia del individuo y especie a lo largo del tiempo.
Con estos datos, hemos querido reflejar un poco la inmensa diversidad celular y tisular que recoge el cuerpo humano. Para que todas estas estructuras tengan una coherencia tridimensional y agregación, es necesario algún tipo de tejido que ejerza como puente y sostén. En las siguientes líneas, te lo contamos todo sobre el tejido conectivo.
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¿Qué es el tejido conectivo?
El tejido conectivo, también conocido como tejido conjuntivo (TC), es un término que engloba a distintas agrupaciones celulares (además de la matriz y sus fluidos), cuya funcionalidad común es conectar, soportar y ayudar a mantener la integridad física de los distintos tejidos del cuerpo.
El tejido conectivo es un término “paraguas”, ya que engloba una gran cantidad de grupos tisulares. De todas formas, todos ellos presentan 3 características basales:
- Sustancia fundamental (SF): un material translúcido, hidratado y de consistencia gelatinosa. En él se encuentran suspendidas las células y fibras típicas del tejido en cuestión.
- Fibras: de muchísimos tipos, dependiendo del tejido. Entre ellas, destacan las colágenas, proteínicas, elásticas y microfibrillas.
- Células: son casi todas fijas e inmóviles. Dependen del tipo de tejido conectivo que se consulte.
Tipos de tejido conectivo
Todos los tejidos conectivos tienen estas características, pero más allá de ellas, la variedad prima sobre lo general. A continuación, te presentamos los tipos de tejido conectivo, según su funcionalidad y grado de especificidad.
1. Tejidos conectivos propios
El tejido conjuntivo propio (o conjuntivo propiamente dicho) es aquél con una función más general y menor grado de desarrollo. Se divide en dos variantes: laxo y denso.
1.1. Tejido conectivo laxo
Es el tipo de tejido conectivo más común en los vertebrados. Se encarga de mantener a los órganos en su sitio y de fijar a la piel en los tejidos subyacentes.
En esta categoría se encuentran, por ejemplo, el tejido conjuntivo mucoso, el reticular y el mesenquimal. Los tejidos conectivos laxos suelen tener una organización tisular en forma de red (mesh-like), una matriz fluida y una funcionalidad caracterizada por la protección de órganos y estructuras débiles.
1.2. Tejido conectivo denso
A diferencia del caso anterior, el tejido conectivo denso tipo se caracteriza por presentar un alto contenido de fibras en su matriz, que suelen ser colágeno tipo I. Entre estas fibras de colágeno se encuentran los fibroblastos, las células que producen el colágeno por sí mismas a través de diversas rutas metabólicas. Debido a su estado sólido y alta cohesión, este tejido es ideal para formar parte de ligamentos y tendones, por ejemplo.
A su vez, el tejido conectivo denso se subclasifica en dos variantes: regular e irregular. En la primera, las fibras de colágeno se disponen en forma paralela, mientras que en la segunda, el colágeno se encuentra en disposiciones desorganizadas.
2. Tejidos conectivos especializados
A partir de aquí, nos alejamos de los tejidos conectivos “al uso”, difusos y mayoritariamente indiferenciados, para entrar en un terreno mucho más organizado y conocido. Vamos allá.
2.1. Tejido adiposo
Es un tejido de origen mesenquimal, conformado por una asociación celular encargada de almacenar lípidos: los adipocitos. Estas células representan el 95% del tejido adiposo total y su función es almacenar energía en forma de triglicéridos.
Dentro del tejido adiposo, se pueden diferenciar dos tipos. marrón y blanco. El tejido adiposo blanco (unilocular) es el mayoritario en los mamíferos, y se encarga de almacenar la grasa en un estado semilíquido en forma de una gran gota.
Por otro lado, la grasa parda o marrón almacena el contenido lipídico en distintas gotas (multilocular) y contiene un elevado número de mitocondrias en cada adipocito. Mientras que el tejido blanco se encarga de almacenar la grasa a largo plazo, el pardo la quema, en los momentos en los que es necesario producir calor.
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2.2. Tejido óseo
Normalmente, el ser humano tiene la percepción del tejido óseo como uno inamovible, fuerte y permanente a lo largo del tiempo. Si bien el tejido óseo es duro (debido a los cristales de hidroxiapatita que conforman su matriz), también se sintetiza y resorbe a velocidades variables, dependiendo de las necesidades del organismo en cualquier momento dado. El 99% del calcio se encuentra almacenado en los huesos, y cuando es necesario utilizarlo y no está presente en la dieta, se tiene que destruir parte del tejido óseo para recuperarlo.
Dependiendo de su naturaleza, el tejido óseo puede ser denso o esponjoso. En ambos se encuentran diversos cuerpos celulares, como los osteoclastos, osteoblastos, osteocitos y células osteoprogenitoras. Por desgracia, cuanto más tiempo pasa en la vida del individuo, más matriz se rompe y menos se genera. No es casualidad que hasta el 80% de la población (sobre todo las mujeres) presente signos de osteoporosis a los 80 años de edad.
2.3. Tejido sanguíneo
Aunque no lo parezca, la sangre también es un tipo de tejido conectivo especializado, pues al fin y al cabo está poniendo en contacto distintos órganos entre ellos, mediante una serie de fibras, matriz (el plasma) y cuerpos celulares. Por los vasos sanguíneos navegan las plaquetas, los glóbulos blancos y los eritrocitos, todos ellos con funcionalidades distintas y complementarias. Las plaquetas se encargan de coagular la sangre ante una lesión y mantener la homeostasis interna, los linfocitos responden a las amenazas endógenas y exógenas y los eritrocitos transportan oxígeno a todos y cada uno de los tejidos.
Aunque sea un tipo de tejido diferente, en este grupo también se puede englobar al tejido hematopoyético, el precursor de las células sanguíneas ya nombradas. Este se encuentra fundamentalmente en la médula ósea roja, el centro de síntesis de los eritrocitos y glóbulos blancos.
2.4. Tejido cartilaginoso
El tejido cartilaginoso es un tipo de tejido conectivo elástico, avascular (sin vasos sanguíneos), especializado y formado casi en su totalidad por matriz y condrocitos dispersos.
El cartílago es esencial para el movimiento y la locomoción de los seres vivos, pues se encuentra revistiendo las articulaciones, une las costillas con el esternón y, además, sirve como punto de apoyo y revestimiento para la tráquea, los bronquios, el oído externo y el tabique nasal.
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2.5. Tejido linfático
En este apartado ocurre algo similar a lo citado en el tejido sanguíneo: no se trata de una organización tisular sólida, pero también contiene fibras, células y matriz, así que entra dentro de la definición de “tejido conectivo”; aunque sea en una modalidad altamente especializada.
El tejido linfático es el la autopista de viaje (junto con la sangre) de linfocitos, macrófagos y células plasmáticas. Por ello, su funcionalidad es eminentemente inmunitaria.
Resumen
Como habrás podido comprobar, el tejido conectivo va mucho más allá de aquellas capas difusas que se localizan sujetando la piel o protegiendo a los órganos y manteniéndolos en su sitio en la cavidad abdominal. Aquí también se engloban conceptos mucho más específicos, como la grasa, la sangre, la linfa, el cartílago e incluso los huesos.
Todos estos tejidos tienen 3 características en común: contienen fibras, matriz y células embebidas en ella. Dependiendo del tipo celular dominante y su función principal, el tejido conectivo se puede analizar en muchas categorías y dimensiones diferentes.