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¿Cómo salir de la dependencia emocional en una amistad?


Todos tenemos amigos, algunos mejores y otros no tan buenos. Nuestras relaciones con los demás pueden ser muy diversas pero lo que deberían tener todas ellas en común es que nos respetemos los unos a los otros.

Hay amistades muy íntimas y sólidas, mejores amigos con quienes planeamos todo: vacaciones, quedadas, vivir juntos… sin embargo, a veces esta buena amistad se convierte en una tóxica, disfuncional y excesivamente dependiente. Se desarrolla un apego insano que hace que si uno queda con otras personas, la otra parte se llegue a sentir traicionada.

También sucede que la relación entre dos personas es tan, pero tan excesivamente dependiente que el uno no pueda plantearse su vida sin el otro, sin ser ni familia ni pareja. La independencia de dos individuos se desvanece y se convierten en dos personas que componen una unidad que, cuando una de ellas se va, se siente amputada.

Saber cómo salir de la dependencia emocional en una amistad es el asunto que vamos a abordar hoy, no sin antes hablar de lo que se entiende de dependencia y codependencia y qué señales la delatan. ¡Vamos allá!

Cómo salir de la dependencia emocional en una amistad

Es habitual que, al hablar de dependencia emocional, lo primero que se nos venga a la cabeza sea una relación de pareja disfuncional. Si bien es frecuente que las relaciones de este tipo desarrollen problemas relacionados con la dependencia, lo cierto es que este fenómeno también puede darse en las relaciones familiares y en las de amistad. Las amistades donde la dependencia emocional se ha convertido en algo que las caracteriza no son raras y, de hecho, no es extraño comenzar a ser amigo de alguien y, al cabo de un poco de tiempo, esta relación se vuelva tóxica, adictiva y posesiva.

La dependencia emocional es la necesidad de protección y apoyo en donde la confianza en la relación se convierte en un elemento esencial que influye en la autoestima, identidad y funcionamiento general de una persona. La dependencia emocional es sinónimo de apego insano, en el que una persona necesita el contacto casi permanente de otra persona, su atención constante y su exclusividad. Esa necesidad termina creando lazos tóxicos en los que la persona dependiente presiona y agobia a su amistad por no recibir ese torrente de atención que la otra persona necesita.

En las relaciones de amistad contaminadas por la dependencia emocional, una persona hace que su vida gire en torno a la otra. Se sienten celos cuando uno de los dos amigos comenta que va a hacer algo sin el otro, con otros amigos, o ya lo ha hecho y no se lo ha dicho. Uno, o los dos, se empiezan a obsesionar cuando el otro no le presta toda la atención que requiere.

Señales de dependencia emocional en una amistad

Son varias las señales que nos permiten ver que somos parte de una relación de amistad en la que hay dependencia emocional. A continuación veremos unas cuantas:

1. Celos si se queda con otro

La dependencia emocional en una relación de amistad se evidencia cuando hay celos, fruto de que uno de los dos salga con otras personas para ir al cine, salir de fiesta o simplemente porque ha quedado con otros amigos sin él o ella.

2. Obsesión

Una o las dos personas de la amistad muestran clara obsesión para con el otro. Se pasan todo el día pensando en su amigo, no porque le guste o porque quiera tener algo más profundo con él, sino que le da vueltas y vueltas a lo que ha dicho y hecho, preguntándose qué estará haciendo y si estará traicionando su amistad con él.

3. Adaptación a la vida del otro

Uno procura adaptarse a la vida del otro en absolutamente todo: gustos, intereses, profesión… La necesidad de ser aceptado por la otra persona es tan intensa que se teme que, si se piensa o actúa de una forma distinta a lo que el otro quiere, va a acabarse la relación. Estas ganas de agradar al otro de forma extrema es una prueba de una profunda falta de autoestima.

4. El amigo se convierte en la prioridad

Cuando se tiene una relación de extrema dependencia emocional con un amigo, este se convierte en la máxima prioridad de nuestras vidas, anteponiéndose a las demás amistades e, incluso, a la propia familia. Y lo peor de todo: se antepone a uno mismo. Uno se vuelve tan dependiente con el amigo en cuestión que es capaz de cancelar planes importantes, como una cita con un interés romántico o una quedada familiar, porque el amigo le ha dicho a última hora de quedar.

5. Estado de ánimo dependiente de la amistad

La felicidad y el estado de ánimo en general de la persona dependiente depende de su amigo. Cuando se siente querida y atendida por su amigo, no necesita nada más y a nadie más en su vida. Pero, cuando se da cuenta de que esa atención no es exclusiva en uno mismo, la persona dependiente siente tristeza y angustia.

6. Otras señales de alerta

Además de estas, podemos destacar algunos comportamientos relacionados con la dependencia emocional en una amistad:

  • Uno actúa como el salvador del otro, anteponiendo las necesidades del otro por encima de las suyas propias.
  • Uno se siente responsable de ayudar al otro siempre.
  • Se alimenta la dependencia hacia la relación.
  • Uno se preocupa excesivamente por el otro.
  • Uno se siente mal si pasan varios días sin quedar.
  • Uno o los dos renuncian a otros amigos para estar juntos.

Superar la dependencia emocional hacia un amigo

Cómo salir de la dependencia emocional hacia un amigo o una amiga

Salir de una relación de amistad con dependencia emocional es complicado. Tanto si eres tú el dependiente como lo es tu amigo o amiga, a la larga, la relación te hará sufrir emocionalmente. Por fortuna, esto puede cambiar con un poco de fuerza de voluntad y esfuerzo. Puedes conseguir que la relación se convierta en una más sana, libre de dependencias tóxicas, aunque cabe la posibilidad de que en el peor de los casos la relación se acabe. Hay que saber valorar si es mejor continuar teniendo una relación de amistad extremadamente dependiente o si se prefiere ser un individuo libre y feliz.

El primer paso para salir de estas dinámicas relacionales disfuncionales y tóxicas es tomar conciencia de ellas. Depender en exceso de una amistad nos aleja de nuestra familia, pareja y otras amistades que puede que nos aporten mucho más que la persona con la que mantenemos una amistad de alta dependencia emocional. Los amigos están para apoyarnos, y debemos apoyarlos nosotros también, pero no pueden quitarnos nuestra individualidad ni libertad.

1. Aprender a vivir en soledad

Uno de los principales desencadenantes de la dependencia emocional con alguien, sea una amistad, un familiar o una pareja, es el miedo a la soledad. Este temor es el origen de muchas relaciones de dependencia.

Por fortuna, esto se puede mejorar si uno aprender a vivir en soledad, viendo que la soledad no es algo tan malo si se sabe vivir en ella y sirve para realizar una profunda introspección, descubrir y gozar la libertad e independencia.

Conocerse a uno mismo mejor viendo cuáles son los gustos, intereses y deseos genuinos, no los que la relación con otra persona nos han hecho pensar que son los que nos caracterizan. Es el momento de empezar a hacer cosas por uno mismo, ser uno mismo, sin esperar contar con nadie.

2. Ampliar el círculo social

Si cuidamos nuestras relaciones sociales y ampliamos nuestro círculo social contaremos con una red de apoyo más extenso, un conjunto compuesto por amistades, familiares y, en caso de tenerla, pareja que nos servirá para recibir ayuda cuando la necesitemos sin depender excesivamente de una sola persona.

Uno de los principales problemas por los que una persona acaba desarrollando excesiva dependencia emocional con un amigo es que ese amigo en concreto es el único del que se dispone.

De disponer más integrantes de nuestro círculo social, con sus puntos de vista, gustos, intereses y actividades variadas, no solo dispondremos a un conjunto más extenso de personas que nos podrán ayudar cuando lo necesitemos, sino que además podremos tener una perspectiva más amplia de lo que nos sucede.

3. Salir de la zona de confort

Puede que parezca que no tiene mucha relación, pero lo cierto es que si nos salimos de nuestra zona de confort y cambiamos nuestra rutina podemos salir de la dependencia emocional en una amistad.

Hacer cosas nuevas como apuntarse a un curso de idiomas, ir al gimnasio, salir a correr o lo que sea nos ayudará a ver que no necesitamos de otra persona para disfrutar de la vida y crecer.

Añadido a esto, nos puede dotar de mayor autoestima al descubrir que podemos ser independientes y desarrollarnos como individuos sin necesitar a alguien que nos diga si le gusta o no lo que estamos haciendo. Es una decisión nuestra y los beneficios de ello recaen directamente sobre nosotros.

4. Ir al psicólogo

La dependencia emocional, sea con la persona que sea, es un problema importante que apunta no solo un problema de autoestima sino, también, la posibilidad de que detrás haya una condición psicológica como un trastorno de ansiedad o depresión.

Ir al psicólogo es la mejor forma de todas para aprender a salir de la dependencia emocional en una amistad, porque en este caso se abordará la causa real detrás de esta relación disfuncional, evaluándose la posibilidad de que sea explicada por un trastorno mental. Si realmente lo hay, será necesario recibir tratamiento que traerá consigo mejoras tanto en el estado emocional del paciente como en su forma de relacionarse con los demás.

La autoestima: clave fundamental

Para salir de la dependencia emocional en una amistad y evitar caer de nuevo en ella es fundamental trabajar la autoestima y la independencia. En muchas ocasiones, las relaciones caracterizadas por un alto grado de dependencia emocional se deben, en mayor o menor medida, a que uno de los dos implicados, o ambos, tienen una gran falta de autoestima y han hecho que su autoconcepto esté muy marcado por la existencia de otra persona, a la que o bien ayudan o bien reciben su ayuda.

Por este motivo es muy importante trabajar la autoestima, porque de ella depende la manera en la que nos vinculamos a los demás y puede ser un factor de protección de caer en relaciones con alta dependencia emocional si la tenemos alta. Si nuestra autoestima está bien y somos conscientes que, como individuos, somos independientes y tenemos nuestros derechos. Si se dan estos factores, estaremos en armonía con nosotros mismos y podremos buscar y relacionarnos con otras personas estableciendo relaciones sanas, adultas y funcionales.