Adicción a las TIC: ¿cómo intervienen los psicólogos?
La adicción a las TIC es un fenómeno relativamente nuevo pero que cada vez gana más importancia. Los motivos son evidentes: Internet y los nuevos dispositivos electrónicos conectados a la red de redes han irrumpido con fuerza en nuestra sociedad, con consecuencias positivas y negativas.
Lo cierto es que para muchas personas, la posibilidad de conectarse en cualquier momento y encontrar siempre nuevos contenidos a través de su pantalla ha llegado a convertirse en, más que un hábito, una necesidad de la que no se puede prescindir.
Dado que para muchas personas esta dependencia se ha convertido en un problema que afecta significativamente a su calidad de vida, en este artículo veremos cómo intervienen los psicólogos en los casos de adicción a las TIC, así como varias características de este fenómeno.
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¿Qué es la adicción a las TIC?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que lo que popularmente se conoce como adicción a las TIC no es una adicción según los manuales diagnósticos, en los que en la mayoría de los casos se utiliza esta palabra solo para casos de dependencia de sustancias salvo contadas excepciones.
Así pues, en este caso hablamos de un tipo de conducta que ha degenerado en dependencia psicológica (que no química, dado que no se busca una sustancia en concreto).
La dependencia psicológica, a su vez, puede ser definida como un conjunto de conductas cuya función es satisfacer un deseo intenso o un ansia de la que cuesta trabajo desenganchar el foco atencional; es decir, que en caso de no hacer lo que pide dicha necesidad, aparece la urgencia por orientar hacia ello toda nuestra atención, así como la irritabilidad, la ansiedad y en ciertos casos incluso agitación a nivel fisiológico.
Por poner un ejemplo, una persona con adicción a las TIC echa en falta conectarse a sus redes sociales a través del móvil si hace más de cinco minutos que no lo ha hecho, y en caso de no poder satisfacer eso, piensa en cómo hacerlo lo más pronto posible a pesar de estar realizando actividades que no tienen nada que ver con eso, hasta que el malestar es tan intenso que siente que debe conectarse prácticamente cueste lo que cueste, sin pensar en las consecuencias.
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¿Cómo intervienen los psicólogos?
La intervención psicológica tiene en estos casos dos momentos diferentes: la prevención, para evitar que estas causas de malestar se desarrollen en aquellos quienes son más vulnerables a ello, y la evaluación psicológica y la terapia consiguiente.
Prevención
Las acciones de prevención se realizan en la mayoría de las ocasiones en centros educativos y charlas independientes a padres y madres, y tienen como objetivo que los más jóvenes y sus padres aprendan a distinguir entre mal hábito, abuso y adicción.
Por lo general, se intenta proveer a niños y adolescentes con ejemplos prácticos en los que se describen distintas maneras de utilizar los dispositivos electrónicos más populares en estas franjas de edad: tablets, smartphones, etc.
También puede realizarse programas de intervención dirigidas a otros colectivos vulnerables en personas ya adultas, en cuyo caso gana más importancia concentrar los esfuerzos en llegar directamente a estas personas y no tanto a su entorno familiar.
Terapia y rehabilitación
Las pautas que veremos a continuación son líneas generales que se siguen para tratar casos de dependencia de las TIC; pero hay que tener claro que el abordaje terapéutico debe adaptarse a cada caso particular. Esto suele ser realizado por parte de un equipo interdisciplinar, que evaluará la gravedad del caso y las necesidades específicas del sujeto. Más allá de eso, las estrategias habituales son las siguientes.
1. Asesoramiento al paciente y a la familia
Al detectar el problema, se informa al paciente y a su entorno familiar de lo que ocurre. Es importante que los miembros de la familia estén bien informados, ya que las adicciones requieren de un seguimiento continuado, y estas personas deben tener unas pautas de actuación tanto en momentos de crisis como en el trato con el paciente, para no potenciar recaídas.
2. Indicación del tipo de intervención
Por otro lado, dependiendo de si el caso es grave o no y de si eso interfiere con las necesidades fundamentales de la persona, se indicará un periodo de ingreso terapéutico (en los casos más extremos).
En caso de que el ingreso sea innecesario, se realizará un tratamiento de tipo ambulatorio o puntual en consulta de psicólogos de una o dos veces a la semana.
3. Entrenamiento en estrategias para no recaer
Durante los momentos de atención terapéutica, el principal objetivo es que la persona se adapte a un modo de vida en el que las TIC no tienen tanta presencia, e ir abandonando su uso en la medida de lo posible, menos para lo estrictamente necesario, y para realizar esa transición se le enseñarán estrategias para evitar los estímulos de este tipo.
Por ejemplo, cómo se puede evitar estar cerca de teléfonos móviles, qué hacer en los momentos de ansiedad ante la incapacidad de hacer uso de las TIC, entrenamiento en ejercicios de relajación, etc.
Además, también se aplican estrategias para mantener alta la motivación del paciente, y que a la vez sea él mismo quien encuentre fuentes de motivación en aquello que considera relevante.
4. Atención a otros posibles problemas psicológicos
También se debe tener en cuenta si la persona presenta además un historial de otro tipo de problemas psicológicos o incluso adicciones paralelas (esto último es muy común), para poder adaptar el tipo de intervención.
5. Rehabilitación
Después de haber pasado por una etapa en la que la necesidad de estar constantemente conectados a las TIC ha decrecido hasta llegar a niveles sin malestar clínico, se pasa a la etapa de la rehabilitación, en la que el objetivo es reaprender nuevas formas de vivir sin recaer en la adicción.
Aquí, el entrenamiento se centra en la adopción de nuevas dinámicas relacionales, la evitación de lugares asociados al consumo constante de TIC en el pasado, y el desarrollo de nuevas aficiones.
¿Cómo formarse en este ámbito?
Existen varias opciones por las que pueden optar los profesionales de la salud interesados en formarse en esta y otras formas de adicción y dependencia. En ellas, lo importante es contar con la información y los contenidos académicos más actualizados para no perder de vista la realidad de estos fenómenos psicosociales, en constante transformación que corre paralela a los cambios en las maneras de vivir.
Un ejemplo de programa de formación recomendable es el Máster Universitario en Prevención en Conductas Adictivas de la Universidad Internacional de Valencia. En este master de modalidad online y 60 créditos ECTS, cuyo periodo de matriculación ya está abierto, se enseña a implementar estas medidas de prevención en diversos contextos relevantes, desde los centros educativos hasta en entornos de trabajo.
Por otro lado, ofrece la posibilidad de realizar prácticas en entornos profesionales tanto en centros públicos como en los privados. Además, se trabaja únicamente a partir de contenidos con evidencia científica. Para obtener más información sobre él, puedes hacer clic en este enlace.
Referencias bibliográficas:
- Gómez Mena, C. (2015). «La adicción a Internet puede destruir relaciones sociales, alerta especialista». La Jornada. Sociedad y Justicia: Grupo Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V. p. 30.
- Shaffer, H.J. y Hall, M.N. (1996) Estimating the prevalence of adolescent gambling disorders: A quantitative synthesis and guide to ward standard gambling nomenclature. Journal of Gambling Studies, 12, 193-214.