Pregabalina: usos y efectos secundarios de este fármaco
Hay algunos fármacos que se usan para trastornos o patologías bastante diversas. Es el caso de la pregabalina, un medicamento antiepiléptico y analgésico, indicado para el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el dolor neuropático y las crisis convulsivas propias de la epilepsia.
En este artículo conoceremos su mecanismo de acción, cómo se administra en cada caso, sus efectos secundarios y contraindicaciones.
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Pregabalina: ¿qué es?
La pregabalina es un fármaco antiepiléptico y analgésico, que se utiliza principalmente para el dolor neuropático periférico y central en adultos, como terapia añadida en las crisis parciales convulsivas con o sin generalización en adultos y para el trastorno de ansiedad generalizada (TAG).
Su principio activo es un análogo del ácido γ-aminobutírico (GAB)A, es decir, que se trata de un fármaco análogo del GABA (principal neurotransmisor inhibidor en el sistema nervioso central), igual que su predecesor gabapentina.
Este fármaco se administra por vía oral, y puede tomarse con o sin alimentos. La contraindicación para tomar pregabalina es padecer una hipersensibilidad a la propia pregabalina.
En cuanto a su posología, el rango de dosis es de 150 a 600 mg al día, dividiendo su administración en dos o tres tomas. Para hacerlo hay que seguir siempre las intrucciones del personal médico que haya recetado este fármaco.
La pregabalina no debe utilizarse en niños y adolescentes menores de 18 años, ya que no se ha establecido aún su seguridad y eficacia en estos grupos.
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Indicaciones
La pregabalina pertenece a un grupo de medicamentos que se utilizan principalmente para el tratamiento de la epilepsia, del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) en adultos y del dolor neuropático.
1. Epilepsia
Se utiliza la pregabalina para tratar ciertas clases de epilepsia, concretamente las crisis parciales con o sin generalización secundaria, en adultos. La pregabalina requiere una receta médica prescrita por el médico.
Se prescribe para casos de epilepsia cuando el tratamiento actual no está controlando la enfermedad. Normalmente se toma la pregabalina añadida al tratamiento actual.
No se debe administrar sola, sino que siempre deberá utilizarse de forma combinada con otros tratamientos antiepilépticos.
2. Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)
En este caso, la pregabalina se pauta para los síntomas de ansiedad y preocupación excesivas y prolongadas propias del TAG, que resultan difíciles de controlar.
Además, el TAG puede también ocasionar inquietud o una sensación de excitación o nerviosismo, sensación de fatiga y cansancio fácil, así como dificultades para concentrarse o facilidad para quedarse con la mente en blanco, irritabilidad, tensión muscular o alteraciones de sueño. La pregabalina también actua sobre estos síntomas.
Sin embargo, debemos tener claro que estos síntomas son ligeramente diferentes al estrés en sí, y/o a tensiones propias de la vida cotidiana.
3. Dolor neuropático
La pregabalina también se utiliza para tratar el dolor neuropático (periférico y central). El dolor neuropático es producido por un daño o una alteración en las estructuras del sistema nervioso. Por lo tanto, este dolor puede ser producido por daño en los nervios periféricos (dolor neuropático periférico) ó por daño en la médula espinal o el cerebro (dolor neuropático central).
El dolor neuropático se produce por un funcionamiento anormal del sistema nervioso, que interpreta los estímulos de forma errónea. Afecta al 7-10% de la población europea.
Efectos secundarios
La pregabalina, como todos los medicamentos, también tiene una serie de efectos adversos que pueden aparecen cuando se toma (aunque no siempre aparezcan). Los efectos secundarios más frecuentes (que pueden afectar a más de 1 persona de cada 10) son los mareos, la somnolencia y el dolor de cabeza.
Otros efectos adversos ligeramente menos frecuentes (afectan a más de 1 persona de cada 100) son:
- Aumento del apetito.
- Sensación de euforia, confusión, desorientación, disminución del apetito sexual, irritabilidad.
- Alteración de la atención, torpeza de movimiento, deterioro de la memoria, pérdida de memoria, temblores, dificultad al hablar, sensación de hormigueo, entumecimiento, sedación, letargo, insomnio, fatiga, sensación anormal.
- Visión borrosa, visión doble.
- Vértigo, problemas de equilibrio, caídas.
- Boca seca, estreñimiento, vómitos, flatulencia, diarrea, náuseas, abdomen hinchado.
- Dificultad en la erección.
- Hinchazón del cuerpo incluyendo las extremidades.
- Sensación de embriaguez, alteraciones del modo de andar.
- Aumento de peso.
- Calambre muscular, dolor en las articulaciones, dolor de espalda, dolor en las extremidades.
- Dolor de garganta.