Envidia en el trabajo: qué hacer para que no sea un problema
La envidia es mala, y en el trabajo puede ser mucho peor. Es un sentimiento que puede degenerar en situaciones terriblemente perjudiciales, como mobbing, estrés laboral, incompetencia en el puesto de trabajo, además de tensiones que se pueden manifestar en forma de agresiones físicas y verbales.
Vamos a ver más a fondo cuales son los causantes de esta emoción en las organizaciones, además de ver algunas formas de gestionarla, tanto si somos nosotros quienes somos los envidiosos como los envidiados, y qué papel puede desempeñar la empresa ante ello.
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Envidia en el trabajo ¿por qué puede surgir?
La envidia en el trabajo es un sentimiento que puede ser causado por múltiples factores. Los entornos de trabajo pueden ser el lugar de relaciones interpersonales que, dependiendo de si hay o no hay un mal clima, se pueden degenerar de tal forma que afecte al desempeño de toda la plantilla.
Una de las causas que puede generar este nocivo sentimiento es la presión competitiva. No son pocas las personas quienes en el lugar de trabajo no se sienten bien tratadas, además de sentir que si fallan en algo puede conllevar a serias consecuencias. Si la persona no sabe cuál es su valor en la empresa y no se siente segura, el tener que competir contra otros para mantener su puesto de trabajo, además de una experiencia casi traumática, puede generar muchas tensiones en la oficina.
A la mínima que vean que alguien es mejor en algo que ellas mismas, es posible que se dé inicio a toda una serie de dinámicas muy perjudiciales dentro de la organización. Es muy frecuente que, a causa de la envidia, se den situaciones de mobbing o acoso (no sexual) en el trabajo, que harán que la víctima se sienta cada vez peor y más aislada del resto de trabajadores.
Los efectos perjudiciales de la envidia no son algo que aparezcan de la noche a la mañana. Empiezan por un sentimiento de rencor hacia la persona envidiada, buscando posibles debilidades y fallos con la intención de hacerles ver a los demás trabajadores y al jefe que esa persona no es tan eficiente como aparentemente creían. Esto puede perjudicar a la persona envidiada o, por el contrario, a la envidiosa, dado que estará mostrándose como una persona débil e inmadurez emocional, que no es capaz de tolerar el éxito de los demás.
En esencia, la envidia en el trabajo surge de sentir rabia por no poseer las potencialidades de otros compañeros del trabajo, miedo a que uno sea menos valorado al ser comparado con los demás o temor a perder el empleo por percibir que no se está a la altura.
¿Qué se puede hacer para evitar sentir envidia?
Somos seres humanos y, por eso, en algún u otro momento sentiremos envidia de alguien. Sin embargo, como personas maduras y con recursos, podemos hacerle frente a esta emoción o incluso evitar que la sintamos.
1. No obsesionarse con cómo lo hacen los demás
En este mundo siempre habrá gente mejor y peor que nosotros, pero la gente que tiene más cualidades que nosotros serán más propensas a ser nuestro centro de atención.
No debemos obsesionarnos con cómo lo hacen los demás, ni tampoco intentar superarlos sí o sí simplemente por el hecho de que nos negamos a ser peores que ellos. Cada uno tiene un potencial que debe mejorar de la forma más sana y adulta posible.
2. Nadie es perfecto
Es posible que al ver a otra persona hacer algo mejor que uno mismo se sienta envidia de ella; sin embargo, nadie es perfecto en este planeta. Todos tenemos nuestras fortalezas y debilidades.
Hay que ser objetivos, y entender que de la misma manera que estamos sintiendo envidia por algo que hace bien esa persona, también es muy probable que tenga algo que hace peor que nosotros. De una u otra forma, las fortalezas y debilidades de ambos combinadas se neutralizarían.
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3. Transformar envidia en admiración
La envidia es, en esencia, admiración malintencionada. Lo mejor que se puede hacer es saber ver lo bueno de los demás y felicitarles por ello, hacerles ver que encontramos admirables varias de sus cualidades.
La admiración invita a tener buenas relaciones con las personas que poseen ciertos dones, mientras que la envidia nos hace alejarnos, nos frustra y nos pone de malhumor.
4. Sentir empatía
Al tenerse envidia hacia un compañero al que se le atribuye una posición por encima de nosotros, es muy habitual pensar que su vida es un lecho de rosas y que realmente no se ha esforzado para esta allí.
Tratemos de sentir empatía y pensar cómo se siente una persona que está en su posición. ¿Nos gustaría tener que hacer todas las llamadas que hace cada día? ¿Acaso sería agradable para nosotros pasar tan poco tiempo con la familia como él lo hace? ¿Cuándo fue la última vez que no hizo horas extra?
Si nos hacemos todas estas preguntas y obtenemos como respuesta algo negativo, quizás cambiemos la envidia por comprensión.
5. Menos envidia y más superación personal
La envidia es un sentimiento que no nos beneficia. Vemos que los demás hacen las cosas mejor que nosotros y nos sentimos mal por ello y la pagamos con ellos.
Sin embargo, teniendo en cuenta esto, ¿no sería mejor que hiciéramos autocrítica y viéramos cómo podemos inspirarnos en las virtudes de los demás?
En vez de sentir tanta envidia por lo bien que lo hacen los demás, debemos buscar la manera de mejorar cómo somos nosotros mismos. Una vez lleguemos al nivel de los demás, no habrá motivos para sentir envidia de ellos.
Puede que parezca algo complicado, y en verdad lo es, pero de conseguirlo se pueden obtener grandes resultados a corto plazo.
¿Qué hacer si sienten envidia de nosotros?
Otras veces puede pasar que seamos nosotros quienes generamos envidia en el resto de nuestros compañeros y, si bien puede parecer que esto nos sea beneficioso, realmente puede hacernos correr riesgos. El principal es la posibilidad de que nos acusen de estar donde estamos por favoritismo o que nos ataquen tanto física como psicológicamente. Se pueden hacer unas cuantas cosas para intentar disminuir este sentimiento en nuestros compañeros.
1. Las circunstancias cambian, pero el trato no
Puede ser que nos hayan ascendido. Eso es algo indudablemente bueno, sin embargo se debe ir con cuidado, dado que corremos el riesgo de empezar a tratar a quienes hasta hace poco eran nuestros iguales como gente por debajo nuestro.
Aunque cambien las circunstancias, debemos hacer ver a los demás que seguimos siendo las mismas personas, que seguimos apreciándose y que el cambio en la jerarquía interna de la empresa no es motivo de cambiar las relaciones interpersonales.
Ser humilde y sencillo, mostrar que nuestro valor como personas trasciende cualquier estatus laboral son buenas formas para evitar envidias innecesarias.
2. Ayudar a los demás
Podemos ofrecer nuestra ayuda a la persona envidiosa dándole consejos e incluso invitarla a que nos acompañe mientras hacemos una tarea para que aprenda cómo se tiene que hacer.
3. Huir del protagonismo
Ya sea en reuniones o en cualquier contexto laboral, intentar ser el centro de atención cuando no es necesario es un problema, dado que puede que los demás nos vean como una persona demasiado egocéntrica, aunque haya algún motivo para ello.
Puede ser que un día contado el jefe o algún compañero nos quiera rendir un homenaje por algo que hemos hecho, pero debemos intentar evitar que se nos dé demasiada importancia de manera sistemática, dado que en caso contrario los demás trabajadores pueden verse menospreciados.
4. No atacar a los demás
En todo contexto social pueden surgir conversaciones en las que se ataquen a los demás. Es muy importante evitar este tipo de charlas, dado que, además de hacer daño, puede iniciar toda una serie de chismorreos, cotilleos y rumores que pueden ponérsenos en nuestra contra.
Las conversaciones destructivas pueden generar muchísimas tensiones en la empresa, y no queremos que las víctimas de ellas nos la devuelvan en forma de rencor, ataques personales y promoción de una mala imagen nuestra.
¿Qué puede hacer la empresa para evitar este tipo de situaciones?
La empresa es tan responsable de las interacciones entre sus trabajadores como el personal mismo. Es por ello que, en caso de que vea malas relaciones interpersonales entre sus empleados debe plantearse iniciar algunos cambios para disminuir las tensiones, sobre todo si no quiere que el rendimiento de la organización disminuya.
1. Dejar de lado las competiciones
Es bastante común en empresas el hacer que sus empleados compitan por un mismo puesto de trabajo o realizar algún tipo de tarea.
Esto, que en principio puede parecer positivo porque se fomenta el poner todo el empeño para conseguir un objetivo y es percibido por el empresario como un posible incremento de la productividad, implica ciertos riesgos.
Una cosa es motivar al personal para que dé lo máximo, y otra es hacer que se vean como enemigos los unos y los otros, pudiendo darse el caso de que se saboteen mútuamente.
Si se es el jefe o el encargado de una determinada sección o departamento y se ha detectado a personas que parecen ser propensas a la envidia y a los celos, lo mejor será evitar todo tipo de competición interna intensa.
2. Huir de comparaciones
Para evitar envidias innecesarias, lo mejor es evitar las comparaciones dentro de la organización, ya sean en boca del jefe o de sus subordinados.
A un empleado envidioso no le hará ni pizca de gracia saber qué dejan y que no dejan de hacer sus compañeros, especialmente qué bien lo hacen. Esto puede iniciar todo tipo de tensión en forma de pequeñas acciones dañinas de él hacia el resto de empleados.
3. Sistema de recompensas transparente
Este consejo es especialmente recomendable para aquella persona quien se encarga de los sueldos y ascensos de su empleados.
En toda empresa la gente corre el riesgo de compararse en función de la cantidad de dinero ganado cada mes. Esto puede causar enfrentamientos y, claro está, muchas envidias y celos.
Lo mejor para evitar esto es crear un sistema de recompensas transparente, el cual consiste en explicar a los trabajadores los motivos de los ascensos, las subidas de sueldo, recompensas y otras formas de recompensar su buen desempeño laboral.
Al hacerlo, también se debe asegurarse de que se explica todo lo necesario y que no se da a entender que la persona quien ha sido beneficiada de una u otra forma lo ha sido por favoritismos de algún tipo, y evitar la percepción de que se trata de una situación injusta.
Referencias bibliográficas:
- Westhues K. (2006) The Envy of Excellence: Administrative Mobbing of High-Achieving Professors Lewiston, New York: Edwin Mellen Press.
- Westhues K. (s. f.) At the Mercy of the Mob. OHS Canada, Canada''s Occupational Health & Safety Magazine, 18(8), pp. 30 – 36.