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¿Para qué llorar sobre la leche derramada?


En la autenticidad y el amor verdadero, siempre habrá dificultades.

Por lo general, toda relación de pareja trae consigo varias etapas basadas en la gestión de las diferencias, las cuales siempre se deben tener en cuenta para el progreso de una relación sana.

Ante esta clase de experiencias, no te quedes llorando sobre la leche derramada; más bien, lucha por el amor de tu pareja si en realidad es importante para ti y aprende a convivir respetando la individualidad de cada persona.

Las etapas de la relación de pareja

Todas las relaciones de pareja atraviesan varias etapas: atracción, enamoramiento, decepción, superación de crisis, convivencia, amor verdadero y por último amor de compañía.

Durante estos períodos suelen producirse varios cambios en la persona, los cuales permiten una mejor relación y conocimiento tanto de la pareja como de uno/a mismo/a.

Sin embargo, estas etapas suelen ser bastante dolorosas, porque, aunque se está en un aprendizaje continuo, el Yo interior siempre sale a relucir y es difícil aceptar los errores, tanto de la pareja como los propios.

Crisis en las relaciones de pareja

Por ello, en las relaciones de pareja tendemos a evaluar a la persona amada constantemente, incluso de manera inconsciente. Y lo hacemos partiendo de una idea de lo que es "la perfección" conformada según fundamentos psicológicos que se han establecido desde la niñez. Lo mismo ocurre con los conceptos de "la pareja" y "el ideal" de persona con la que se desea estar (una versión mejorada de la pareja).

De la idealización al malestar

Pero... ¿Qué sucede cuando esta idealización no es lo que se espera, y se observa de manera consciente la realidad? Ahí es cuando llega el sufrimiento, el dolor, la decepción, la frustración y la crisis de toda relación.

El amor verdadero y el deseo por la continuidad de la relación aparecen cuando se acepta la realidad; no obstante, es importante amar y aceptar a la pareja sin dejar Ser, sin dejar de aceptarse a uno/a mismo/a; sin romper nuestros principios ni hacerle daño a tu moral.

¿Qué hacer?

Una relación de pareja es de dos, y es importante siempre sumar y nunca restar; también es importante cultivar, regar y florecer juntos; es decir, transformarse para el bienestar de una relación sana.

Muchas veces, por las adversidades diarias y por las diferencias que siempre habrá, se generan conflictos importantes; durante los momentos de enojo cada uno sacará lo peor de sí y se buscará el culpable de la afectación, lo cual hará sentir que ya no hay vuelta atrás y que se debería dar por terminada la relación. En estas situaciones de aprieto pensarás: ¿Para qué llorar sobre la leche derramada? ¡Es mejor terminar!

Pero este es el diario vivir de las parejas. Las relaciones son como una montaña rusa que te llevarán a sentir una variedad de emociones y sentimientos que muchas veces se encuentran buscando una mejor salida; por eso hay que destacar la importancia del perdón mutuo con cambios beneficiosos y una comunicación asertiva.

Así como la leche derramada ya no se puede recoger, igualmente sucede con las relaciones: las palabras dichas y los hechos realizados no se pueden revertir, porque ya se causó un daño, que solo si hay arrepentimiento genuino y perdón de corazón se podrá continuar.

La confianza, el respeto, la empatía, el trabajo en equipo, el perdón, y sobre todo el amor, harán de las emociones y los sentimientos bases sólidas para continuar. No buscando el culpable, sino la raíz del conflicto; aceptando los errores y comprometiéndose al cambio, las dos personas aprenderán la forma en que unidos podrán combatir una, dos y muchas más problemáticas que siempre encontrarán. El diálogo les brindará una y mil razones para continuar creciendo y fortaleciendo la relación por amor.