Colecistoquinina: qué es, y efectos de esta hormona y neurotransmisor
La colecistoquinina (CCK) es una hormona que se segrega en el intestino y se activa como respuesta a la ingestión ciertos alimentos. Interviene en procesos como la digestión y el apetito, generando una sensación de saciedad que nos ayuda a regular el apetito.
En este artículo te explicamos con más detalle qué es y qué funciones desempeña esta hormona, cómo se produce el efecto de saciedad y qué dicen las investigaciones más recientes sobre su posible papel en la prevención del deterioro cognitivo.
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¿Qué es la colecistoquinina?
La colecistoquinina se produce en el intestino delgado, concretamente en el duodeno y el yeyuno, y provoca la contracción de la vesícula biliar y la secreción pancreática. Esta hormona también es considerada como un neurotransmisor que se libera en el sistema nervioso, especialmente en el hipotálamo.
Esta hormona pertenece al grupo de las quininas, que se forman a partir de las globulinas (un grupo de proteínas solubles al agua y presentes en animales y vegetales) por la acción enzimática proteolítica. La proteólisis consiste en la degradación de las proteínas, ya sea mediante enzimas específicas o a través de la degradación intracelular.
La secreción o producción de colecistoquinina depende de factores como la presencia de algunos nutrientes de los alimentos alojados en el intestino, principalmente grasas y proteínas (ácidos grasos y aminoácidos).
Funciones
La colecistoquinina cumple varias funciones, tanto en su papel de hormona gastrointestinal como en en su actuación como neurotransmisor del sistema nervioso.
Como hormona gastrointestinal
La colecistoquinina, junto con la gastrina y la secretina, constituye una de las principales hormonas secretadas a nivel gastrointestinal. Se sabe que la secreción de CCK y sus efectos sobre la motilidad gástrica dependen de las grasas ingeridas, específicamente de la longitud de la cadena de ácidos grasos.
- La CCK actúa como señal de saciedad y una vez liberada tiene múltiples efectos sobre el sistema gastrointestinal, desempeñando las siguientes funciones:
- Provoca la contracción de la vesícula biliar, facilitando la excreción de la bilis al duodeno, que interviene en los procesos de digestión.
- Estimula la secreción de ácido clorhídrico en el estómago, para favorecer la digestión mediante la descomposición de los alimentos.
- Regula la secreción pancreática de enzimas y hormonas, como la insulina y el glucagón, regulando la producción de glucosa hepática y en sangre.
- Estimula la relajación y la apertura del esfínter de Oddi, un músculo que se abre en respuesta a la comida para que los jugos digestivos biliares y pancreáticos entren en el duodeno y se mezclen con los alimentos para hacer la digestión.
Como neurotransmisor
La colecistoquinina también se ha encontrado en el cerebro (principalmente en la corteza, aunque también en otras zonas como la retina, el hipocampo, el hipotálamo y la médula espinal) y ejerce un papel como neurotransmisor o neuromodulador, actuando sobre las neuronas de la sustancia gris periacueductual, que están relacionadas con la percepción del dolor, y sobre las neuronas del hipotálamo medial, que se encargan de controlar la ingesta de alimentos.
Los niveles de CCK se suelen elevar hacia el final de la comida, desencadenando los mecanismos de saciedad. La presencia de CCK en la amígdala y en algunas zonas de la corteza cerebral, ha llevado a los investigadores a sugerir que esta hormona podría tener un papel relacionado con las emociones.
También se ha descubierto que la colecistoquinina tiene una función ansiogénica (que causa ansiedad) en el cerebro, ya que en diversos estudios se ha comprobado que inyectando agonistas en uno de los receptores de la CCK se producen cambios autonómicos y comportamentales asociados con sensaciones como el miedo y la ansiedad, mientras que las sustancias antagonistas provocan todo lo contrario.
La CCK, además, parece interactuar en las sinapsis con otro neurotransmisor, la dopamina, sobre todo en las fibras nigroestriatales que inervan el cuerpo estriado y el núcleo accumbens, una estructura cerebral implicada en los sistemas de recompensa y encargada de integrar la información motivacional con las emociones y las acciones motoras.
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La CCK y el efecto de saciedad
La colecistoquinina (CCK) es el péptido inductor de saciedad mejor estudiado. Veamos, a continuación, cómo se produce este efecto.
La CCK es secretada por las células I de la mucosa del duodeno y del yeyuno en respuesta a la presencia de grasas y carbohidratos, parcialmente digeridos, provenientes del estómago.
Esta hormona, como hemos comentado anteriormente, provoca la contracción de la vesícula biliar, la liberación de enzimas pancreáticas, la inhibición de la motilidad y el vaciamiento gástrico, disminuyendo de este modo el tamaño del alimento ingerido.
La secreción de colecistoquinina se activa por la presencia de productos derivados de la degradación de grasas, péptidos, aminoácidos y, en menor medida, carbohidratos de la dieta; y se inhibe por la concentración intestinal de proteasas pancreáticas (tripsina y quimotripsina) y bilis, tras la ingestión de un alimento.
La CCK produce la contracción del píloro (la abertura inferior del estómago que comunica con el intestino delgado), generando una distensión gástrica que activa las aferencias vagales que hacen relevo en el núcleo del tracto solitario para, finalmente, estimular al centro de la saciedad; un efecto saciante que dura, aproximadamente, 90 minutos.
Investigaciones recientes
Investigaciones recientes llevadas a cabo por científicos de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos, sugieren que un nivel alto de colecistoquinina podría disminuir la probabilidad de una persona de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores llevaron a cabo un estudio con 287 sujetos y eligieron esta hormona, que en el cerebro actúa como un neurotransmisor, por su alta expresión en la formación de un proceso cognitivo como la memoria.
Su objetivo consistía en detectar si existe relación entre los niveles de colecistoquinina y la memoria, y el estado de la materia gris en el hipocampo y otras áreas cerebrales relacionadas.
Al mismo tiempo, los neurocientíficos estudiaron las proteínas tau (cuya acumulación está relacionada con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer), con el objetivo de observar cómo podrían interactuar con la colecistoquinina y la memoria.
Los resultados del estudio concluyeron que, a medida que aumentaban los niveles de la proteína tau, un nivel igualmente alto de colecistoquinina ya no se relacionaba con un menor deterioro de la memoria.
Esta investigación pone de relieve la importancia que tiene el estudio del aspecto nutricional de las dietas, así como su relación con la salud mental y su implicación en la prevención del deterioro cognitivo y los trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer.