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Modelado negativo: ¿qué es y cómo funciona?


Observar a los demás es algo fundamental durante el desarrollo dado que es la forma por la que se aprende a cómo guiar nuestro propio comportamiento.

Esta idea es la que radica en el concepto de modelado, explicado con mayor profundidad por Albert Bandura. Las personas hacen acciones y quien las observa las introduce en su repertorio conductual. Observar a los demás es algo fundamental durante el desarrollo dado que es la forma por la que se aprende a cómo guiar nuestro propio comportamiento.

Esta idea es la que radica en el concepto de modelado, explicado con mayor profundidad por Albert Bandura. Las personas hacen acciones y quien las observa las introduce en su repertorio conductual.

Albert Bandura

Sin embargo, no todas las conductas son buenas. A veces se imitan acciones no deseadas, y esta es la idea que se relacionaría con el concepto de modelado negativo, explicado con mayor detalle en el presente artículo.

Modelado negativo ¿qué es?

Dentro de la propuesta del aprendizaje social de Albert Bandura, se entiende por modelado negativo el hecho de imitar conductas de los demás que no se consideran apropiadas para ser un individuo socialmente ajustado.

Suelen ser conductas que implican algún tipo de daño a los demás o a sí mismo, pero con suficiente presión social como para imitarla creyendo que puede implicar algún tipo de beneficio.

Marco teórico en el que se fundamenta

El término modelado, en una visión más general y neutra, hace referencia al proceso de aprendizaje observacional en donde la conducta de un individuo o conjunto de ellos sirve como estímulo para para el pensamiento, actitudes y comportamiento de otras personas.

Dentro de la psicología, el estudio de la imitación ha sido prácticamente ignorado hasta el año 1941 cuando Miller y Dollard trataron de abordarlo desde una perspectiva conductista. Posteriormente, en 1963, Albert Bandura propuso una teoría sobre la imitación conductual para tratar de explicar el desarrollo de la personalidad mediante el aprendizaje social. Con el paso del tiempo, el término ‘imitación’ fue progresivamente sustituido por el de ‘modelado’ dentro del ámbito académico.

De acuerdo con el propio Bandura, la mayor parte del comportamiento humano es el resultado de haberlo observado en otros y haberlo adquirido mediante el modelado. Así, una persona, viendo cómo se comportan las demás, se hace una idea de qué repertorios de conducta debe llevar a cabo y usándolos como guía. La influencia de la conducta de los demás sobre uno mismo puede depender de varios factores, como el estatus atribuido al sujeto referente o el grado de parentesco.

A grandes rasgos, el proceso de imitación se inicia con la observación de una conducta. Posteriormente, quien la observa se siente identificado con quien la está realizando y procede a imitarla. Si la acción implica algún tipo de beneficio o recompensa a corto plazo, es más probable que la asimile dentro de su repertorio conductual.

Ejemplos de modelado negativo

Como ya se ha ido indicando, se entiende por modelado negativo a la imitación de conductas consideradas no deseadas o inapropiadas porque implican algún daño tanto a quien las realiza como a terceros.

La capacidad de imitar a otras personas es algo muy adaptativo para la especie humana, dado que nos ofrece una gran diversidad de conductas que podemos saber de antemano que tendrán algún tipo de beneficio, dado que es lógico pensar que si otros la llevan a cabo es porque les ha permitido ganar algo haciéndola.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Muchas veces, sin saberlo, se imitan acciones y formas de hacer que no son adaptativas a largo plazo. Las personas jóvenes, especialmente los niños, son más sensibles a aprender malos hábitos, sobre todo porque todavía no poseen la capacidad de discernir entre lo correcto y lo incorrecto. Para comprender más a fondo esto, vamos a ver algunos ejemplos detallados del modelado negativo llevado a la práctica.

1. Entretenimiento violento

Los medios de comunicación ejercen una gran influencia en nuestras acciones, pensamiento y aptitudes.

Desde los mass media se bombardea constantemente con películas y series en los que aparecen escenas en donde se cometen asesinatos, agresiones y hurtos.

También es posible ver en más de una película que se promueven de forma implícita adicciones, como el consumo de alcohol y, si bien hoy en día está más regulado, no son para nada sorprendentes las escenas en las que aparece alguien fumando.

Todo esto puede ejercer una gran influencia sobre la mente del niño o el adolescente que haya presenciado escenas en las que aparece este contenido violento, pudiendo creer que imitar a sus actores favoritos les vuelve ‘guay’.

En los casos más extremos, el haber disfrutado de este tipo de contenido puede estar detrás de peleas en la escuela, agresiones hacia los padres o mala conducta, comportamientos claramente no deseados.

No obstante, es importante matizar lo que se acaba de decir en este punto. No se debe diabolizar a todo el entretenimiento, ya sea en forma de películas, series o videojuegos. Es responsabilidad de los padres controlar a qué están expuestos sus hijos.

2. Violencia doméstica

La violencia en el hogar es lamentablemente una lacra social. Ya sea el marido quien agrede a su mujer o los padres quienes maltratan a sus hijos, este tipo de violencia contribuye a que la persona sea modelada de forma muy negativa.

Puede que de adulto lleve a cabo estas mismas agresiones hacia su pareja e hijos, o también puede darse el caso de que imite a su madre víctima de malos tratos y se vuelva una persona sumisa e incapaz de liberarse de sus cadenas.

3. Racismo y xenofobia

Aunque actualmente se tenga una concepción muy crítica del racismo, especialmente de su vertiente biologicista, todavía queda mucho trabajo por hacer y no son poco frecuentes los comentarios discriminatorios por cuestión de raza.

El niño que se cría en un entorno en el que abundan las creencias equivocadas sobre personas de una etnia o nacionalidad en concreto es muy probable que acaben haciendo lo mismo y que, además, se los crean.

No son únicamente conductas no deseadas los comentarios racistas que va a hacer el niño, sino que además, detrás, heredará todo el pensamiento discriminatorio que sus padres le han enseñado.

4. Cultura del plagio

Este ejemplo en cuestión puede que parezca un tanto rebuscado, pero ciertamente es un tipo de comportamiento muy extendido en nuestra sociedad el de plagiar los trabajos de los demás, conducta claramente indeseada y perjudicial de ser descubierta.

Si el niño quien va a clase aprender a copiar y pegar lo que en su libro de texto hay escrito porque su profesor así se lo ha dicho, aunque pueda parecer algo inofensivo, contribuye a que se asimile la cultura del plagio y la de no generar nuevas ideas.

Sorprendentemente, a día de hoy, nos sorprende, valga la redundancia, que un político o un referente social copió un trabajo estando estudiando un grado o máster. A su vez, estos mismos personajes famosos no reciben las apropiadas consecuencias legales.

Todo esto, promovido por el propio ámbito educativo y, a nivel más general, los medios de comunicación y el sistema legal, favorecen a que se crea que copiar lo que a otros les ha costado tanto crear sea algo legítimo.