Diazepam: usos y efectos secundarios de este fármaco
De todas las benzodiazepinas existentes en el mercado farmacológico, el diazepam es el que más fama ha alcanzado desde que en los años 50 el químico polaco Leo Henryk Sternbach lo sintetizara por primera vez.
En este artículo hablaremos de los usos de este fármaco a la hora de tratar diversas afecciones tanto físicas como psicológicas, así como de los efectos secundarios y de las precauciones que deben adquirir aquellos que lo toman.
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¿Qué es el diazepam?
El diazepam, conocido popularmente como Valium, es un medicamento del grupo de las benzodiazepinas.
A grandes rasgos, las benzodiazepinas son fármacos psicotrópicos, es decir, que su foco de actuación es el sistema nervioso central. Sus propiedades sedantes, ansiolíticas y relajantes musculares, entre muchas otras, son utilizadas para tratar estados de ansiedad, alteraciones del sueño, problemas de abstinencia o afecciones musculares.
No obstante, en el caso del diazepam sus propiedades son mucho más concretas. Estas son:
- Propiedades ansiolíticas: disminuye los síntomas de de la ansiedad.
- Miorrelajantes: disminuye la tonicidad, la tensión o la contracción de los músculos.
- Anticonvulsivante: combate, evita e impide las convulsiones o los ataques epilépticos.
- Sedante: efectos tranquilizantes y somníferos.
El diazepam se ha constituido como una de las benzodiazepinas más utilizadas debido a su alta efectividad, tanto a nivel ansiolítico como en el tratamiento de los espasmos musculares; siendo uno de los fármacos de esta categoría más administrados y recetados.
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¿Cómo actúa?
Al igual que el resto de benzodiazepinas, el diazepam es un depresor del sistema nervioso central. Su foco de actuación son las neuronas que se hallan en estas estructuras sobre las cuales ejerce un efecto reductor de la conducción nerviosa, pudiendo producir desde efectos sedantes hasta el coma, según la cantidad administrada.
Su principal mecanismo de acción radica en favorecer e incrementar el potencial inhibitorio del neurotransmisor conocido como ácido gamma aminobutírico o GABA; actuando sobre el sistema límbico, el tálamo y el hipotálamo.
Una de sus principales ventajas es que no afecta ni bloquea el sistema nervioso autónomo periférico, por lo que no produce ningún tipo de efecto secundario extrapiramidal.
¿En qué casos se administra?
Dadas sus múltiples acciones, el diazepam se ha establecido como el medicamento de elección para una gran cantidad de afecciones y trastornos tanto psicológicos como físicos.
Puesto que es fundamentalmente conocido por sus efectos ansiolíticos sus contextos de administración son aquellos relacionados con el tratamiento de la ansiedad, las afecciones de carácter psicosomático, los ataques de pánico o los problemas de sueño como el insomnio.
En cuanto al resto de casos o afecciones, el diazepam está indicado en casos de:
- Vértigo.
- Convulsiones y espasmos musculares.
- Sedaciones previas a una intervención quirúrgica.
- Delirium tremens.
- Disnea o problemas de respiración.
- Síndrome paraneoplásico.
Finalmente, gracias a sus propiedades como relajante muscular, es altamente recomendado en casos de espasticidad en los que cualquier tipo de afección como una paraplejía o una parálisis, ocasionan una contracción permanente de algunos grupos de músculos.
¿Cuál es su posología?
La forma de administración más utilizada en este medicamento es por vía oral en forma de tabletas, cápsulas o una solución líquida concentrada de liberación prolongada. Asimismo, también es posible que en ciertos casos sea administrado por vía intravenosa, siempre de manos de un profesional de la salud.
Aunque la dosis de diazepam recomendada suele estar entre los 5 y los 10 miligramos diarios, es necesario ajustarse a las indicaciones del médico especialista. El cual convendrá la dosis necesaria según la respuesta individual de cada paciente.
No obstante, la dosis máxima de diazepam no excede los 20 miligramos al día, puesto que el paciente corre el riesgo de sufrir una sobredosis, con todos los efectos perjudiciales que ello conlleva.
Debido a sus propias características, el aumento de la dosis por cuenta propia, o la administración de diazepam por más tiempo del requerido puede ocasionar tolerancia o disminución de sus efectos y, por lo tanto, dependencia a este fármaco.
Por lo tanto, tal y como se comenta anteriormente, el paciente deberá seguir de manera firme y precisa todas las indicaciones aportadas por el profesional sanitario, con el cual deberá de contactar en el caso de que surja cualquier tipo de duda en relación con el medicamento o con cualquier aspecto del tratamiento.
Efectos secundarios
Dentro del listado de efectos secundarios más habituales del diazepam se encuentran:
- Cansancio.
- Somnolencia.
- Mareos.
- Sensación de debilidad.
- Problemas gástricos como dolor estomacal o diarrea.
Por otra parte existen una serie de efectos indeseados bastante menos comunes pero en los que será necesario ponerse en contacto de inmediato con el profesional pertinente:
- Estreñimiento.
- Alteraciones en el apetito.
- Problemas para orinar.
- Alteraciones en la visión.
- Alteraciones en la líbido.
- Fiebre.
- Crisis convulsivas.
- Problemas para respirar.
- Dificultad en la deglución.
- Temblores.
- Alteraciones motrices.
- Sarpullido.
- Palpitaciones anormales.
Por último, se han registrado casos de reacciones adversas paradójicas como sobreexcitación, irritación y cólera; principalmente cuando el diazepam es administrado en niños y personas mayores.
¿Qué precauciones o contraindicaciones existen?
Al igual que el resto de benzodiazepinas, los pacientes deben tener en cuenta una serie de precauciones a la hora de tomar un fármaco como el diazepam.
Antes que nada, el paciente tiene la obligación de informar a su médico en el caso de consumir cualquier otro tipo de medicación o droga, así como de sus hábitos alcohólicos; para así evitar cualquier tipo de interacción no deseada.
Tras un largo tiempo de tratamiento, el paciente no debe de dejar de tomar diazepam de forma súbita, al igual que una vez finalice este deberá ser retirado de manera gradual. De lo contrario pueden sufrir un riesgo de efecto rebote caracterizado por un nerviosismo y alteración extrema. Además, tras su retirada abrupta también puede aparecer depresión y problemas de sueño. En todo caso, hay que seguir las indicaciones del médico.
En los casos en los que la paciente esté embarazada, no es recomendable la administración de diazepam en el primer y en el tercer trimestre. Así como durante el período de lactancia puesto que este puede transferirse a la leche materna, ocasionando en el lactante efectos como sedación, alteraciones en el apetito y pérdida de peso.
Finalmente, aunque estos efectos están sujetos a la cantidad de diazepam administrado y a la sensibilidad de cada paciente, es necesario tomar precauciones a la hora de conducir cualquier tipo de vehículo o maquinaria que requiera de la completa atención o concentración de la persona. Los efectos sedantes y somníferos del diazepam lo hacen prácticamente incompatible con cualquiera de estas actividades o prácticas.