Solomon Asch: biografía y aportes de este famoso psicólogo social
Solomon Asch ha sido una de las figuras más importantes de la Psicología, en especial en la Psicología Social de la que fue un verdadero pionero. Sus investigaciones, impregnadas por la visión gestáltica de que todo es más que la suma de sus partes, contribuyeron a entender cómo se daba la obediencia en grupos.
A continuación vamos a ver la vida y trayectoria profesional de este investigador a través de una biografía de Solomon Asch, explicando también su famoso experimento.
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Breve biografía de Solomon Asch
Solomon Asch fue un psicólogo polaco-estadounidense considerado pionero en el estudio de la psicología de la conformidad. Sus trabajos han contribuido notoriamente al campo de la Psicología Social, adoptando el enfoque de la Gestalt para el estudio del comportamiento social.
Sugería que los actos sociales no se pueden entender aislados, sino que es necesario interpretarlos viendo su entorno. Esto lo evidenció en su famoso experimento de la conformidad, demostrando que las personas pueden cambiar de respuesta en función de lo que vean que opinan el resto de personas.
Además por ser pionero en Psicología Social, Asch es conocido por haber supervisado el doctorado de Stanley Milgram durante su paso en la Universidad de Harvard, influyendo mucho en los experimentos de su doctorando. El trabajo de Milgran ayudó a demostrar qué tan lejos irían las personas a obedecer un orden de una figura de autoridad.
Una publicación de 2002 le dio a Solomon Asch el título de ser el 41 psicólogo más citado durante el siglo XX.
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Primeros años
Solomon Eliot Asch nació en Varsovia, Polonia, el 14 de septiembre de 1907. Al cumplir los 13 años, emigró con su familia a Nueva York, Estados Unidos, yendo a vivir al Lower East Side de Manhattan. Al principio, su vida en América fue problemática al no dominar el inglés consiguió aprenderlo prolíficamente leyendo a Charles Dickens.
Años más tarde, estudió literatura en el City College de Nueva York. Su interés en la psicología se inició tras leer a William James. Recibió la Licenciatura en Ciencias a los 21 años (1928). Posteriormente, fue a parar a la Universidad de Columbia para doctorarse. Allí recibió el asesoramiento de Max Wertheimer, uno de los fundadores de la corriente gestáltica. Es por ello que, tras doctorarse en 1932, Solomon Asch empezó a interesarse cada vez más en la Psicología de la Gestalt.
Se interesó especialmente en los fenómenos de la percepción, el pensamiento y la asociación. De hecho, prueba de su gran influencia gestáltica era que su trabajo partía de la idea de que no solo el todo es más que la suma de sus partes sino que, además, la naturaleza del todo altera a esas partes. En palabras del propio Asch, "la mayoría de los actos sociales deben entenderse en su contexto, y pierden significado si están aislados. Ningún error al pensar en hechos sociales es más grave que el hecho de no ver su lugar y función".
Asch, observando los actos sociales dentro de un contexto, llevó a cabo muchos estudios profundizando sobre la influencia del grupo y el contexto en las opiniones de las personas. Es esto lo que le llevó a realizar el que probablemente sea su experimento más conocido: el experimento de la conformidad.
Observando los actos sociales dentro de un contexto, Asch realizó muchas investigaciones en las que investigó la influencia del grupo y el contexto sobre las opiniones de las personas. Es exactamente esta base la que le llevó a realizar su más conocido experimento: el experimento de la conformidad.
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Carrera profesional
A raíz de las barbaridades cometidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, Solomon Asch se interesó en conocer cómo funcionaba la propaganda que consigue que una masa de personas diversas acaben comportándose de acuerdo a lo que una persona o una oligarquía quiere. Esto lo hizo mientras era profesor en el departamento de psicología del Brooklyn College.
Partiendo de esta cuestión, Asch investigó sobre la influencia de las figuras de prestigio en la transmisión de un mensaje, viendo que hay más probabilidades de que las personas acepten un mensaje y se conformen con él cuando quien lo transmite es percibido como un individuo de alto rango o prestigio.
También ejerció de profesor en la Swarthmore College durante 19 años, institución en la que tuvo la oportunidad de trabajar con el psicólogo gestáltico Wolfgang Köhler.
Fue durante la década de 1950 que la figura de Solomon Asch se volvería muy importante en la Psicología Social a raíz de unos experimentos que cambiarían el paradigma del momento: los experimentos de la obediencia de Asch. A raíz de este y otros experimentos, Asch adquirió mucha fama, y en su libro “Psicología social” (1952) en el que plasmó el desarrollo de sus investigaciones y conceptos clave de su teoría.
Con sus investigaciones, revolucionó los estudios acerca de la mente humana y el comportamiento colectivo. También trabajó en el Instituto tecnológico de Massachusetts y en la Universidad de Pensilvania. Además, trabajó brevemente en la Universidad de Harvard, en donde dirigió la tesis doctoral del famoso y, también, controvertido Stanlye Milgram.
De 1966 a 1972, Asch ostentó el título de director de Instituto de Estudios Cognitivos de la Universidad de Rutgers, ejerciendo ahí también como profesor de psicología. Solomon Asch murió el 20 de febrero de 1996 en Haverford, Pensilvania, a la edad de 88.
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El experimento de la conformidad
El experimento de la conformidad de Asch es tan importante para la historia de la Psicología Social que a día de hoy sigue enseñándose en las facultades universitarias. En realidad, se trata de una serie de experimentos que realizó a lo largo de 1951. Este psicólogo se preguntaba hasta qué punto la sociedad puede llegar a influir en las opiniones de un individuo, incluso aunque la opinión social, la más compartida, sea radicalmente opuesta a su percepción personal. La idea era probar que las personas se pliegan al poder del grupo, adoptando una actitud de conformidad.
Así pues, Solomon Asch pidió a 123 hombres participar en un estudio, informándoles que iban a participar en un experimento relativo a la percepción visual en grupos de entre 7 y 9 personas. Todos ellos, excepto uno, eran cómplices del investigador. Se les mostraba una tarjeta en la que se podía ver una línea de tamaño concreto. Después, se les mostraba a los participantes otras tres tarjetas etiquetadas como a, b y c, que contenían líneas de diferentes tamaños, una de ellas de la misma longitud que la línea de la primera tarjeta.
Los participantes debían elegir por turnos cuál era la tarjeta que mostraba la línea similar a la de la primera. Una tarea sencilla, en apariencia. Todo iba bien en las primeras rondas cuando el resto los cómplices de Asch elegían la opción correcta. Sin embargo, al llegar la cuarta ronda, ocurría algo curioso: los cómplices elegían la misma tarjeta incorrecta. El verdadero participante de la investigación, que solía tocarle el último turno de respuesta, se encontraba en la disyuntiva de escoger la respuesta obviamente equivocada que habían dado el resto de “participantes” o bien elegir la respuesta correcta.
Los resultados revelaron algo curioso y, a la vez, sorprendente. Tres cuartas partes de los participantes sucumbió a lo que opinaba el resto del grupo, eligiendo la respuesta incorrecta para no contradecir al resto, aunque la respuesta fuera lógicamente errónea. Asch se preguntó si realmente los participantes que seguían el juicio incorrecto general realmente lo hacían porque se convencían de la respuesta. Vio que no, que las personas que se plegaba al juicio mayoritario disminuyó considerablemente cuando les permitió manifestar su decisión real en privado.
Este experimento se ha replicado en muchas ocasiones y se han obtenido resultados similares. Los hallazgos de Solomon Asch ponían en entredicho la teoría de la comparación social, dominante por aquel entonces. Según esta teoría, las personas suelen buscar evidencias sobre una situación para sacar conclusiones de ella y, cuando la información disponible no es suficiente, es cuando las personas recurren a la opinión ajena para formar su propia conclusión.
Sin embargo, Solomon Asch rompió con esta idea, demostrando que incluso cuando las personas encuentran evidencias concretas, empíricas y objetivas, tienden a seguir la opinión popular aunque esta esté equivocada.