Trastorno de Integración Sensorial: tipos y características
Aunque utilicemos la visión, el tacto y el resto de sentidos como si fuesen bloques de información únicos y coherentes que experimentamos todos a la vez, lo cierto es que para que funcionen bien varias partes del cerebro humano deben trabajar coordinándose entre sí.
Incluso si creemos que en un momento determinado nuestra consciencia integra perfectamente lo que oímos, tocamos, vemos y saboreamos, lo que ocurre en realidad es que nuestro sistema nervioso entrecruza datos totalmente diferentes.
Esto es algo que se hace evidente en los casos en los que una persona sufre trastorno de integración sensorial, una alteración que es relativamente común en niños y niñas y que veremos a continuación. De hecho, se estima que aproximadamente un 15% de los menores en edad escolar tiene el tipo de problemas que se asocian a este trastorno.
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¿Qué es el Trastorno de Integración Sensorial?
Esta alteración mental, también conocida como trastorno de procesamiento sensorial, consiste en una anomalía del funcionamiento neurológico que genera problema a la hora de procesar los datos provenientes de los sentidos, estando sano el órgano receptor de estímulos y el nervio que lo conecta al resto del sistema nervioso.
Por ejemplo, allí donde hay trastorno de integración sensorial es posible que cierta información sensorial relevante y poco ambigua captada por los ojos sea omitida o llegue "con retraso" a la consciencia y que, por consiguiente no genere una reacción adecuada o en un periodo razonable.
También es frecuente que las personas con desorden del procesamiento sensorial sientan malestar al notarse "sobrecargadas" por datos provenientes de los sentidos, o todo lo contrario, una falta de estimulación que hace que tengan la sensación de vivir en una burbuja.
Por ejemplo, una niña puede intentar ir a otro lugar porque lo que tiene frente a sus ojos es demasiado complejo, tiene muchos colores, etc. Es decir, que los niños y niñas con trastorno de integración sensorial son más propensos a notar un exceso de estimulación incluso manteniendo una actitud pasiva y no exploratoria del entorno, o todo lo contrario, una hiposensibilidad
Lamentablemente, lo poco que se sabe sobre esta alteración hace que diagnosticarlo sea complicado, aunque el número de casos registrados está aumentando poco a poco, tanto en menores como en adultos.
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Síntomas del Desorden de Procesamiento Sensorial
Los principales síntomas de esta alteración dependen en parte de si se muestra hipersensibilidad a los estímulos o hiposensibilidad. En los casos en los que hay mucha sensibilidad, síntomas característicos son los siguientes:
1. Hipersensibilidad
Por ejemplo, el niño o niña evita estar cerca de luces brillantes, o bien muestra unos gustos muy particulares con la ropa que puede ponerse porque "le pica" o la siente demasiado.
2. Torpeza y falta de coordinación
Le cuesta saber qué lugar están ocupando en cada momento las partes de su cuerpo, por lo cual se cae con relativa frecuencia y se siente poco hábil al manipular objetos.
3. Propensión a las distracciones
La alta sensibilidad a estímulos sensoriales cuya información no pueden procesar bien hace que estos pequeños se distraigan con mayor facilidad, ya que mantienen su mente ocupada con esta clase de complicaciones.
En cuanto a quienes experimentan hiposensibilidad, las señales de alerta son de este estilo:
1. Buscar el contacto constante
Esto puede llevar a pedir ropa apretada, por ejemplo, o a pedir abrazos en todo momento.
2. Actitud inquieta
Se busca la estimulación constante por varias vías, y tratan de encontrar lugares con muchos elementos que tocar, sonidos interesantes, etc.
3. Baja sensibilidad al dolor
Aunque su cuerpo se dañe, reaccionan de un modo relativamente poco intenso.
4. Miedo a la incertidumbre de su posición
Algunos niños con este trastorno temen la posibilidad de modificar la posición de su cabeza y pasar a estar "desubicados" por ese cambio.
Tipos
El trastorno de integración sensorial no es un fenómeno totalmente homogéneo, sino que la diversidad de casos conocidos hace que se piense más bien en diversas sub-categorías. Estos son los tipos de desorden de procesamiento sensorial que son considerados hasta ahora:
Trastorno de modulación sensorial
Esta variante se caracteriza por la baja sensibilidad a los estímulos. Por ejemplo, la persona no tarda mucho en reaccionar a un estímulo nuevo después de haber sido expuesto a varios que son exactamente iguales entre sí.
Trastorno sensorial motor
En estos casos, el "desfase" con el que llega la información sensorial hace que cueste coordinar los propios movimientos a la hora de tratar de adaptarse a ese entorno que va cambiando y ofreciendo diferentes fuentes de estímulos.
Discriminación sensorial
Aparecen dificultades significativas a la hora de distinguir estímulos claramente diferentes, o bien se consigue pero después de haberlo intentado durante un tiempo demasiado largo.
Causas de esta alteración
Las causas del trastorno de integración sensorial no se conocen, aunque se estima que debe de estar relacionada una disfunción de áreas corticales implicadas en el procesamiento avanzado de la información sensorial, ya que no es exactamente no sordera, ni ceguera ni nada parecido: es una mala gestión, por parte del encéfalo, de los datos que sí están llegando desde los sentidos.
En este sentido, las áreas de asociación cortical y las zonas de sustancia blanca, que son las que comunican entre sí partes del cerebro encargadas de procesar diferentes fuentes de datos, podrían estar implicadas.
Terapia
No se conoce una cura definitiva para este trastorno, aunque sí existen propuestas de intervención orientadas a mitigar el efecto dañino que los síntomas ejercen sobre la calidad de vida de los niños y adultos que lo experimentan.
La terapia de integración sensorial, en concreto, hace que la persona se implique e tareas de aprendizaje que requieren coordinar sus sentidos a la vez en tiempo real con el objetivo de crear oportunidades para que las que las zonas del cerebro correspondientes se acostumbren a trabajar entre sí mediante la plasticidad cerebral.