Ligar sin ligar: Los 8 errores de seductor principiante
¡Por fin es sábado noche! La semana ha pasado, y hemos estado ansiosos para que llegue el fin de semana y poder salir a ligar.
¡Error!
Centrarnos solamente en ligar, no nos ayudará en ningún caso. El exceso de motivación puede afectar a nuestra eficacia y hará que, si no conseguimos nuestro único objetivo, nos marchemos a casa solos y vencidos. ¿Eres de los que sale de noche con el único pensamiento de acercarte a todas las mujeres que se te crucen para ver si alguna pica? Estás usando una estrategia errónea, muy errónea.
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¡Tenemos que aprender a ligar sin ligar!
Ligar sin ligar, ¿es posible?
Supongo que estarás pensando: ¿qué diantres es esto de "ligar sin ligar"?
Bueno, puede parecer una tautología o un sinsentido, pero es una filosofía que cada vez nos funciona a más hombres que queremos conocer mujeres. Si sigues leyendo, entenderás por qué algunas cosas funcionan a la hora de seducir a chicas mientras que otras nos abocan al fracaso.
8 errores de seductor principiante y 8 soluciones para mejorar tus habilidades sociales
Aunque parezca extraña esta afirmación, a continuación expondremos ocho errores que solemos cometer todos cuando salimos a conocer chicas, y ocho soluciones para aprender a divertirnos y no centrarnos en ligar.
1. Salir a ligar
Como hemos apuntado en la introducción, si destinamos todas nuestras energías y tiempo en ligar y en hablar con chicas, estaremos apostándolo todo a una sola carta y, si fracasamos, esto afectará a nuestra autoestima. Ligar es solamente una cosa más que podemos hacer en un contexto social. Una cosa interesante, sin duda, pero no la única ni la más importante.
Tenemos que tener en cuenta que es más positivo salir a pasarlo bien y a sociabilizarnos con todo tipo de personas sea cuál sea su sexo. Empezar a hablar con nuestros amigos y conocidos y divertirnos con ellos nos ayudará a olvidarnos de ligar y nos relajará.
2. Allí está la chica de mis sueños, voy a dejarla boquiabierta haciendo alarde de mi simpatía y mi don de gentes
Una chica está en la barra con una amiga, nos atrae y sentimos la necesidad imperiosa de ligárnosla. Pensamos una forma ingeniosa de abordarla e impresionarla y, cuando nos decidimos a hablar con ella, sentimos que el miedo nos invade y nos paraliza.
¡Error!
No tenemos que impresionar a nadie. No hemos venido a hacer fuegos artificiales o un espectáculo de algo tan sencillo como hablar con alguien. Tenemos que adaptarnos a las habilidades sociales que poseamos en ese momento. No se trata de gustar a nadie: se trata de conocer a alguien. Importante matiz. Si le damos mucha importancia a la interacción, lo más probable es que nos invada el miedo a fracasar y a hacer algo mal. Lo más acertado será acercarnos a esa chica de inmediato con humildad y tratar de divertirnos con ella. Un simple hola, a veces, funciona mejor que la frase más ingeniosa del mundo.
3. ¡Largo de aquí!
Hemos conseguido acercarnos a ella; la tenemos enfrente y comprobamos que es tan guapa como parecía de lejos. La miramos y nos damos cuenta que nos mira seria y cansada. Vuelve a invadirnos el miedo al rechazo, nos giramos y nos marchamos de allí a toda prisa, antes de que nos suelte una bordería o ni siquiera nos hable y nos gire la cara.
¡Error!
Ya hemos apuntado que debemos acercarnos a una chica para divertirnos y no para ligar con ella. Pero es probable que, aunque hayamos asumido este concepto, sigamos teniendo miedo a sentirnos rechazados. Las chicas, sobre todo en una discoteca, están acostumbradas y saturadas de ser el blanco de las miradas y reciben miles de comentarios de chicos que quieren ligar con ellas. Es normal que no les haga gracia que “otro pesado más” se acerque.
Por este motivo tenemos que entender deportivamente que muchas nos miren de forma hostil. No se lo tengamos en cuenta y disculpemos sus reticencias iniciales. Sigamos queriendo divertirnos y si no acepta nuestra puerta abierta a la diversión, ellas se lo pierden. Y si, además, es maleducada con nosotros, apiadémonos de su falta de tacto; ya encontraremos a alguien educado que merezca nuestra atención.
4. ¡Das pena!
Volvemos, con nuestro grupo de amigos, felices y contentos porque hemos desenmascarado a una antipática más. No nos ha afectado en absoluto y además nos hemos divertido con el fracaso, pero nuestros amigos opinan diferente: nos dicen que somos ridículos comportándonos así y que damos vergüenza ajena; deberíamos hacer como ellos y no intentar ser lo que no somos. Agachamos la cabeza y, en silencio, pensamos que tienen razón: nos juramos no volver a acercarnos a una chica en lo que queda de noche.
¡Error!
Si nuestros amigos han pagado una entrada para quedarse bebiendo, ver la vida pasar por delante de sus narices y lo único que saben hacer es ponernos palos en las ruedas, es su problema, no el nuestro. No tenemos por qué avergonzarnos de nuestro interés por conocer personas nuevas y divertirnos con ello. Y si no lo entienden y siguen riéndose de nosotros quizás deberíamos empezar a plantearnos quiénes son nuestros amigos realmente.
5. Esto es un antro
Llevamos más de una hora en ese local, miramos a nuestro alrededor y descubrimos que no nos gusta la música que ponen ni los asistentes a la fiesta.
¡Error!
Es importante que escojamos bien los sitios a los que vamos porque nuestro principal objetivo es pasarlo bien y sentirnos a gusto. Si no nos gusta la música y sentimos que no tenemos nada en común con nadie, nos sentiremos como “bichos raros”. La próxima vez deberemos pensar mejor a qué sitio nos apetece ir. Eso nos facilitará las cosas. Si tenemos cosas en común con los asistentes, será más fácil sentirnos uno de ellos y, probablemente, tendremos más cosas que compartir con ellos y, por tanto, nos será más fácil iniciar una conversación, por ejemplo, sobre gustos y aficiones.
6. Necesito una copa más
Para intentar desinhibirnos y empezar a mostrarnos más sociables, invertimos dinero y tiempo en beber alcohol.
¡Error!
Beber no nos ayudará. Quizás nos haga sentir más sociables transitoriamente pero nos quitará control sobre nosotros mismos y, si nos pasamos bebiendo, lo único que conseguiremos será aumentar nuestra probabilidad de ser rechazados por borrachos. Beber tiene que ser un acto social, no una necesidad. No usemos la bebida como una droga y mucho menos como una excusa de nuestros fracasos diciendo “no ligué porque iba demasiado borracho”. Aprendamos a superar el miedo sin necesidad de narcóticos. Estar bajo un control adecuado de nuestras habilidades sociales ayudará a nuestra asertividad y capacidad de relacionarnos con los demás.
7. El sexo es lo más importante del mundo
Quedan cinco minutos para que cierren la discoteca, hemos conocido a un par de chicas pero no nos es suficiente: queremos marcharnos a casa acompañados porque hace mucho que no nos acostamos con nadie y, sentimos que si no lo hacemos, estaremos perdidos porque el sexo es lo mejor del mundo.
¡Error!
La desesperación y la necesidad no son nada atractivas. Tenemos que entender que el sexo es un aliciente más de la vida pero que nadie se ha muerto por no tener sexo. Existen cuatro motivos primarios que mueven al ser humano: el hambre, la sed, el sueño y el sexo. Si no comemos durante mucho tiempo nos morimos, si no bebemos en mucho tiempo nos morimos, si no dormimos durante mucho tiempo nos morimos y si no tenemos sexo durante mucho tiempo no pasa nada porque nadie se ha muerto por falta de sexo, y la especie tampoco se va a extinguir si nosotros no tenemos sexo.
Tenemos que empezar a valorar otras cosas, además del sexo, que nos hagan sentir bien; como hacer deporte, pasarlo bien con los amigos, estudiar, aprender a tocar un instrumento... Tenemos que fundamentar nuestra autoestima en cosas que solamente dependan de nosotros y el sexo no es una de ellas. No somos menos interesantes ni menos hombres por no tener sexo cada fin de semana.
8. Odio a las chicas, son todas iguales y moriré solo
Estamos en el metro, camino a casa, solos o acompañados de nuestros amigos, y no tenemos fuerzas ni para mantenernos en pie. Hacemos un repaso de cómo ha ido la noche y las últimas fuerzas que tenemos las invertimos en sacar una sola conclusión: ¡detesto a las chicas!
¡Error!
La misoginia y el machismo nunca ha sido atrayente para alguien con una autoestima estable y, además, estaremos minando nuestras futuras interacciones. Proteger nuestro autoconcepto de esta forma, nos hará sentir bien en ese momento pero por mucho que nos lo repitamos mil veces no tendremos razón. Las chicas también podrían pensar eso de nosotros. Podrían pensar que no hay chicos que sepan tratar a las chicas y que todos vamos a lo mismo.
Será mejor que invirtamos nuestras energías en pensar qué hemos hecho mal y cómo podemos corregir nuestros errores y mejorar en futuras interacciones. Y también, pensemos en los buenos momentos; en lo que nos hemos reído con nuestros amigos, en esa canción que nos gusta tanto y hemos bailado como si no hubiera un mañana. Alegrémonos de que nos hemos acercado a una chica y hemos superado nuestros miedos un poco más. Alegrémonos de que cada vez nos estamos pareciendo más a esa persona que queremos llegar a ser.
Conclusiones
En resumen, tenemos que aprender a salir a divertirnos y no a ligar. Ligar sin ligar, debería ser el eslogan de este artículo. Tener miedo a los resultados hará que le demos demasiada importancia a una cosa tan simple e inofensiva como conocer a gente nueva.
Aprender a desarrollar nuestras habilidades sociales es un proceso lento que probablemente estará lleno de éxitos y también de fracasos. Alegrarnos de nuestros éxitos y aprender de nuestros fracasos hará que creemos un sistema de creencias que nos juegue a favor. Ligar no es lo más importante del mundo, tenemos una vida llena de amigos y de seres queridos que tenemos que cuidar, empezando por nosotros mismos.