Esclerosis múltiple: tipos, síntomas y posibles causas
Nuestro sistema nervioso transmite a lo largo de todo el organismo grandes cantidades de información, permitiéndonos pensar y tener habilidades y capacidades físicas, cognitivas y emocionales. También dirige y mantiene en funcionamiento los diferentes órganos y sistemas de nuestro cuerpo.
Para todo ello las neuronas que forman parte del sistema nervioso se conectan entre ellas formando estructuras, tractos y nervios, los cuales se proyectan al resto del cuerpo. Pero la información que transportan necesita llegar a su objetivo con la mayor celeridad posible, dada la necesidad de coordinar acciones o reaccionar a tiempo a los estímulos del entorno. Lograr tal celeridad es posible gracias a una sustancia llamada mielina, una sustancia que permite la aceleración del impulso nervioso.
Esta transmisión de la información, asimismo, nos permite. Sin embargo, existen algunos problemas y enfermedades que provocan que la mielina no actúe correctamente o bien que sea destruida, provocando un enlentecimiento de la transmisión de impulsos pudiendo llegar a causar problemas serios en el funcionamiento vital de la persona. Uno de los trastornos de este tipo más frecuentes es la esclerosis múltiple.
¿Qué es la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica, progresiva y actualmente incurable en la cual se produce una desmielinización progresiva del sistema nervioso. Esta desmielinización es provocada debido a la actuación del sistema inmune, que ataca la mielina presente en las neuronas y provoca su destrucción.
Se generan asimismo pequeñas cicatrices en forma de placa endurecida que dificulta el paso del estímulo nervioso. La pérdida de mielina, junto a la presencia de dichas placas cicatriciales provoca que a nivel neuronal la información transportada por las fibras nerviosas tarde más tiempo en llegar a su destino, produciendo grandes dificultades a aquellos que la padecen.
Los síntomas de la enfermedad
Los síntomas de este trastorno van a depender de las zonas que se vean desmielinizadas, pero a grandes rasgos es común que quienes la sufren padezcan fatiga, debilidad muscular, descoordinación, problemas de visión, dolor y/o tensión muscular.
Si bien inicialmente se creía que era una enfermedad que solo provocaba síntomas físicos, se ha detectado que a lo largo del transcurso de la enfermedad se produce también una afectación intelectual, siendo frecuente que haya un deterioro del área frontal y por tanto de las funciones ejecutivas y cognitivas.
La esclerosis múltiple es un trastorno que ocurre en forma de brotes, generalmente ocurriendo recuperaciones parciales una vez el brote remite. Esto es debido a que aunque la mielina es destruida por el sistema inmune y los oligodendrocitos que la producen son incapaces de regenerarla, el organismo envía a las zonas dañadas células madre que con el paso del tiempo se transforman en nuevos oligodendrocitos y generan nueva mielina.
Esta nueva mielina no es tan eficaz ni resistente como la original debido a la presencia de daños en el axón, de modo que posteriores ataques del sistema inmune irán debilitando las conexiones y la recuperación posterior será menor, con lo que a la larga se produce una degeneración progresiva.
Causas
Como hemos dicho anteriormente, la esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune, que a través del ataque y eliminación de la mielina de los axones neuronales provoca toda una serie de efectos derivados de la mala transmisión del impulso nervioso. Así pues, los mecanismos a través de los cuales actúa ya están en nuestro cuerpo. Sin embargo, las causas de este ataque siguen siendo a día de hoy una incógnita, no habiendo un motivo claro que explique esta afectación.
Algunas de las teorías más aceptadas indican que quienes sufren esclerosis múltiple tienen una vulnerabilidad genética que ante la llegada de algún tipo de estímulo del medio como una infección provoca que el sistema inmune reaccione en la pared de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro, cruzando la barrera hematoencefálica y atacando la mielina de la las neuronas.
Tipos de esclerosis múltiple
Tal y como se ha indicado la esclerosis múltiple es una enfermedad que se presenta en forma de brotes. Pero estos brotes no siempre ocurren de la misma manera o con la misma intensidad, pudiendo haber diferentes cursos del trastorno. En base al curso que lleve, se puede considerar la existencia de diferentes subtipos de esta enfermedad.
1. Esclerosis múltiple remitente-recurrente
El subtipo y curso más frecuente, en esta modalidad de esclerosis múltiple surgen brotes sintomatológicos inesperados y no previsibles que con el paso del tiempo terminan desapareciendo, habiendo tanto remisión como recuperación sintomatológica. Esta recuperación entre brotes puede ser parcial o incluso completa. Los síntomas no empeoran durante los periodos intermedios.
2. Esclerosis múltiple progresiva primaria
Uno de los tipos menos frecuentes, en este subtipo de esclerosis no se pueden identificar brotes concretos, pero de forma progresiva se van viendo síntomas que van empeorando poco a poco. En este caso no hay periodos de remisión ni recuperación (o al menos no de gran importancia). Sin embargo en algunas ocasiones puede llegar a estacionarse.
3. Esclerosis múltiple progresiva secundaria
Al igual que en la forma remitente-recurrente, en este tipo de esclerosis múltiple se observan diferentes brotes inesperados e impredecibles. Sin embargo, en los periodos en que el brote ha cesado el grado de discapacidad del paciente no mejora sino que de hecho se puede observar un empeoramiento, siendo éste progresivo.
4. Esclerosis múltiple progresiva recidivante o recurrente
Al igual que con la forma primaria progresiva, en este subtipo poco frecuente se da un empeoramiento progresivo y sin periodos de remisión, con la diferencia de que en este caso sí son reconocibles brotes concretos.
5. Esclerosis múltiple benigna
En ocasiones identificada con la esclerosis tipo remitente-recurrente, este tipo de esclerosis múltiple recibe su nombre debido a que, a pesar de la presencia de brotes, la recuperación del paciente de ellos se da de forma completa, teniendo síntomas más leves y que al parecer no empeora con el tiempo. La discapacidad que provoca es muy pequeña.
En búsqueda de un tratamiento
Si bien en la actualidad la esclerosis múltiple no tiene cura, hay una gran cantidad de tratamientos de tipo farmacológico que pueden servir para paliar y retrasar el avance de la enfermedad. Asimismo, pueden controlarse los síntomas, reducir la gravedad de éstos y ayudar al paciente a mantener su calidad de vida.
Algunos de los medicamentos empleados incluyen corticosteroides a la hora de reducir la gravedad de lo brotes, analgésicos en casos de dolor o inmunosupresores para alterar el curso de la enfermedad y reducir el nivel de deterioro.
Fármacos
Pero si bien estos tratamientos no curan de la enfermedad, se sigue investigando y avanzando en la búsqueda de una cura para la esclerosis múltiple. Algunas de las últimas investigaciones han llegado a probar y realizar ensayos con un fármaco llamado Ocrelizumab, el cual se ha demostrado capaz de demorar el avance de los síntomas en las fases iniciales del trastorno.
Si bien el problema en sí es neurológico y por lo tanto se trata desde la medicina, las dificultades que produce la esclerosis múltiple suelen causar dificultades y problemas que afectan a la psique de quienes la sufren. Es frecuente que ante la detección de la enfermedad los pacientes padezcan procesos de duelo ante la pérdida progresiva de facultades, e incluso que se padezcan episodios depresivos.
Por ello puede ser de utilidad trabajar también desde una vertiente psicológica, aumentando el nivel de expresión emocional del paciente respecto a su situación y trabajando sobre ella, así como en que éste vea la situación de una forma realista y no se produzcan evitaciones conductuales, aislamiento o conductas autodestructivas.
Terapia ocupacional
Concretamente se ha demostrado de cierta utilidad emplear la terapia ocupacional a la hora de aumentar la autonomía y el nivel de actividad del paciente y la participación en grupos de apoyo como método para expresar y compartir sensaciones y puntos de vista respecto a la enfermedad, sus consecuencias y las maneras de afrontar la vida con otras personas con esclerosis múltiple. Es una de las terapias más efectivas a la hora de mitigar el impacto psicológico de los síntomas.
El apoyo familiar y social es fundamental en casos de esclerosis múltiple, puesto que permite hacer frente al día a día y hace ver al sujeto que no está solo ni desamparado. También el uso de dispositivos como sillas de ruedas y barras pueden contribuir a que el paciente pueda mantener una cierta autonomía durante más tiempo, además de ayudar a que el nivel de discapacidad producido por la enfermedad sea menor.
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