Una posibilidad para ser más feliz: comunión con tu cuerpo
¿Alguna vez has tomado consciencia de cómo te mira tu perro? Él no juzga tu volumen, tu estatura, tu color de piel, tus rizos o lo lacio de tu cabello, tus arrugas, la panza, la celulitis o cualquier otro aspecto que tú observas y que consideras a veces incorrecto o inadecuado, o que incluso alguna vez has buscado esconder.
A la mayoría nos enseñan desde niños que el cuerpo es menos que el espíritu, menos que la mente o que otras cualidades del ser; sin embargo, es con el cuerpo que vivimos en esta realidad.
Por otro lado, nos promueven la idea de que el cuerpo debe lucir en perfección, y este tipo de mensajes nos llevan a la desconexión con nuestros cuerpos, a la exigencia de dietas y ejercicios, cirugías o tratamientos para lograr lucir como se “supone” que debería verse.
Al final, descubrimos que todos estos esfuerzos no son la clave de la felicidad, y que por el contrario, promueven la crítica y el rechazo personal, provocando la desconexión, baja autoestima y en gran medida, estados de ansiedad que pueden desencadenar en trastornos más graves como la depresión, o en trastornos alimenticios como la bulimia y la anorexia; sin mencionar, por supuesto, todos los efectos fisiológicos que conllevan las alteraciones químicas en el cuerpo causadas por el estrés, la ansiedad o la depresión.
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Tus células escuchan lo que dices
¿Te ha funcionado juzgar a tu cuerpo para cambiarlo? No, y, sin embargo, es una de las estrategias más crueles que hacemos sin darnos cuenta de que el cuerpo, en su conjunto de células, está escuchando todo el tiempo lo que pensamos, lo que decimos y cómo nos relacionamos con nuestro medio ambiente. El juicio promueve estados de ansiedad por la fantasía de querer lucir dentro de estándares que muy pocas veces se pueden cumplir.
El Dr. Bruce H. Lipton, en su libro La biología de las creencias, nos dice que el cuerpo tiene la capacidad de tomar toda la información de lo que le decimos y proyectarla en sus órganos y sistemas, creando inflamación o algún otro síntoma que nos pide prestar atención. El cuerpo grita lo que el alma calla, solemos decir en la psicoterapia, porque el cuerpo nos expresa con dolor y otros síntomas, algún aspecto que no hemos podido atender antes de otra manera, es su manera de llamarnos la atención a parar un hábito y gestionar la necesidad latente de manera diferente.
Cuando nos enfermamos, comprendemos más claramente esto. Pero qué necesidad de llegar a estos extremos para poder detenernos y crear una relación diferente con nuestro cuerpo, cuando lo que más salud crea es cuando podemos tener amabilidad y gentileza con él.
Tu cuerpo es energía, expresada en cada una de sus células y tiene mucha información importante para compartir contigo que te permitiría disfrutar de tenerlo y disfrutar de vivir a través de él, todas las experiencias de la vida, pero ¿cuánto te das la oportunidad de escucharlo? ¿Cuánto eres consciente de cómo le hablas, de lo que dices en tus conversaciones, de cómo te relacionas con él y con la vida?
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Herramientas prácticas para tener comunión con tu cuerpo
En el libro El gozo de tu cuerpo, el Dr. Dain Heer nos dice que la consciencia lo incluye todo, sin juicios; es decir, lo bueno, lo malo, lo hermoso, lo feo, todo.
En general, nos gusta mirar e incluir solo aquello que consideramos bueno, bello, perfecto, correcto, acertado y excluimos o rechazamos lo contrario. Pero nuestros cuerpos nos aman incondicionalmente. Sí, leíste bien, nos aman incondicionalmente. Funcionan a pesar de nosotros, respiran, laten, gestionan muchas funciones sin que tengas que ejercer grandes acciones más allá de alimentarlo, darle agua, permitir los desechos y darle descanso, bueno y sexo, como una de las fuentes de placer.
Tu cuerpo, como el de los animales, está conectado a la naturaleza del planeta, y desde sus instintos, sobrevive cada día, gestiona la vida, libera todo lo que no necesita, aprovecha todo lo que llega y toma lo que lo nutre y embellece.
Algunos tips que nos propone Dr. Dain tienen que ver con revivir el gozo de estar en este mundo con nuestros cuerpos, gozando de la encarnación. Veamos en qué consisten.
1. Hacer aquello que a nuestros cuerpos los nutre desde la diversión, el reconocimiento y la valoración por lo que son y nos dan
Es importante para poder entrar en esta comunión con tu cuerpo, darte tiempo para tocarte, para reconocerte, para hablar con el cuerpo y escuchar cómo percibe tu presencia cuando te miras sin juicios, cuando te tocas con gratitud y reconocimiento.
2. Deja de juzgarte
El juicio nunca ha podido cambiar nada, en lugar de ello, hazle preguntas para reconocer qué información te da sobre cómo cambiar cualquier cosa que sucede con tu cuerpo. Una pregunta que se usa mucho en las herramientas de Access Consciousness es: ¿Qué se requiere aquí para que esto cambie? ¿Qué se requiere para que se manifieste? ¿Qué se requerirá para lucir de esta manera?
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3. Fuiste creado para vivir teniendo placer
¿Qué tal si el único propósito de la vida fuera tener placer? Nos han enseñado exactamente lo contrario, a tener una vida llena de esfuerzo, complicación, trauma y drama, pero te has preguntado si el propósito de la vida fuera ser felices y vivir en el gozo de estar encarnados, cómo vivirías, qué elegirías diferente. Reconoce todo lo que le da placer a tu cuerpo desde cada uno de tus sentidos: comida, un atardecer, escuchar música, acariciar a tu mascota, caminar, la lista puede ser infinita.
4. Haz preguntas
Todo lo que experimentas en esta vida, lo que comes, lo que vistes, lo que haces tiene que ver con tu cuerpo, pero muy pocas personas o casi nadie, toma en cuenta al cuerpo para saber si tu cuerpo está a gusto con las elecciones que están tomando sobre la comida, la ropa, lo que haces, el ejercicio, etc. Preguntarle al cuerpo cómo te quieres vestir, cómo te quieres mover, qué quieres comer, cuánto quieres comer, etc. es un camino para crear facilidad y comunión con tu cuerpo.
5. Toma consciencia de a quién le pertenece eso
Somos más perceptivos de lo que nos damos cuenta y de lo que nos gustaría admitir; sin embargo, tenemos la capacidad de percibir el dolor, el malestar, sentimientos, sensaciones y pensamientos de otras PERSONAS. HeartMath Institute ya nos dice que desde las dendritas sensitivas del corazón, captamos más información del entorno en segundos y tenemos un saber, una reacción y podemos de alguna manera mimetizarnos con nuestro entorno, alineándonos a emociones como el enojo en menos de lo que te das cuenta.
Hacer la pregunta “¿a quién le pertenece esto?” y concienciar si surge ligereza o pesadez te dará la consciencia de si es tuyo o de alguien más. Lo que es ligero para ti, es verdadero, lo que es pesado, es mentira, haz la pregunta la próxima vez que tengas un dolor y percibe sin juzgar el saber que te da tu cuerpo, luego vuelve a tomar conciencia si el síntoma cambia.
Nuestros cuerpos tienen mucho que decir, está en nosotros recuperar la consciencia de lo que nos están intentando compartir. Abrirnos a esta otra posibilidad de tener una relación de común unión entre el cuerpo y el ser que eres, es un camino para recuperar la autoestima, para valorarte, para construir confianza interior y para crear una vida mucho más placentera.
Te invito a practicar estas herramientas y a descubrir qué impacto crean en tu vida, en tu relación contigo y con los demás.