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Electroencefalograma (EEG): ¿qué es y cómo se usa?


La palabra electroencefalograma no es algo desconocido hoy en día. Muchas personas, sea con propósitos médicos o de investigación, se han sometido alguna vez a uno. Y tanto si es así como si no el cine, la literatura o la sabiduría popular puede hacer aparecer en nuestra cabeza la imagen típica de una persona con una especie de casco lleno de electrodos conectados al mismo.

Pero saber que és, qué mide exactamente, para qué se usa o cómo funciona un electroencefalograma puede no ser tan conocido. Es por ello que en el presente artículo vamos a observar diferentes aspectos de este instrumento de medición tan utilizado en el campo de la medicina.

¿Qué es el electroencefalograma?

El electroencefalograma es una técnica de evaluación fisiológica que se emplea para estudiar el funcionamiento del sistema nervioso a través del registro de la actividad eléctrica del encéfalo, concretamente de la corteza cerebral.

Para comprender el sentido de esta técnica hay que tener en cuenta que la actividad del cerebro se basa en la emisión y transmisión de impulsos electroquímicos, unas señales de actividad nerviosa que mediante las técnicas correctas pueden ser detectadas. Así, a través de un electroencefalograma es posible detectar el patrón de funcionamiento habitual de nuestro encéfalo y la activación del cerebro o partes concretas de éste ante la estimulación externa o interna.

En este técnica se usa un instrumento llamado electroencefalógrafo, el cual registra la actividad eléctrica de aquello a lo que está conectado. Este instrumento recibe la información de una serie de electrodos que se situarían en determinadas zonas de la cabeza del paciente y con los cuales se registra la actividad neuronal.

¿Qué mide?

El electroencefalograma permite medir, como hemos mencionado, la actividad eléctrica del cerebro. Independientemente del objetivo del encefalograma, dicha actividad puede darse en forma de diversos tipos de ondas.

Las mediciones pueden hacerse durante la vigilia o durante el sueño, según el objetivo con el que se haga la prueba. A través de los electrodos el sistema de medición capta la emisión de ondas cerebrales y su ritmo, forma, duración y frecuencia de emisión.

Tipos de ondas

Las ondas captadas pueden ser alfa, beta, theta y delta. Cada una hará que el electroencefalógrafo dibuje uno u otro patrón de frecuencias de onda.

Las ondas alfa aparecen en momentos de relajación o ante tareas que no nos requieren concentración o esfuerzo. 

Las ondas beta suelen reflejar la realización de un esfuerzo mental intenso, apareciendo generalmente mientras estamos despiertos o bien durante el sueño REM. 

Las ondas theta se observan al igual que las alfa cuando estamos relajados, pero en este caso son más frecuentes en momentos en que además de relajados estamos somnolientos, siendo el tipo de onda más predominante durante la fase dos del sueño no REM. 

Por último, las ondas delta son las que se vinculan al sueño profundo, siendo las que tradicionalmente se han vinculado al descanso y reparación de los tejidos nerviosos.

A través del encefalograma se puede medir tanto el patrón de funcionamiento general del cerebro como las diferencias entre unas zonas con otras, a través del análisis de las diferencias de voltaje entre diferentes áreas.

Funcionamiento de la prueba

El funcionamiento básico de esta técnica no tiene gran complejidad. La prueba se basa en la colocación de una serie de electrodos en puntos estratégicos de la cabeza, fijándose a un pequeño casco de tela previamente colocado sobre el cuero cabelludo del paciente o sujeto de estudios o bien directamente sobre el cuero cabelludo. 

El registro empleado mide una diferencia de voltaje entre dos electrodos, siendo éstos colocados en pares para poder realizar mediciones.

Fases del uso del encefalógrafo

En primer lugar se procede a preparar la prueba, sentando al sujeto a evaluar y fijando en él los elementos que permiten registrar la actividad cerebral. Para ello se aplica un tipo de gel capilar que permite mejorar la conducción de la electricidad y fijar con mayor precisión los electrodos, cuya colación se hace a continuación. Generalmente se colocan alrededor de una veintena de electrodos, creando un montaje que permita obtener un correcto de la actividad del sistema nervioso. 

En dicho montaje es habitual que se utilice el sistema 10/20, colocando los electrodos de una forma equidistante en que se separan entre un 10 y 20% de los ejes del encéfalo. Además el montaje puede ser bipolar, si se pretende registrar la actividad cerebral y la diferencia entre dos puntos, o monopolar si se compara un punto concreto con uno sin actividad cerebral.

Una vez colocados los electrodos, se procede a hacer la medición, registrándose en primer lugar el ritmo basal del individuo tanto con los ojos cerrados como abiertos, y a continuación provocándose una estimulación ligera en él para observar la reacción de la actividad cerebral. Algunos estímulos comunes son una ligera fotoestimulación o la hiperventilación del paciente. También puede pedirse al sujeto que haga algún tipo de actividad físico o mental.

Según se realiza la prueba se va obteniendo una serie de resultados que indican cómo actúa el sistema nervioso y cómo reacciona a la estimulación.

Los resultados obtenidos por la medición pueden ser registrados y o bien impresos o bien directamente reflejados en un monitor. Pero el registro de las ondas no tiene una significación por sí mismo, habiéndose de realizar un análisis de las implicaciones del funcionamiento basal y/o cualquier alteración detectada a lo largo del tiempo que se ha producido el registro.

Usos y aplicaciones del electroencefalograma

Considerado todo lo anterior, hay que tener en cuenta que el uso del electroencefalograma no se hace por mero capricho. Es empleado únicamente con objetivos concretos y cuando o se sospeche de determinadas dolencias o se esté realizando una investigación.

En lo que se refiere a la investigación, el electroencefalograma se utiliza en aquellos experimentos en los que se requiere conocer la actividad cerebral en determinado estado o mientras se realizan acciones concretas. Así, sirve para poder explorar cómo funciona nuestro encéfalo y cómo reacciona ante estímulos o actividades concretas. También permite evaluar si hay grandes diferencias entre la activación de una zona concreta y otras.

Respecto a su uso en medicina, se puede utilizar para detectar si el cerebro tiene un funcionamiento normal, controlar el estado de conciencia durante una intervención quirúrgica o si hay alteraciones en el patrón de emisión de ondas. 

En este aspecto se tiende a emplear este tipo de técnica cuando se sospecha de la presencia de trastornos tales como la epilepsia (llegándose a provocar voluntariamente las crisis para registrar cómo y qué ocurre), demencias, encefalopatías, brotes típicos de algunos trastornos mentales e incluso diferenciar entre el coma y la muerte cerebral (mientras que en el primero hay actividad cerebral el segundo mostraría un electroencefalograma plano). También es muy empleado para analizar problemas y trastornos del sueño.

Contraindicaciones y efectos adversos

La aplicación de un electroencefalograma no suele producir problemas en aquellos en los que se realiza, siendo una técnica no invasiva que no presenta contraindicaciones en la mayoría de la población, ni siquiera en embarazadas.

Una de las pocas excepciones son los casos de epilepsia en los cuales podría provocar la aparición de una crisis durante la realización de la prueba, cosa que en muchos casos es buscado para poder identificar las zonas hiperactivadas. Sin embargo en casos graves habría que valorar el riesgo de provocar una nueva crisis.

Referencias bibliográficas:

  • Gil-Nagel, A.; Parra, J.; Iriarte, J.M. & Kanner, A. (2002). Manual de electroencefalografía. Madrid: McGraw-Hill, S.A.U.
  • Niedermeyer, E. & da Silva, F. L.. (2005). Electroencephalography: basic principles, clinical applications, and related fields. Lippincott Williams & Wilkins.
  • Ramos-Argüelles, F.; Alonso, M.T.; Egozcue, S.; Pabón, R.M. y Morales, G. (2009). Técnicas básicas de electroencefalografía: principios y aplicaciones clínicas. Anales del Sis. San. Navarra, vol. 32 (Supl. 3), Pamplona.