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Ganglios espinales: anatomía, características y funcionamiento


Los ganglios espinales son un grupo de nódulos localizados en las raíces dorsales o posteriores de los nervios espinales, donde se alojan los cuerpos de las neuronas de la vía aferente o sensorial del sistema nervioso periférico.

En este artículo explicaremos qué son los ganglios espinales y su relación con cada una de las partes del sistema nervioso periférico.

El sistema nervioso periférico

El sistema nervioso periférico (SNP) incluye los nervios espinales, los nervios craneales y sus ganglios asociados (grupos de células nerviosas fuera del sistema nervioso central [SNC]). Los nervios contienen fibras nerviosas que conducen la información hacia (aferente) o desde (eferente) el SNC.

Generalmente, las fibras eferentes participan en las funciones motoras, como la contracción muscular o la secreción de las glándulas; y las fibras aferentes transmiten los estímulos sensoriales desde la piel, membranas mucosas y estructuras profundas.

La principal tarea del SNP es conectar los diversos estímulos que recibe nuestro cuerpo (externos, internos y propioceptivos o relativos a la información sobre la posición de los músculos de uno mismo) con el sistema nervioso central; y este último, a su vez, conectarse con los órganos y sistemas corporales que ha de regular y gestionar.

El SNP se compone de 12 pares de nervios craneales, que salen del cráneo a través de varias aberturas, y 32 pares de nervios espinales, cada uno de ellos identificado por su relación con la vértebra o canal vertebral desde donde sale.

Los nervios espinales

Los nervios espinales se prolongan desde la médula espinal, atravesando los músculos vertebrales, hasta distintas zonas del cuerpo.

Cada uno de los 31 pares de nervios espinales tiene una raíz ventral y una dorsal; cada raíz está formada por 1 a 8 diminutas raicillas o haces de fibras nerviosas. En la raíz dorsal de un típico nervio espinal, cerca de la unión con la raíz ventral, se encuentra un ganglio de la raíz dorsal o espinal, un abultamiento que contiene cuerpos de células nerviosas.

Las raíces dorsales (o posteriores) son principalmente sensoriales. Cada raíz nerviosa dorsal (excepto, en general, la C1) contiene fibras aferentes (sensoriales o receptoras) de las células nerviosas de su ganglio. Las raíces dorsales contienen fibras que provienen de estructuras cutáneas y profundas.

Las fibras nerviosas se pueden clasificar según su base anatómica y fisiológica en: fibras somáticas eferentes, que inervan los músculos esqueléticos; y fibras somáticas aferentes, que transmiten información sensorial desde la piel, las articulaciones y los músculos al sistema nervioso central.

Los cuerpos celulares de las fibras aferentes las constituyen células unipolares (que se caracterizan por tener una sola prolongación saliente del soma) en los ganglios espinales, que están interpuestas en el curso de las raíces dorsales (ganglios de la raíz dorsal).

Las ramificaciones periféricas de estas células ganglionares se distribuyen por las estructuras somáticas; y las ramificaciones centrales transmiten los impulsos sensoriales por las raíces dorsales hacia el cordón dorsal de la sustancia gris y los tractos ascendentes de la médula espinal.

Los ganglios espinales

Los ganglios nerviosos son grupos de células que constituyen pequeños nódulos localizados fuera del sistema nervioso central que funcionan a modo de relevo o de conexiones intermedias entre distintas estructuras neurológicas del cuerpo.

Pueden dividirse en dos tipos: los ganglios vegetativos, constituidos por células nerviosas multipolares situadas alrededor de las vísceras sobre las que actúa, reciben señales del sistema nervioso central y las envía hacia la periferia (función eferente); y los ganglios espinales o ganglios de las raíces dorsales, constituidos por abundantes conexiones neuronales distintivas, que se encargan de recibir señales desde la periferia para enviarlas al cerebro (función aferente).

Los ganglios espinales recogen y modulan la información sensitiva, y constituyen desde el punto de vista funcional los depósitos de los somas neuronales de las fibras aferentes primarias de todo el sistema sensorial, habiéndose especializado en los animales superiores como órganos situados fuera del sistema nervioso central.

El grupo de los ganglios espinales abarca a los ganglios raquídeos y a los ganglios del trigémino (o de Gasser), del facial (o geniculado), del glosofaríngeo (extracraneal o de Andersch e intracraneal o de Ehrenritter) y del vago (yugular y nudoso).

El VIII par o nervio estatoacústico posee asimismo dos ganglios, el vestibular o de Scarpa y el coclear, espiral o de Corti, pero sus neuronas de tipo bipolar corresponden a neuronas de segundo orden de una vía sensorial especializada cuyo significado funcional no es exactamente similar a la de los ganglios sensitivos o espinales generales.

Lesiones de los ganglios espinales

La afectación de los ganglios espinales o de las raíces dorsales puede darse por diversas causas, entre las más habituales podemos encontrar las siguientes:

Infección por Herpes Zóster

Se caracteriza por la aparición de dolor localizado, unilateral, impreciso, que precede en 3 ó 5 días a una erupción vesicular (aparición de vesículas o ampollas en la piel). Puede acompañarse de síntomas sistémicos como fiebre, fatiga o mialgias.

Tumores vertebrales

Pueden producir, además de lesiones radiculares, otras manifestaciones como dolor lumbar, fracturas patológicas, reducción en la movilidad o desviaciones de la columna vertebral. También hay tumores primarios (neurofibroma) y metastásicos, como el linfoma o la sarcomatosis meníngea, en la que se suele producir la afectación de varias raíces.

Ganglios espinales y transmisión del dolor

La sensación de dolor aparece cuando se activan unas fibras nerviosas específicas (llamadas “A delta” y “C”). Esa activación puede ser desencadenada por un mal funcionamiento de la musculatura y otras partes blandas (que es lo que sucede en los “síndromes inespecíficos”), o bien por diversas alteraciones estructurales que han demostrado poder ser causa de dolor en algunos casos.

Al ser estimuladas, esas fibras nerviosas activan unas células nerviosas de la médula espinal que transmiten el dolor hacia el cerebro. Las fibras nerviosas “A delta” y “C” o sensibles a la capsaicina, son finas y muy numerosas, y nacen de los ganglios espinales, donde está su cuerpo celular, bifurcándose en dos extremidades.

Cuando esas fibras nerviosas son activadas, liberan unas sustancias (neurotransmisores o neuromoduladores) que desencadenan la inflamación de los tejidos inervados. Esa inflamación desencadenada por la liberación de sustancias contenidas en los nervios (en vez de por sustancias liberadas por células de la sangre o los tejidos, como clásicamente se entendía lo que era la inflamación) es llamada “inflamación neurógena”.

Este tipo de inflamación puede inducir que las células de la sangre (como los macrófagos, por ejemplo) liberen sustancias que desencadenan la inflamación clásica (como la histamina), de modo que ambos tipos de inflamación se potenciarían de forma recíproca. Y de hecho, la liberación de los mediadores químicos de la inflamación también podría incrementar o desencadenar directamente el dolor.

Referencias bibliográficas:

  • Carpenter, M., Sutin, J., Mascitti, T. and Lorenzo, I. (1990). Neuroanatomía humana. Buenos Aires: El Ateneo.
  • Navarro, X. (2002) Fisiología del sistema nervioso autónomo. Revista Neurología, 35(6): 553-562.