Los 7 tipos de nervios: clasificación y características
Nuestro sistema nervioso se encarga de coordinar las acciones y actividades que llevamos a cabo a lo largo de nuestras vidas, sean éstas voluntarias o involuntarias, conscientes o inconscientes. Y lo hace, principalmente, gracias a los nervios, que se encargan de conducir los impulsos nerviosos que hacen posible que todo funcione bien.
En este artículo veremos qué son los nervios, qué papel juegan en nuestro sistema nervioso y qué tipos de nervios existen, entre otras cuestiones.
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¿Qué son los nervios?
Los nervios son estructuras constituidas por haces de fibras neuronales (prolongaciones nerviosas y axones), situadas fuera del sistema nervioso central, que se encargan de conducir los impulsos nerviosos y comunicar los centros nerviosos del cerebro y la médula espinal con el resto de los órganos del cuerpo, y al contrario.
Esos haces de fibras están envueltos por una membrana fina, el perineuro, que envuelve el fascículo de fibras nerviosas; y a su vez, el nervio completo formado por la unión de varios fascículos lo recubre otra estructura, denominada epineuro.
Como veremos más adelante, algunos nervios tienen su origen en la médula espinal, mientras que otros nacen en el encéfalo. Existen distintos tipos de nervios, pudiendo ser sensitivos, motores o mixtos, y esto dependerá de la función que cumpla cada uno de ellos dentro de nuestro sistema nervioso.
Pero antes de indagar en ello, veremos brevemente cómo funciona el sistema nervioso humano y cuáles son sus características.
El sistema nervioso humano
El sistema nervioso humano funciona como un gran sistema encargado de gestionar y coordinar las actividades y funciones corporales a través de su red de cableado, que comunica todas las partes de nuestro cuerpo.
El sistema nervioso se divide en el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP). El SNC está conformado por el encéfalo y la médula espinal, el control de mando y el centro de transmisión de impulsos nerviosos, respectivamente.
El SNP está constituido por varios tipos de nervios que salen del SNC o entran en él. El SNP es el encargado de enviarle la información y, tras ser evaluada, el cerebro envía las respuestas convenientes a las partes del cuerpo necesarias, como pueden ser los músculos u otro tipo de órganos.
La función principal del SNP es, pues, conectar al SNC con los órganos, las extremidades y la piel. Sus nervios se extienden desde el SNC hasta las áreas más externas de nuestro cuerpo. Y es el SNP el que se encarga de ayudarnos a reaccionar a los estímulos de nuestro entorno.
Tipos de nervios y clasificación
Como comentábamos anteriormente, los nervios del sistema nervioso periférico conectan al sistema nervioso central con el resto del cuerpo. Y lo hacen de diferentes formas, y con distintas funciones. A continuación, clasificaremos estos nervios según los siguientes criterios:
1. Según el sentido en el que se transmite el impulso nervioso
Los nervios pueden clasificarse de 3 formas, según el sentido en el que transmiten el impulso nervioso.
1.1. Nervios motores
Los nervios motores son los responsables de todo el movimiento voluntario esquelético y somático (como mover una pierna o un brazo), conducen el impulso nervioso hacia los músculos y las glándulas.
1.2. Nervios sensitivos
Los nervios sensitivos son encargados de conducir el impulso nervioso hacia el sistema nervioso central, esto es, desde los receptores a los centros de coordinación
1.3. Nervios mixtos
Los nervios mixtos conducen el impulso nervioso en ambos sentidos y tienen axones tanto sensitivos como motores.
2. Según el origen desde donde salen los nervios
Los nervios también pueden clasificarse en base al lugar desde donde parten en nuestro cuerpo. En este caso, se diferencian dos tipos de nervios:
2.1. Nervios craneales
Son 12 pares de nervios (12 a la izquierda y 12 hacia la derecha) que surgen del cerebro o a nivel del tronco encefálico. Algunos son sensitivos, otros motores y también mixtos.
Estos nervios controlan, básicamente, los músculos de la cabeza y el cuello, a excepción de uno de ellos, el nervio vago, que también actúa sobre estructuras del tórax y abdomen.
2.2. Nervios raquídeos
Existen de 31 a 33 pares de nervios y son todos de tipo mixto. Se originan en la médula espinal y atraviesan los músculos vertebrales para distribuirse por varias zonas del cuerpo.
Todos ellos presentan una raíz dorsal o sensitiva, constituida por cuerpos de neuronas que reciben información de la piel y los órganos; y otra ventral o motora, que transmite la información hacia la piel y órganos.
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3. Según su función en la coordinación de actos voluntarios o involuntarios
Otro de los criterios con los que podemos clasificar a varios tipos de nervios es su implicación en la coordinación de actos voluntarios o involuntarios; es decir, si inervan en el sistema nervioso autónomo o en el sistema nervioso somático o voluntario.
3.1. Nervios del sistema nervioso somático
El sistema nervioso somático o voluntario es el que gestiona total o parcialmente las acciones y actividades de nuestro cuerpo, que pueden ser conscientes (como coger o manipular un objeto) o inconscientes (adelantar la pierna izquierda al andar, por ejemplo). Sus nervios están formados en su totalidad por fibras mielínicas (capa aislante que se forma alrededor del nervio para que la transmisión sea más eficiente).
3.2. Nervios del sistema nervioso autónomo
El sistema nervioso autónomo, por su parte, responde principalmente a impulsos nerviosos en la médula espinal, tallo cerebral e hipotálamo. Los nervios de este sistema están formados por fibras eferentes que salen del sistema nervioso central, excepto las que inervan el músculo esquelético.
Los nervios aferentes, que transmiten información desde la periferia al sistema nervioso central, se encargan de transmitir la sensación visceral y de regular reflejos vasomotores y respiratorios (control del ritmo cardíaco o la presión sanguínea).
En el sistema nervioso autónomo se pueden diferenciar, a su vez, dos tipos de nervios. Por un lado están los nervios del sistema nervioso parasimpático; este sistema predomina en momentos de relajación, y está constituido por el nervio craneal vago. También comparte los nervios raquídeos de la región sacra (parte inferior de la columna vertebral).
Por otro lado, tenemos los nervios del sistema nervioso simpático. Este sistema predomina en los momentos de tensión, y sus nervios comparten el resto de los nervios raquídeos. Las fibras nerviosas que alberga este sistema están parcialmente separadas del resto de nervios raquídeos y forman dos cadenas de ganglios, situados a ambos lados de la columna vertebral.
Células de Schwann: las coberturas protectoras
La reparación espontánea de los nervios periféricos es posible gracias a un tipo de células denominadas Schwann, cuya función es actuar como capa aislante, envolviendo las fibras nerviosas con una sustancia llamada mielina. Esta capa grasa protege los nervios y mejora la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos.
En el sistema nervioso periférico, las células de Schwann tienen un papel fundamental al llevar a cabo un proceso muy regulado de diferenciación y desdiferenciación, una característica única de este tipo de células y de la que carecen el resto de células del sistema nervioso. Esta ventaja hace que posean una gran plasticidad y permite que pasen de un estado en el que producen mielina a otro, menos diferenciado, en el que contribuyen a la reparación del nervio dañado.
Cuando sufrimos una lesión en un nervio periférico, estas células pierden temporalmente su capacidad para formar mielina y retroceden a un estadio anterior muy desdiferenciado. Esto se produce para ayudar al nervio a regenerarse y que puedan llegar a los tejidos diana. Una vez reparado el nervio, la célula vuelve a recuperar su capacidad de producir mielina.
Los investigadores han descubierto que en este proceso, el mensajero químico denominado AMP cíclico, tiene un rol importante. Esta sustancia envía al núcleo de las células de Schwann una proteína que, una vez reparado el nervio, pone en marcha otra vez la mielinización. Esto se produce mediante la inactivación de un gen específico (el gen c-Jun).
En definitiva, este proceso es el que hace posible la reparación espontánea de un nervio e incluso, en algunos casos, la reimplantación de extremidades o miembros del cuerpo amputados, como por ejemplo, un dedo. En ese caso, las células de Schwann ayudarían a recuperar la capacidad de movimiento y el propio tacto. Aunque, desgraciadamente, en ciertos tipos de nervios, la regeneración no es completa y siguen quedando secuelas de por vida.
Referencias bibliográficas:
- Gomis-Coloma C, Velasco-Aviles S, Gomez-Sanchez JA, Casillas-Bajo A, Backs J, Cabedo H. (2018). Class IIa histone deacetylases link cAMP signaling to the myelin transcriptional program of Schwann cells. J Cell Biol. doi: 10.1083/jcb.201611150.
- Navarro X. (2002). Fisiología del Sistema Nervioso Autónomo. Rev Neurol ;35(6):553-62.
- Waxman, S. (2012). Neuroanatomia clinica. Padova: Piccin.