Johann Gottfried Herder: biografía de este filósofo alemán
Johann Gottfried von Herder fue una figura muy importante para el Romanticismo alemán, a pesar de que no lo vivió de lleno. Su particular filosofía fue precursora del movimiento Sturm un Drang, que a su vez fue precursora del movimiento romántico.
A diferencia de la Ilustración, consideraba que había diferencias entre los hombres y que cada nación tenía su espíritu particular, su Volkgeist. Además, añoraba la Edad Media, viéndola como el origen de los pueblos de Europa.
Este intelectual tuvo contacto con grandes personajes de su época, como Kant y Diderot, además de que influyó notoriamente en Goethe. En esta biografía de Johann Gottfried Harder veremos más sobre su vida, la de un pensador que, además de su forma de pensar, su exaltación del individualismo y de la nación lo hizo un referente para los románticos.
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Breve biografía de Johann Gottfried Harder
Johann Gottfried von Herder fue un crítico, teólogo y filósofo alemán cuya obra es considerada una precursora del romanticismo literario en Alemania. Sus trabajos impulsaron el espíritu nacionalista en defensa de los rasgos culturales y la personalidad de las gentes germanas, ideas que calaron fondo en escritores de la talla de Johann Wolfgang von Goethe, discípulo de Harder y figura clave en el nacionalismo y romanticismo alemán.
Herder consideraba que era fundamental entender el contexto a la hora de comprender las obras artísticas y la cultura de cada país, además de ser necesario hacer un estudio profundo de la historia de esa nación, comprendiendo los cambios y procesos socioculturales que han llevado a los pueblos a comportarse de la forma en la que lo hacen. Para comprender el presente y predecir cómo será el futuro, se debe primero entender los hechos pasados.
Teniendo en cuenta esto, no es de extrañar que Johann Gottfried von Herder abordara temas tales como la historia del hombre desde las civilizaciones antiguas, el origen del lenguaje, la influencia de los ritos religiosos y sus doctrinas. Además, contraria a la opinión mayoritaria de muchos pensadores de su época, se centró en la Edad Media viéndola como un período no tan oscuro como la Ilustración quería retratarla, siendo el origen de los pueblos europeos tal y como son hoy en día.
Primeros años
Johann Gottfried Herder nació el 25 de agosto de 1744 en Mohrungen (actualmente Morąg, Polonia), en ese momento Prusia Oriental. Sus padres fueron Gottfried Herder y Anna Elizabeth Peltz quienes brindaron a sus seis hijos una educación hogareña fuertemente religiosa, pero de escasos recursos. El joven Johann aprendía consultando la Biblia de su padre y, en sus primeros años, aprendía aquello que sus padres le podían enseñar dentro de sus posibilidades.
Por fortuna, consiguió asistir a la escuela local, aunque recibiendo con frecuencia ayudas para poder continuar sus estudios. A la edad de 16 años obtuvo alojamiento gratuito en el hogar del vicario Sebastian Trescho a cambio de ayudarle trabajando como copista. Estando en el hogar del religioso tuvo la oportunidad de consultar su amplia biblioteca, lugar en el que pudo aprender de forma autodidacta muchas cuestiones teológicas y varios aspectos culturales.
Formación universitaria
En un principio, Herder iba a ser médico, aunque no tenía dinero para permitirse los estudios. El cirujano J.C. Schwarz-Erla, quien había visitado el pueblo de Herder en compañía de un regimiento militar, le ofreció pagar sus estudios de medicina en la universidad de Köningsberg y, de hecho, llegó a matricularse para obtener el título. Sin embargo, con el paso del tiempo descubrió que esa no era su vocación y prefirió estudiar teología.
En 1762, teniendo 17 años, empezó sus estudios en la Universidad de Köningsberg. Allí fue alumno del ya conocido Immanuel Kant, considerado el fundador de la filosofía crítica. Kant fue un gran referente para Herder, y de hecho dedicó trabajos hacia su figura, aunque posteriormente mostraría ciertos desacuerdos con su filosofía.
También sería por esta época en la que Johann Gottfried Herder se convertiría en un protegido de Johann Georg Hamann, un filósofo de Köningsberg. Con él compartiría el joven Herder el rechazo hacia el racionalismo ilustrado imperante en la época.
Primeros trabajos
En el año 1764 Johann Gottfried Herder se trasladó a la ciudad letona de Riga, por aquel entonces parte del Imperio Ruso. Allí sería ordenado pastor protestante y ejercería tanto como maestro como predicador. Sería en esta época en las cuales verían la luz sus primeras obras, entre ellas “Fragmente über die neuere deutsche Literatur” (Fragmentos acerca de la literatura alemana, 1765).
Poco después el joven se embarcaría en un viaje por Europa, teniendo solo 20 años. Sería en este trayecto en el que su forma de ver la vida cambiaría, algo que lo refleja en su Journal meiner Reise im Jahr 1769” (Diario de mi viaje de 1769). De hecho, en este texto deja bien claro que ha abandonado la seguridad de su burbuja social, por así decirlo, para inmergirse en un viaje a lo desconocido, a lo nuevo, a lo fuera de lo académico.
Acabaría llegando a Estrasburgo, un importante centro cultural de la época. En la ciudad franco-germana conocería a un joven Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), persona muy importante para el gran movimiento que supuso el Romanticismo alemán, y también gran referente en la consolidación de la idea de Alemania como nación. Herder y Goethe hablarían de muchos temas, y el segundo reconocería haber recibido influencias de él gracias a sus observaciones sobre Homero, Shakespeare, Pindar y literatura diversa.
En Francia también tendría contacto con Denis Diderot, Jean le Rond D’Alembert y los enciclopedistas. Estudiaría las obras de Rousseau y desarrollaría una de sus obras más importantes, “Kritische Wälder. Oder Betrachtungen, die Wissenschaft und Kunst des Schönen betreffend” (Silvas críticas o reflexiones acerca de la ciencia y el arte de la belleza, 1769), texto considerado un antecedente directo del movimiento “Sturm und Drang” (Tormenta y Espíritu), corriente literaria que anticipaba el romanticismo al reclamar una concepción nacional del arte y reivindicando el individualismo y los sentimientos.
Poco después, en 1770 se trasladaría a Hamburgo, ciudad en la que conocería a Gotthold Ephraim Lessing. Más tarde viajaría hasta Darmstadt, en donde conocería a su futura esposa Maria Karoline Flachsland, con quien se casaría en 1773 y llegaría a tener siete hijos.
Precursor de los románticos
En 1771 se trasladó a Bückeburg, ejerciendo de consejero consistorial hasta 1776 y publicaría poco después su “Abhandlung über den Ursprung der Sprache” (Ensayo sobre el origen del lenguaje, 1772), en donde destaca el carácter natural y evolutivo del lenguaje además de ser el protagonista en cualquier proceso cognoscitivo. Este trabajo le haría ganar un premio otorgado por la Academia de Berlín.
Gracias a ser recomendado por Goethe, Johann Gottfried Herder fue nombrado en 1776 superintendente general de la Iglesia Luterana de Weimar. En esta misma época publicaría un importante ensayo sobre la filosofía de la mente, llamado “Del conocimiento y del sentir del alma humana” en 1778.
Ampliamente interesado por la historia antigua y, en especial, la Edad Media, entre 1778 y 1779 escribió “Volkslieder nebst untermischten anderen Stücken” (Las voces de los pueblos en cantos), obra en la que agrupó poemas muy importantes de la Biblia, Homero, Ossian y otros personajes históricos, además de poemas suyos junto con los de Goethe y Matthias Claudius. Eran poemas que no siempre se ajustaban a la corriente artística del momento, denotando ciertas influencias clásicas sobre Herder más que ilustradas.
Weimar se convertiría en su ciudad de residencia hasta su muerte, solamente estando fuera de ella para hacer una estancia en Italia justamente entre los años en los que escribió “Las voces de los pueblos en cantos”. Weimar se había convertido en el centro del clasicismo alemán y gracias a su trabajo como predicador de la corte y miembro del consistorio, Herder dispuso de una vida relativamente segura y cotidiana el resto de su vida, a excepción de algunos enfrentamientos filosóficos y la publicación de varias obras más.
Últimos años y muerte
Los últimos años los pasó relativamente cómodo en Weimar pero en la esfera filosófica tuvo que vivir situaciones tensas. Su apoyo a las ideas revolucionarias procedentes de Francia le hizo enemistarse con sus amigos, además de que empezó a distanciarse de Goethe. Tampoco ayudó que empezara a criticar la filosofía de Kant, su propio mentor, haciendo que su popularidad al final de su vida fuera cayendo y acabara alejándose de su círculo social.
Pero pese a estos rifirrafes, su pensamiento, obra y filosofía fueron muy importantes para la época, tanto que en 1802 le fue otorgado el prefijo “von” a su apellido por el príncipe de Baviera, pasando a llamarse oficialmente Johann Gottfried von Herder y adquiriendo un nombre propio de un noble, distinguiéndolo notoriamente. Fallecería solo un año después, el 18 de diciembre de 1803 a la edad de 59 años.
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El pensamiento de este filósofo
La obra de Johann Gottfried Herder es un claro reflejo de su personalidad e intelectualidad. No se limita a hablar de una sola temática ni ser constante en ella, sino que escribe con gran pasión sobre teología, filosofía, literatura, filología, historia y su nación alemana todo junto, mezclando múltiples temáticas. Esto fue usado por sus críticos como un punto negativo, tildando de sus obras como desordenadas gramatical y emocionalmente, como si más que un trabajo académico fuera un discurso casual convertido en texto.
El espíritu del pueblo
Desde luego tenía un estilo de escritura poco propio de un intelectual, pero no por ello sus obras son menos importantes. Sus trabajos se centraron en rescatar la historia y la cultura alemanas, analizando cómo habían progresado a lo largo de la historia y cómo los acontecimientos históricos influían en el carácter y la situación actual de los pueblos. Muchos consideran que Herder fue uno de los principales precursores del “Volkgeist” o espíritu del pueblo, idea que engloba los rasgos únicos de cada nación, y que ya estaba presente en obras anteriores al romanticismo alemán “oficial”, justo la época de este autor.
Presente, pasado y futuro
Johann Gottfried Herder quiso prever cómo podría evolucionar socialmente su país, y para ello, en vez de mirar al presente decidió hacerlo mirando el pasado. Por este motivo se interesó en conocer y publicar el origen de las canciones populares de la Edad Media, época que muchos consideraban como oscura pero él veía realmente mucha luz en ella. Era una época en la que las culturas europeas surgieron, siendo transmitidas sus tradiciones y canciones de forma completamente oral.
La Ilustración, además de ser contraria de lo medieval, proclamaba que todos los hombres eran iguales, algo que Herder rechazaba. Para este filósofo alemán, cada nación es distinta, en tanto que tiene su propio espíritu, su “Volkgeist”, y que solo las personas que han sido expuestas a los rasgos propios de su país, tanto en lo cultural (lengua, historia, tradiciones...) como geográfico (clima, topografía) e histórico (cambios políticos...) puede comprender realmente a esa nación.
Otra idea, y esta realmente controvertida, era la de que Herder estaba totalmente en contra de hablar de la Ilustración como sinónimo del máximo momento de desarrollo cultural del ser humano. Este movimiento consideraba que los hombres estaban en la cúspide de la historia de la humanidad, algo que Johann Gottfried Herder aseguraba que era una mentira, puesto que en épocas anteriores hubo personajes mucho más brillantes, siendo la Edad Media un importante momento de esplendor filosófico en múltiples aspectos.
Referencias bibliográficas:
- Royal J. Schmidt, (1956)"Cultural Nationalism in Herder," Journal of the History of Ideas 17(3), pp. 407 - 417.
- Headstrom, Birger R. (1929). Herder and the Theory of Evolution. The Open Court 10 (2): pp. 596 - 601.
- Michael N. Forster (2010) After Herder: Philosophy of Language in the German Tradition, Oxford University Press.
- Díez Álvarez, L. G. (2017). Johann G. Herder: perfil intelectual de un ilustrado radical. Arbor, 193 (784): a385. doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.784n2007.