Psicofármacos: los medicamentos que actúan en el cerebro
Los psicofármacos son una de las herramientas más influyentes en la psicología y en la psiquiatría, tanto en su vertiente de intervención como en la investigación.
Sin embargo, el hecho de que su comercialización y popularidad se hayan extendido por buena parte del planeta no evita que exista una cierta confusión sobre lo que es realmente un psicofármaco.
¿Qué son exactamente los psicofármacos?
Los psicofármacos son sustancias químicas que influyen en los procesos mentales actuando sobre el sistema nervioso.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay muchas sustancias que afectan directa o indirectamente sobre las redes de neuronas de nuestro cuerpo, y es por eso que el concepto de psicofármaco tiene mucho que ver con el tipo de efectos que tiene la sustancia, su intensidad y las regulaciones legales que determinan cómo y cuándo ha de ser su consumo.
Tipos de psicofármacos
Dentro de la amplia variedad de psicofármacos que se han ido desarrollando hay, también, un abanico muy amplio de funciones. Y es que si el sistema nervioso es capaz de realizar procesos de todo tipo, como permitir la toma de decisiones o la regulación de los estados emocionales, las sustancias que influyen sobre estos grupos de neuronas también pueden producir efectos muy variados según el tipo de psicofármaco del que se trate.
Aunque cada clase de sustancia tiene unos efectos muy concretos, sí que se puede establecer una clasificación de los tipos de psicofármacos. Estos son los siguientes:
1. Ansiolíticos y sedantes
Los ansiolíticos son una clase de psicofármaco que disminuyen los signos de la ansiedad y la agitación que está asociada a ella sin llegar a producir adormecimiento. Entre los ansiolíticos más importantes encontramos las benzodiacepinas.
Los sedantes, en cambio, sí que hacen que el nivel de consciencia disminuya. Ambos tipos de psicofármacos se pueden usar como tranquilizantes.
2. Estabilizadores del estado de ánimo
Esta clase de psicofármacos es utilizada especialmente en trastornos del estado de ánimo y similares, siendo los casos de trastorno bipolar los más típicos.
3. Antipsicóticos
Los antipsicóticos, también llamados neurolépticos, son un tipo de psicofármacos cuyos efectos acostumbran a estar relacionados con la mitigación de los efectos de la psicosis y la esquizofrenia.
4. Antidepresivos
Los antidepresivos son psicofármacos utilizados especialmente en los tratamientos de los trastornos depresivos mayores, y los trastornos relacionados con la dificultad a la hora de controlar ciertos impulsos.
Entre los tipos de antidepresivos encontramos algunos como los IMAO, los ISRS, los antidepresivos tricíclicos.
¿Cómo funcionan los psicofármacos?
Por lo general, la función básica de los psicofármacos es hacer que ciertas neuronas se comporten de un modo diferente a como estaban actuando. Esto lo consiguen influyendo directa o indirectamente en el modo en el que estas células nerviosas recaptan ciertos tipos de sustancias llamadas neurotransmisores.
Así, por ejemplo, un psicofármaco puede hacer que cierta clase de neuronas dejen de captar una cantidad tan alta de dopamina, lo cual genera una reacción en cadena que hace que los síntomas de un trastorno mejoren.
Los psicofármacos y sus efectos secundarios
Los psicofármacos son, en el fondo, un tipo de medicamentos cuya diana es el Sistema Nervioso Central. Sin embargo, que su objetivo "ideal" sean zonas muy concretas del encéfalo no significa que estas sustancias solo tengan efectos ahí.
Como todos los medicamentos, los psicofármacos no son organismos inteligentes, sin conjuntos de moléculas que "encajan" en unas partes del cuerpo y en otras no. Eso significa que actúan sobre donde se supone que deben actuar, pero también en muchas otras partes del organismo. Es decir, que los psicofármacos tienen efectos secundarios, muchos de los cuales pueden llegar a ser muy negativos.
El psicofármaco en la lucha contra la enfermedad mental
Tradicionalmente, los psicofármacos han sido la respuesta de la medicina ante los casos de enfermedades mentales. Eso significa en parte que su uso no ha estado pensado para aplicarse a las personas sanas, y significa también que su utilización ha sido una manera de combatir síntomas de trastornos que se entendía que tenían una causa en el individuo.
Sin embargo, actualmente se está dando un debate muy intenso acerca del modo en el que debemos entender los trastornos mentales y, por lo tanto, el modo en el que deberían ser tratados por los especialistas de la salud. Este debate afecta de lleno a la utilización de los psicofármacos, que en algunos casos pueden pasar de ser el núcleo del tratamiento a convertirse en un complemento más en un tipo de abordaje del problema que sirva para intervenir más en el contexto en el que vive la persona y no tanto en la persona como algo aislado.
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