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La importancia de la terapia de grupo en la desintoxicación


La terapia de grupo es un tipo de psicoterapia en el que interviene un grupo reducido de personas en la misma sesión, que son dirigidas a su vez por un psicoterapeuta experto en la problemática que padezcan. No hay que confundirla con la terapia familiar, cuyo objetivo principal es ayudar a solventar problemas de índole relacional en una familia. Aquí el objetivo tiene que ver con ayudar a cada persona a afrontar un problema de carácter principalmente individual, pero desde la acción colectiva.

Este tipo de intervenciones han demostrado su utilidad precisamente por las dinámicas positivas de interacción y de aprendizaje que se generan dentro del grupo terapéutico, de la retroalimentación existente entre todos los integrantes y también con el psicólogo especializado que dirige el grupo y organiza las sesiones. Aquí veremos por qué la terapia de grupo es beneficiosa ante casos de desintoxicación.

Beneficios de la terapia de grupo en procesos de desintoxicación

La psicoterapia de grupo se caracteriza por tres elementos definitorios: el contexto de tipo grupal en el que se realiza, los objetivos tanto individuales como colectivos, y el marco temporal durante el cual se llevará a cabo. Todos ellos contribuyen a ejercer una serie de beneficios en las personas que participan en un proceso de este tipo, a través de la creación de dinámicas grupales que no pueden existir en la psicoterapia individualizada. Teniendo esto en cuenta, veamos cuáles son los beneficios de la terapia de grupo en el proceso de desintoxicación ante adicciones.

1. Identificación con un problema común

El marco de intervención psicológica que ofrecen las terapias de grupo se basa en la situación de igualdad en la que se encuentran todos los miembros del grupo, hecho que contribuye a que los participantes puedan identificarse con varias personas a la vez y no se sientan “solos” ante su problema.

Esta identificación contribuye enormemente a la interacción entre los miembros del grupo, ya que se perciben como iguales y por ende les cuesta menos comunicarse y ser honestos acerca de temas sensibles y compartir sus vivencias, problemáticas o malestar en general.

2. Esperanza y motivación recíproca

La esperanza que se infunde durante la terapia de grupo en los miembros de la misma se produce cuando cualquier paciente ve cambios positivos en otros participantes. Es decir que tiene acceso a referentes en los que se ven los avances y progresos de la terapia, y además no se trata de famosos ni personas idealizadas, sino de individuos que pasan por situaciones muy parecidas a las de uno mismo, lo cual motiva aún más.

3. Altruismo

El altruismo es la ayuda que ofrecen los miembros del grupo entre sí, mientras son ayudados a su vez por las otras personas que conforman el grupo. Esta dinámica hace que todos sientan que tienen una red de apoyo social que, al consistir en varias personas a la vez que además se motivan entre sí, puede ser más útil que la implicación de personas individuales.

4. Mayor facilidad para entender la filosofía de vida de cada uno

A diferencia de lo que sucede en una terapia individual clásica, las terapias de grupo ofrecen la posibilidad de acceder a puntos de vista muy distintos durante cada sesión. Esto hace que sea más probable “conectar” con una o varias maneras de interpretar lo que ocurre, algo que puede ser aprovechado por los terapeutas para entender la mentalidad de los pacientes y trabajar desde el marco de creencias y pensamientos que presentan.

Terapia de grupo en pacientes con adicciones

5. Aprendizaje de estrategias basadas en la práctica

El aprendizaje en las terapias de grupo es muy diverso, ya que pueden ser varios los miembros del mismo que pueden tomarse como ejemplo o modelo a seguir por parte de otros participantes.

Algunos de los elementos que se pueden aprender de otras personas son las estrategias de afrontamiento de la ansiedad, el estrés o el malestar general ante el síndrome de abstinencia, los hábitos de vida diarios con los que un participante afronta sus problemas sociales, la detección a tiempo de los pensamientos que predisponen a recaer en el consumo, etc.

6. Aceptación

Una de las normas principales que se establecen al inicio de una terapia de grupo es que debe mantenerse una actitud de aceptación incondicional hacia todos los miembros del grupo, sin juzgar en ningún momento las confidencias, vivencias o impresiones de cada uno de ellos. Esto no solo hace posible que los participantes “se abran” y hablen sobre sus problemas, sino que además les ayuda a salir del círculo vicioso de negación del problema en el que se instalan muchas personas que sufren adicciones, al ver que a su alrededor nadie pretende ser perfecto y tener totalmente controlada la situación.

Esta norma contribuye también a cohesionar el grupo y permite que todos los miembros del mismo se sientan libres de compartir cualquier complejo personal o pensamiento angustioso que se intente “tapar” mediante el consumo de drogas. Esta aceptación incondicional entre los miembros del grupo también contribuye a un clima de hermandad en el que resulta tremendamente fácil expresar cualquier cosa a los otros miembros.

Las sesiones grupales se caracterizan por estar formadas por grupos reducidos, hecho que contribuye a la libertad tanto para compartir confidencias como para poner en práctica estrategias y entrenar o representar cualquier tipo de situación cuya resolución deba ser practicada.

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