Cómo ser más proactivo en el trabajo: 8 consejos prácticos
La proactividad es una de las características que marca la diferencia en cuanto al éxito laboral de las personas. Alguien que tenga la capacidad de mantenerse dispuesto a realizar sus tareas de trabajo con la mejor disposición lo tendrá más fácil para desempeñarse en el ámbito laboral.
En este artículo vamos a ver diversas claves sobre cómo ser más proactivo en el trabajo.
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¿A qué se refiere la proactividad en el trabajo?
El término proactividad hace referencia a una actitud de control con la que el sujeto es capaz de responsabilizarse de sus actividades y ponerse manos a la obra para lograr realizarlas con eficiencia. La persona proactiva es capaz de realizar una planificación estratégica personal para gestionar sus tareas y llevarlas a cabo.
Los individuos que poseen esta característica se dejan influenciar poco por las circunstancias del medio ambiente que puedan interferir en su trabajo; es decir, independientemente de lo que suceda a su alrededor, ellos, por lo general buscan la manera de darle un buen término a sus labores.
Con un sujeto reactivo ocurre todo lo contrario, se buscan excusas para justificar su falta de compromiso con las actividades que se supone deben hacer.
¿Cómo aumentar la proactividad labora?
Veamos un listado con algunas estrategias para mejorar la proactividad en el área laboral desde la proactividad. Estas pautas te permitirán mejorar tanto tu rendimiento como tu gestión del tiempo y de los recursos.
1. Busca el orden
Este primer consejo hace referencia a la base de la proactividad. Una persona que es capaz de mantener su lugar de trabajo ordenado posee o está en miras de poseer una mejor capacidad de planificación y sentido del orden que aquellos sujetos que no prestan atención a este aspecto. Este simple hecho va de la mano de una mejor disposición para trabajar de manera eficiente.
Además, esto incluye alejar, desactivar o esconder elementos que pueden actuar como distractores a la hora de trabajar: un smartphone, una consola portátil, un aparato de televisión, snacks, etc.
2. Mantén pensamientos positivos
Del pensamiento se originan nuestras acciones, es por eso que debemos ser muy cuidadosos en cuanto a la calidad de los mismos. Al proponernos pensar positivamente ya estamos dando pasos significativos en camino a mejorar nuestra proactividad.
Los pensamientos positivos nos motivan, constituyen una forma de ver las cosas de la mejor manera y por consecuencia se nos facilita el proceso de realizarlas. Incluso cuando algo tiene buena pinta, seremos capaces de encontrar las mejores soluciones al conflicto.
3. Busca la participación
Involucrarte activamente en la dinámica laboral hará que poco a poco vayas adquiriendo y normalizando la conducta de ser proactivo. Esto puedes conseguirlo realizando pequeños cambios positivos en tu día a día. Por ejemplo, involúcrate en las conversaciones de tus colegas y aporta opiniones a su debate.
Aunque no lo creas, el hecho de participar activamente de las conversaciones y tertulias con los compañeros incentiva a tener un mejor rendimiento en el trabajo, a pesar de ser una actividad “pasiva” te mantiene conectado con aquello que debes hacer y te da ideas para realizarlo.
4. Acostúmbrate a buscar soluciones
Eso no quiere decir que te debas convertir en el solucionador de problemas de todos, sino a que mantengas siempre la capacidad de prevenir que las cosas puedan salir mal por cualquier circunstancia ajena a tu voluntad.
En otras palabras, piensa positivo, pero mantén los pies sobre la tierra y toma precauciones. De esta manera evitarás que las cosas se salgan de control, y no te sorprenderás cuando así sea, sino que serás capaz de hallar la mejor forma de salir del apuro.
5. Acostúmbrate a solucionar
En el ambiente de trabajo es necesario acostumbrarse a buscar soluciones prácticas y efectivas, de lo contrario podríamos incurrir en pérdidas de tiempo involuntarias intentando solucionar las cosas de la manera equivocada, o dejando de hacer tareas por dedicarnos a otras más de la cuenta.
6. Desarrolla capacidad de decisión
Una persona proactiva es capaz de tomar decisiones determinantes cuando los demás no se atreven a hacerlo. Para ser proactivo hay que tomar riesgos de vez en cuando; riesgos calculados, por supuesto. Lo ideal es estudiar nuestras decisiones antes de dar el paso, teniendo cuidado de no sobre-evaluar.
Sobre todo, es muy importante que aprendas a detectar la parálisis del análisis: las situaciones en las que nos quedamos "congelados" pensando en qué hacer, sin atrevernos a tomar una decisión y pasar de las palabras a los hechos. Recuerda que la introspección y la reflexión pueden llegar a ser una excusa para no salir de la zona de confort.
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7. Utiliza las nuevas tecnologías
En la época actual tenemos a nuestra disposición una serie de recursos tecnológicos (apps, programas, etc.) que pueden ayudarnos a simplificar varios aspectos de nuestra vida, entre ellos el laboral.
Una buena manera de incrementar la proactividad en el trabajo es sacar provecho de estos recursos, que en muchos casos contribuyen a ahorrar tiempo y recursos. Por ejemplo, hay apps muy útiles para llevar horarios y estructurar bien el tiempo, o que incluyen breves ejercicios de relajación para los descansos.
Eso sí, asegúrate de que estos dispositivos electrónicos no se transforman en una fuente de distracciones, tal y como vimos en el primer punto.
8. Auto-motívate
La proactividad responde a la motivación que tenemos por realizar nuestras actividades de la mejor forma posible. Esta motivación puede provenir de nuestro interior o del exterior, por medio de las recompensas.
Los sujetos que son capaces de mantener un elevado nivel de proactividad se encargan de mantenerse motivados ellos mismos, por medio de la gestión de sus pensamientos, de sus espacios de trabajo y su manera de plantearse metas a través de sus acciones y experiencias. La clave se encuentra en enfocarnos en los beneficios que obtendremos si realizamos adecuadamente nuestras asignaciones.