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Las 3 diferencias entre neumonía y bronquitis


La neumonía y la bronquitis son ambas enfermedades respiratorias que, en cierta medida, están relacionadas, motivo por el cual es bastante común que las personas confundamos ambos cuadros.

Si bien ambas están ocasionadas por algún tipo de agente infeccioso que ha entrado en el sistema respiratorio, sus síntomas y la gravedad de los mismos son muy diferentes, además de que una es potencialmente más mortal.

A continuación vamos a descubrir las diferencias entre neumonía y bronquitis, además de ver brevemente qué es lo que las provoca y en qué medida una se puede considerar como una condición médica mucho más seria que la otra.

Las principales diferencias entre neumonía y bronquitis

Tanto la bronquitis como la neumonía son enfermedades infecciosas las cuales afectan al sistema respiratorio, motivo por el cual es bastante común que ambas sean confundidas en el lenguaje popular. Añadido a esto, ambas enfermedades incrementan su prevalencia cuando se acercan los meses de frío, puesto que es durante el invierno en el que nuestras defensas están bajas, haciéndonos más proclives a padecer enfermedades infecciosas.

Pero pese a que afectan a las vías respiratorias de una u otra forma en realidad se trata de enfermedades muy diferentes, no solo por los síntomas en específico sino también por su gravedad. La bronquitis es una inflamación de los bronquios más bien más leve que la neumonía, que se trata de una infección del pulmón con acumulación de líquido y secreciones infectadas en el alveolo.

La bronquitis

Como su propio nombre viene a indicar, la bronquitis es una enfermedad en la que la principal área afectada es el árbol bronquial. Se trata de una inflamación de los bronquios que puede ser causada por bacterias, virus u otros agentes irritantes, aunque normalmente el componente infeccioso es de tipo vírico.

Entre los síntomas propios de la bronquitis encontramos la aparición de mucosidad, tos persistente, dificultad para respirar, cierta fatiga y presión en la zona torácica. Estos síntomas pueden ser más intensos y duraderos, con lo cual hablamos de una bronquitis aguda, condición que es altamente contagiosa. Si los síntomas llegan a durar por largo tiempo se considera que la dolencia se ha vuelto crónica.

Bronquitis

La neumonía

La neumonías, también conocidas como pulmonías, son infecciones en las cuales se produce una inflamación muy intensa del tejido pulmonar. Estas inflamaciones surgen como una especie de mecanismo de defensa del aparato respiratorio ante la presencia de un agente dañino, el cual suele ser una bacteria, mayormente un neumococo (comúnmente el Streptococcus pneumoniae). Las neumonías también pueden ser causadas por hongos y virus, como sería el caso de la neumonía causada por el SARS-CoV-2.

Entre los síntomas más comunes de la neumonía encontramos fiebre elevada, tos aguda, flemas y expectoración, dolor en el pecho y en los costados, sensación de ahogo y dolor muscular y óseo (disnea). Parte de estos síntomas coinciden con los de la gripe y la bronquitis y, de hecho, hay casos de estas dos enfermedades que se agravan y evolucionan hacia un caso de neumonía.

La neumonía es una infección respiratoria mucho más grave que la bronquitis, puesto que puede llegar a ser letal en personas de riesgo. Su tasa de mortalidad está entre el 1 y 2% en pacientes normales, mientras que sube al 8% en pacientes hospitalizados y en 30% en ingresados en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Es especialmente peligrosa en niños, personas mayores y afectados de asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), insuficiencia renal, diabetes mellitus, enfermedades del corazón y cáncer.

Neumonía

Aspectos que diferencian a estas dos enfermedades

Una vez que hemos visto las características de ambas enfermedades podemos comentar cuáles son sus principales diferencias.

Para empezar, tenemos diferentes síntomas y gravedad. La bronquitis trae consigo unos síntomas que, aunque desagradables y molestos como es el caso de la tos persistente, no son particularmente graves y rara vez es mortal.

En cambio, la neumonía implica mayor afectación teniendo síntomas más graves como por ejemplo el dolor muscular y óseo, la sensación de falta de aire, fiebres altas y en personas de riesgo puede llegar a ser letal.

Otra de las diferencias es su etiopatogenia, es decir, lo que las provoca. La bronquitis consiste en una inflamación del árbol bronquial, causada normalmente por un virus, mientras que la neumonía consiste en una infección del tejido pulmonar causada habitualmente por una bacteria aunque también pueden verse implicados hongos y virus. Cabe decir igualmente que la bronquitis también puede ser causada por agentes irritantes como el humo y bacterias.

A consecuencia de su distinto origen, es común que para tratar las neumonías se administren antibióticos, siempre y cuando se sepa que el caso en concreto es ocasionado por una bacteria. En cambio, en el caso de las bronquitis este tipo de fármacos no suelen ser tan necesarios y solo se administran en caso de que se tenga la certeza de que el caso concreto se trata de una infección bacteriana.

Prevención y tratamiento

La mejor manera de prevenir ambas enfermedades es evitar los malos hábitos, especialmente fumar. Añadido a esto, en caso de que se sea una persona de riesgo, es conveniente recibir anualmente la vacuna contra el virus de la gripe, siendo especialmente recomendable para personas mayores de 65 años, enfermos crónicos, pacientes inmunodeprimidos. También se debe evitar exponerse al frío puesto que es un factor que puede bajar nuestras defensas y es aconsejable llevar mascarilla en temporadas en las que haya especial incidencia de enfermedades respiratorias.

La mayoría de las enfermedades infecciosas agudas pueden ser diagnosticadas y manejadas por médicos de atención primaria, a los que es conveniente acudir en caso de que se sospeche padecer una bronquitis o neumonía. En ambos se debe evitar la automedicación, consultando antes al médico y ver cuál es el tratamiento adecuado a seguir. En caso de que los síntomas sean más graves, de mayor intensidad y duración, se puede acudir a un especialista.

En caso de que los síntomas que predominen sean de vía aérea superior, esto es, nariz, oídos y/o faringe, el paciente debería acudir a un otorrinolaringólogo. En cambio, si los síntomas que predominan son de la tráquea y están presentes el dolor torácico, hay dificultad respiratoria y se expectora con sangre, se debería acudir a un neumólogo.