¿Por qué sentimos ansiedad y cómo se transforma en algo incapacitante?
Todos hemos sentido alguna vez ansiedad en nuestras vida; a nivel fisiológico se presenta como aceleración del ritmo cardíaco, sudoraciones, agitación, náuseas, problemas para dormir, entre otros síntomas.
Pero... ¿Para qué está ahí? ¿Cuál es la función que desarrolla en nuestra vida?
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La razón de ser de la ansiedad
Es más fácil entender cómo funciona la ansiedad si entendemos las emociones como sensores que nos ayudan a entender el entorno, reaccionar de manera adecuada y desenvolvernos con éxito. De este modo, las emociones desagradables nos invitarán a cambiar de camino, alejarnos de lo que las provoca o buscar el error para realizar un nuevo aprendizaje.
Por su parte, las emociones agradables nos muestran por qué camino continuar y qué cosas nos provocan placer/alegría, para poder repetirlas en un futuro; nos ayudan a realizar aprendizajes de los comportamientos, pensamientos y formas de vida que sí nos funcionan. Como podemos ver con esta breve descripción de las emociones, todas son importantes para nuestro óptimo desarrollo, incluida la ansiedad.
La ansiedad es una emoción tan válida y útil como cualquiera de las otras emociones, actúa como mecanismo defensivo. Nos avisa de un peligro, poniendo alerta a nuestro organismo, movilizándonos para responder a un peligro, permitiendo que nos adaptemos a la situación gracias a que tenemos todos los sentidos enfocados en la misma y llegando a incrementar nuestro rendimiento en esas circunstancias.
Esta ansiedad es la que podríamos llamar adaptativa, ya que, facilita que nos adaptemos al entorno y saquemos todo nuestro potencial en ciertas situaciones de estrés o peligro.
El problema aparece cuando esa emoción aparece sin que el peligro en sí esté presente, percibiendo situaciones que en principio son inocuas como altamente peligrosas. Esto ocurre cuando el mecanismo por el cual se activa se ve alterado y comienza a activarse de manera desproporcionada para la situación, en ocasiones que no representan un peligro real para la persona y llega incluso a paralizarnos, impidiendo que seamos resolutivos y eficaces.
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Posibles causas
Hay muchos factores que nos pueden predisponer a que este mecanismo se desregule. Entre ellos están los siguientes.
1. Factores biológicos
Estos están más relacionados con el funcionamiento que tiene nuestro sistema nervioso y la producción de ciertos neurotransmisores que interactúan en la activación de este sistema de alerta.
2. Factores fruto del aprendizaje
Al nacer somos un libro en blanco y gran parte de nuestros comportamientos, formas de reaccionar, de entender el mundo y nuestras propias emociones, e incluso de pensar, tienen mucho que ver con lo que he aprendido en nuestro entorno. Por eso tiene sentido que, si en uestra familia se tiende a actuar de manera ansiosa ante cualquier situación, nosotros podamos desarrollar la misma visión de vida y forma de reaccionar a los diferentes estímulos.
3. Factores ambientales
Si estoy en un ambiente donde cualquier conversación, comportamiento o situación, eso puede llevarme a un conflicto, y es normal que el sistema que regula la ansiedad acabe alterado.
En estos casos, si hemos permanecido durante mucho tiempo en un ambiente que percibimos como peligroso, ya sea a nivel de integridad física como una guerra o de integridad mental como una relación tóxica, es habitual que se altere la química de nuestro cerebro y que, además, este guarde un gran número de respuestas ansiosas que hemos aprendido como útiles tras esas vivencias, incrementándose el número de veces que percibiremos una realidad como peligrosa y actuaremos desde esta visión.
¿Qué hacer?
Hay diversas formas de reducir la ansiedad cuando aparece, algunas de ellas te invito a que las practiques si lo necesitas desde casa. A continuación te dejo algunos ejemplos que puedes poner en práctica:
- Técnicas de respiración: estas buscan reducir el ritmo de nuestra respiración. Por ejemplo, haciendo ciclos en los que tomas aire contando hasta 5, mantienes ese aire dentro otros 5 segundos, lo expulsas contando hasta cinco de nuevo y dejas tus pulmones vacíos otros 5 segundos. Esta es sólo una de las muchas técnicas que puedes realizar enfocadas en la respiración.
- Método grounding, centrando nuestra atención en todo lo que tenemos alrededor y quitando el estímulo que me provoca ansiedad de nuestro foco de atención.
- Meditación.
Sin embargo, a largo plazo si sufres ansiedad en tu día a día lo más efectivo es ir a terapia, donde además de, aprender técnicas que te hagan más fácil superar esos momentos en los que la ansiedad no es adaptativa, podrás ahondar en el origen de esa ansiedad (en qué momento de mi vida empecé a actuar así, en qué situaciones siento ese peligro desmesurado sin que sea adaptativo, que situaciones me llevaron a percibirlas de esta forma, etc.) aprendiendo nuevas formas de reaccionar ante esas situaciones que sean mucho más adaptativas y que nos permitan disfrutar de nuestro día a día.
Para lograrlo, puedes trabajar desde la terapia para ir poco a poco entendiéndonos mejor y favoreciendo que ese cambio sea permanente en el tiempo.