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Hemangioma cerebral: causas, síntomas y tratamiento


Nuestro sistema vascular es un elemento fundamental para nuestra supervivencia, puesto que permite que el oxígeno y los nutrientes que necesitan nuestras células lleguen a ellas a través de la sangre. Así, nuestra vida puede verse en grave peligro si este sistema llega a dañarse, dependiendo de la zona y el tipo de vasos sanguíneos afectados. 

En ocasiones también se producen malformaciones o neoplasias en forma de crecimientos descontrolados y desorganizados de vasos sanguíneos los cuales también pueden suponer un peligro especialmente si se dan en zonas como el cerebro. Es lo que ocurre con el hemangioma cerebral.

¿Qué es un hemangioma?

Un hemangioma es un tipo de neoplasia o crecimiento descontrolado de células de los vasos sanguíneos. Podrían considerarse un tipo de tumor benigno del sistema vascular, que como otros tumores puede llegar a crecer aunque no revisten malignidad. 

El hemangioma en sí puede aparecer en diferentes regiones del organismo, como la piel, pero también en áreas como el pulmón, el estómago o el cerebro. Pueden aparecer en forma de nódulos o cavernas endoteliales rellenas de sangre, que pueden reventarse y producir derrames con gran facilidad.

Si bien en algunos casos pueden no provocar complicaciones cuando ocurren en órganos como la piel, cuando aparecen en otros órganos como pulmón o cerebro pueden tener consecuencias devastadoras.

El hemangioma cerebral

El hemangioma cerebral, también denominado angioma cavernoso, es un tipo de hemangioma que surge en alguna de las áreas del encéfalo. Generalmente se consideran producto de malformaciones congénitas que se padecen desde la infancia y durante el desarrollo. En el caso del hemangioma cerebral las consecuencias de que éste produzca un sangrado pueden ser realmente peligrosas e incluso la muerte del sujeto.

Esto es así debido a que, de forma parecida al aneurisma, la presencia de una hemorragia dentro del encéfalo puede anegar y ahogar las células nerviosas cercanas, provocando su muerte y la pérdida de funciones. E incluso si el sangrado se autocontiene dentro del propio nódulo, puede provocar que este crezca y comprima áreas del cerebro. También puede llegar a provocar un ictus.

Según la localización, las consecuencias pueden ser unas u otras. Es habitual que aparezcan cefalea, sensación de cansancio, convulsiones, problemas sensoriales. La presencia de náuseas y vómitos también es frecuente. Si se dan en el tronco del encéfalo, pueden afectar a la función cardiorrespiratoria, digestiva o incluso el deceso del paciente.

En la mayoría de los casos tienden a aparecer de forma supratentorial (es decir por encima del cerebelo) en los lóbulos frontales o temporales, si bien también pueden surgir en el cerebelo y en la protuberancia. El movimiento, el lenguaje y la capacidad de raciocinio podrían verse deteriorados. En algunos casos sin embargo el hemangioma cerebral permanece asintomático, a pesar de que existe el peligro de que se produzca sangrado.

Causas

El hemangioma cerebral es por lo general una malformación congénita en forma de neoplasia. Sus causas son en la actualidad poco conocidas. Sin embargo, se ha detectado que existen variaciones como el angioma cavernoso familiar en la que se ha asociado el problema a mutaciones genéticas en el cromosoma 7. En otros casos en que aparece de forma esporádica, puede darse por mutaciones genéticas de novo.

Tratamiento del hemangioma

Tratar la presencia de un hemangioma cerebral puede ser complejo, y tiene que tener en cuenta la posibilidad de que se produzcan complicaciones.

En los casos en que el hemangioma permanezca estable y no genere problemas ni sangrado puede no realizarse un tratamiento más allá de la realización de un control periódico del caso.

En caso contrario, el objetivo principal de las intervenciones en este tipo de malformaciones es la de lograr que deje de circular la sangre por ellas, de manera que se eviten los riesgos de sangrado y puedan llegar a eliminarse.

Dado que la cirugía en sí puede presentar peligrosos, suele reservarse para los casos en los que se está produciendo un sangrado y los posibles beneficios superan a los riesgos. La resección de la malformación debe ser completa, o de lo contrario se corre el riesgo de aumentar el sangrado.

Para ello pueden emplearse varias técnicas, siendo frecuente la embolización del hemangioma. Este procedimiento se basa en la aplicación de sustancias que taponan los vasos sanguíneos, de manera que el vaso sanguíneo deje de llevar sangre y se enquiste. Una vez enquistado,se retiran los nódulos. También pueden tratarse con corticoides si está en una fase de crecimiento lento, para reducir su tamaño al reducir el nivel de inflamación del angioma.

Referencias bibliográficas:

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