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Desarrollo Personal: satisfacción, bienestar y rendimiento


Si yo pronuncio la palabra Psicología y hago posteriormente una breve pausa, a más de uno le suele pasar por la cabeza un sinfín de complicaciones derivadas de la concepción patológica que todos tenemos en mente, basada en la ausencia de salud mental vinculada sempiterna, a la par que erróneamente, al campo mencionado.

En un sentido positivo, es decir, en el del desarrollo de las capacidades mentales que favorecen el adecuado funcionamiento de nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos, se suele acudir a otro tipo de términos de reciente acuño como por ejemplo el controvertido concepto de coaching, como si dicha técnica no tuviese una estrecha relación con los objetivos fundamentales de la psicología positiva.

Y es que cada uno de nosotros poseemos una máquina, quizá la más potente de todas me atrevería a decir, de la que afortunada o desafortunadamente no disponemos del manual de instrucciones sobre su funcionamiento. Sólo partimos de la base de un hardware eminentemente común, cuyo software vamos desarrollando a lo largo de la vida mediante la adquisición de experiencias y aprendizajes vitales que determinan en última instancia nuestras capacidades funcionales.

Creencias: ¿realidad o ciencia ficción?

Son numerosos los ejemplos que se pueden extraer del contexto cinematográfico en éste sentido. Cualquiera que se precie, podrá recordar cómo Will Smith contribuía a desarrollar sus habilidades de seducción a sus clientes en la película de “Hitch”. O cómo Lionel Logue hacía lo propio a la hora de vencer la tartamudez que le provocada al Duque Jorge de York, el hablar en público en la cinta de “El discurso del Rey”.

Algo menos conocida para el gran público en su versión de la gran pantalla, puede resultar “El guerrero pacífico” basada en la novela autobiográfica de Dan Milman, en la que un místico Nick Nolte, encarnando al “maestro” Socrátes, colaboraba en los aprendizajes de Scott Mechiowicz (Dan) para desarrollar “la suspensión del diálogo mental incesante, el abandono del ego y la experiencia de vivir plenamente en el momento presente”.

De igual modo, es frecuente encontrarse con la creencia popular basada en la estabilidad y permanencia de determinadas características psicológicas, ejemplificadas a la perfección en expresiones como “yo soy así” o “desde siempre me he comportado de ésta manera”. Como si nuestras interpretaciones, juicios o creencias viniesen determinadas de serie, de forma innata, en términos de “se tiene o no se tiene”, sin abordar la posibilidad de desarrollo. Algo que por otra parte, ocurre con cada nuevo aprendizaje o experiencia que modifica nuestras asociaciones y conexiones neuronales. En sí, la propia creencia del cambio psicológico ya abre la puerta para que él mismo suceda.

Para lograr dichos cambios de manera efectiva, nos encontramos con una serie de pasos necesarios para poder efectuarlos con éxito. El primero y quizás más difícil de ellos, consistiría en aprender a tomarse menos en serio, a la hora de considerarnos como fuente fiable de conocimiento, ya que por norma general, todos estamos sujetos a cambios en nuestros estados emocionales que afectan a nuestros criterios de interpretación a lo largo del tiempo, pudiendo llegar a desarrollar verdaderas barbaridades en forma de creencia, sobre nosotros mismos o nuestras capacidades.

Siendo capaces frecuentemente de resistir ante las opiniones o creencias de otros con las que estamos en desacuerdo, encontramos mayor dificultad para hacer lo propio con las que nosotros mismos desarrollamos, haciendo buena la máxima de “si lo pienso yo será porque es verdad”.

Superación para el desarrollo personal

Otro paso fundamental necesario para avanzar, consistiría en la disposición para abandonar nuestras viejas y disfuncionales creencias, como el niño que se resiste a desprenderse de sus antiguos juguetes con los que ya apenas disfruta.

Y es que no se trata tanto de analizar los ”por qué” o la veracidad/falsedad de nuestros planteamientos, como de cambiar nuestros criterios de análisis por otros basados en mayor medida en los “para qué” o atendiendo a la utilidad/inutilidad que determinados pensamientos nos proveen en un sentido más práctico, a la hora de alcanzar nuestros objetivos de cambio.

Superar esta primera fase del cambio, implica desarrollar de manera inicial la inseguridad del que creía caminar por tierra firme y se descubre en terreno pantanoso. Sin embargo, la ilusión y la motivación que les aporta el cambio deseado justifica de manera más que suficiente el inicial estado de incertidumbre.

Con UPAD Psicología y Coaching alcanzar nuevos retos es posible gracias a sus procesos de desarrollo personal. El trabajo de creencias será fundamental para afrontar con garantías esos nuevos cambios que permitan al cliente lograr conseguir altos niveles de satisfacción, bienestar y rendimiento.

“Cuando nada es seguro, todo es posible” (Margaret Drabble).