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¿Aparecen dos consciencias al dividir el cerebro?


Uno de los avances terapéuticos más importantes en materia de epilepsia y neurocirugía es la sección del cuerpo calloso. Esta estructura une los dos hemisferios y, entre otras cosas, permite que la información de un lado pase al otro. También permite que se propague la activación eléctrica de la epilepsia, de forma que su sección y separación de los dos hemisferios impide que las crisis epilépticas vayan a más.

¿Qué es lo que sucede cuando cortamos el cerebro en dos? Se ha descrito cómo la desconexión entre los dos hemisferios cerebrales provoca dificultades y cambios en la ejecución de tareas que requieren la integración de información. Cuando esto ocurre, se actúa como si una parte del cerebro conociese la información y la otra no, como si tuviésemos un doble cerebro. ¿Podemos hablar, entonces, de una doble consciencia?

El cerebro dividido

Cuando los investigadores pusieron a prueba las funciones visuales de pacientes sometidos a callosotomía, hallaron un fenómeno curioso. Al parecer, cuando les presentamos un objeto en su campo visual derecho, son capaces de reconocerlo y señalarlo tanto verbalmente como alzando la mano derecha. Sin embargo, cuando el objeto a reconocer está en el campo izquierdo, mientras que el paciente dice no ver absolutamente ningún objeto, su mano izquierda lo señala.

Esta aparente contradicción se resuelve rápidamente si sabemos que el control sobre el cuerpo es cruzado: el hemisferio derecho controla la parte izquierda del cuerpo, mientras que el hemisferio izquierdo controla la parte derecha. De esta forma, cuando el objeto se presenta en el campo derecho, el hemisferio izquierdo responde levantando la mano derecha y verbalmente, ya que el habla se halla en el lado izquierdo. Por otro lado, cuando el objeto está en el campo izquierdo, el hemisferio derecho responde levantando la mano izquierda, pero no puede expresarlo verbalmente porque el lenguaje se aloja en el otro hemisferio.

Sin embargo, esta visión del fenómeno del cerebro dividido no es tan conclusiva como nos gustaría. La evidencia en favor de este fenómeno es reducida y cada vez es menor debido a que hoy en día disponemos de alternativas mejores a la callosotomía para tratar la epilepsia. Esto genera problemas de replicabilidad difícilmente salvables. Por otro lado hay dudas acerca de si los casos clásicos descritos en la literatura son realmente tan representativos como pretenden, ya que dentro de la ya pequeña muestra de pacientes callosotomizados existen excepciones que no cumplen con lo que se predice según la teoría.

Teorías sobre la consciencia

Las dos teorías más relevantes para entender el fenómeno del cerebro dividido son la teoría del espacio de trabajo global (Global Workspace Theory o GWT) de Bernard Baars y la teoría de la integración de la información (Integration Information Theory o IIT).

La GWT propone la metáfora del teatro para entender la consciencia. Todos aquellos procesos y fenómenos de los que somos conscientes son aquellos que son iluminados por el foco atencional, de igual forma que en una obra los focos arrojan luz sobre aquellas partes del escenario que son relevantes para la acción. En las sombras ocurren todo tipo de procesos que, al no ser enfocados, no llegan a consciencia. Así, la consciencia es un proceso unitario y la sección del cerebro en dos debería dar a lugar bien a una doble consciencia, bien a una consciencia enfocada en sólo un hemisferio de los dos.

La IIT propone que es la suma de integración informacional la que construye la consciencia. Cuanta más información integrada, mayor nivel de consciencia. En un cerebro unitario, toda la información converge en un mismo punto formando una sola consciencia. En un cerebro dividido en el que la información de un lado no llegue al otro, deberían formarse dos puntos diferentes de convergencia de información, llevando a la formación de dos consciencias distintas, cada una con su propia informacion hemisférica.

¿Se forman dos consciencias realmente?

Investigadores pusieron a prueba la inamovilidad de la teoría clásica del cerebro dividido a través de la sección del cuerpo calloso. Para esto reclutaron a dos individuos a los que se les había practicado dicha lesión de forma terapéutica y llevaron a cabo cinco experimentos de reconocimiento visual.

De forma contraria a lo descrito en los libros de texto, los participantes fueron perfectamente capaces de indicar dónde se encontraba el estímulo visual, si es que aparecía, en cualquier parte del campo visual, tanto señalando con la mano como verbalmente. En algún experimento se halló que uno de los dos participantes era más capaz de nombrar el estímulo que se usaba (un animal) cuando se presentaba en el hemicampo visual derecho, debido a la localización del lenguaje. Aunque la información visual sí parecía estar desintegrada, no se halló que el lugar de presentación del estímulo estuviese asociado a un tipo de respuesta concreto.

Conflicto con teorías clásicas

Estos datos, aunque distan de ser conclusivos debido a la reducida muestra, ponen de manifiesto que aquello predicho por la teoría clásica no se cumple de forma rígida. De hecho, aún está por demostrar que se cumpla en la mayoría de pacientes. Lo cierto es que la evidencia con estos dos pacientes en cinco tareas que desafían los supuestos básicos no sólo entra en conflicto con los casos clínicos antiguos, sino también con las teorías de la consciencia descritas antes.

Tanto la GWD como la IIT predicen que tras la sección del cuerpo calloso y la interrupción del flujo de información de un lado hacia el otro, se formarán dos consciencias separadas. Lo cierto es que ninguno de estos pacientes mostraron signos de doble consciencia y explicaron sentir que tenían una sola consciencia muy bien integrada. Estos datos sí encajan bien con otra de las teorías de la consciencia: la del procesamiento local recurrente. Esta teoría predice que la sola interacción e intercambio entre dos diferentes zonas del cerebro ya es suficiente para traer la información a consciencia. Así, no hace falta dos hemisferios conectados para traer a la misma consciencia información separada mediante callosotomía.

Otras posibles explicaciones

Los resultados no son finales y deben tomarse con pinzas. Es posible ofrecer explicaciones alternativas que integren lo descrito en los casos típicos y lo hallado en este estudio. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que los pacientes tomados como sujetos fueron callosotomizados hace más de 15 años. Podría ser que tras la operación la información se halle efectivamente desintegrada, pero con el tiempo el cerebro haya encontrado la forma de aunar la doble consciencia y volver a formar una sola.

Aún así, resulta fascinante que estos pacientes con una percepción partida en dos sean capaces de juntar la información y representarla en una sola consciencia, dando una respuesta unificada. Se trata un fenómeno que sin duda habrá de ser respondido algún día si queremos disponer de una teoría de la consciencia verdaderamente explicativa.