Disartria-mano torpe: síntomas, causas y tratamiento
El síndrome de disartria-mano torpe se produce tras un infarto lacunar, normalmente en el puente o la protuberancia del cerebro. Este tipo de accidente cerebrovascular provoca en la persona síntomas que incluyen torpeza, debilidad y descoordinación en un solo lado del cuerpo.
En este artículo te explicamos en qué consiste el síndrome de disartria-mano torpe, cuáles son sus causas y los síntomas que provoca, y qué tratamiento es el indicado.
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¿Qué es la disartria-mano torpe?
El síndrome de disartria-mano torpe, o síndrome de disartria con incoordinación de mano, es uno de los síndromes lacunares más raros y poco estudiados. Un síndrome lacunar es un cuadro clínico en el que se produce un infarto cerebral de tipo lacunar. Este tipo de infartos presentan pequeñas lesiones (de no más de 15 mm de diámetro) provocadas por la oclusión de diminutas ramas en las arterias perforantes del cerebro.
La localización de las lesiones que provocan este tipo de síndrome no se ha definido aún claramente; no obstante, según los estudios realizados, la más habitual es el puente troncoencefálico o protuberancia, aunque también se han descrito casos de disartria-mano torpe en infartos lacunares en la extremidad anterior de la cápsula interna, la rodilla y la corona radiata.
El síndrome de disartria-mano torpe constituye el 5% de los síndromes lacunares y las personas que lo sufren manifiestan síntomas como disartria y torpeza (es decir, debilidad) de la mano, que a menudo son más prominentes cuando el paciente está escribiendo.
Causas
En la gran mayoría de síndromes lacunares se ha podido comprobar que la causa principal es una lesión cerebral provocada por un infarto lacunar. Sin embargo, esto no se ha podido evidenciar en el caso del síndrome de disartria-mano torpe, probablemente por ser uno de los síndromes más infrecuentes.
Con todo, los estudios realizados apuntan también a la hipótesis lacunar como causa principal (más del 90% de los casos), si bien también se han reportado casos y ha habido estudios que han concluido que la causa principal ha sido una hemorragia intracerebral en el puente (o protuberancia del cerebro) y, en ocasiones, el cerebelo.
Por lo tanto, parece haber distintas causas y localizaciones posibles responsables del síndrome disartria-mano torpe, posiblemente debido a que en este síndrome hay una participación parcial de las fibras motoras a lo largo del tracto piramidal, secundaria a un pequeño infarto lacunar que interrumpe las fibras corticoespinales, independientemente de dónde se localice la lesión.
Cabe señalar también que en las imágenes del síndrome disartria-mano torpe realizadas con tractografía se pueden observar pequeños y profundos infartos supratentoriales (que están situados en la cavidad intracraneana por encima del tentorio o tienda del cerebelo), y esto sugeriría la posibilidad de que este síndrome clínico sea secundario a una lesión en tándem en la zona del puente o la protuberancia.
Sea como fuere, en el futuro se requieren más estudios, con mayor sensibilidad y especificidad, que permitan una discriminación más precisa de la localización de las lesiones.
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Síntomas
El síndrome de la disartria-mano torpe cursa con parálisis facial, hemiataxia ipsilateral (defectos de coordinación en un mismo lado del cuerpo), sobre todo en la extremidad superior. La lentitud y torpeza en la mano se pone de manifiesto, principalmente, en la realización de pruebas que requieran gran precisión o destreza.
A continuación se detallan otros de los síntomas más característicos de este síndrome lacunar:
- Torpeza y falta de habilidad manual.
- Debilidad facial.
- Disfagia (dificultad para tragar).
- Disartria (dificultad para articular movimientos por parálisis o falta de coordinación).
- Paresia del brazo (parálisis parcial o debilitamiento).
- Hiperreflexia o signo de Babinski homolateral.
Tratamiento
Los infartos lacunares suelen presentarse en pacientes con hipertensión arterial o diabetes mellitus, de ahí que sea tan importante el análisis de los factores de riesgo y la prevención en este tipo de casos.
Aunque el síndrome disartria-mano torpe es el síndrome lacunar clásico con mejor pronóstico funcional a corto plazo, no hay que olvidar que este tipo de cuadros clínicos hay que tratarlos lo antes posible, ya que tras el infarto, hay una ventana de unas 3 o 4 horas en las que es primordial intervenir e iniciar el tratamiento.
Si bien en ocasiones se requieren procedimientos quirúrgicos de urgencia, esto no suele ser lo habitual. El paciente, una vez intervenido, ha de comenzar un proceso de rehabilitación integral que incluye la visita a distintos profesionales del ámbito de la salud.
1. Fisioterapeuta
El papel del fisioterapeuta en el proceso de rehabilitación es ayudar al paciente a recuperar las funciones motoras, a través de ejercicios como la estimulación propioceptiva y sensorial del hemicuerpo afectado, cuidados posturales o movilizaciones pasivas de las articulaciones y los músculos afectados tras el accidente cerebrovascular, así como tratar las posibles complicaciones que se produzcan durante todo el proceso.
2. Neurólogo
La labor del neurólogo en la rehabilitación del paciente es la de llevar a cabo un seguimiento de las posibles complicaciones neurológicas que pudieran aparecer, así como solicitar la realización de pruebas diagnósticas y de neuroimagen, en caso de que sean necesarias.
3. Neuropsicólogo
La función del neuropsicólogo es fundamental en el proceso de rehabilitación tras sufrir un síndrome lacunar, como el síndrome disartria-mano torpe. Su labor es detectar las alteraciones de las funciones cognitivas superiores (atención, memoria, funciones ejecutivas, etc. que se deriven de la lesión cerebral.
Una vez detectadas, tanto las capacidades alteradas como las preservadas, el neuropsicólogo trabajará con el paciente la restauración o compensación de dichas habilidades, con el fin último de que el paciente vuelva a ser autónomo y plenamente funcional en todos los ámbitos de su vida (a nivel familiar, laboral y social).
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4. Terapeuta ocupacional
El terapeuta ocupacional se encarga de que el paciente recupere el máximo nivel de autonomía posible tras el infarto cerebral, si no el mismo, sí al menos similar al que tenía antes de la lesión.
La intervención consiste en tratar de mejorar y adaptar las actividades, estructuras corporales y funciones del paciente a su entorno, tanto físico (domicilio, lugar de trabajo, etc. como humano (su familia y cuidadores). En definitiva, procurar que la persona pueda funcionar en el día a día lo mejor posible.
Referencias bibliográficas:
- Díez-Tejedor, E., Del Brutto, O., Álvarez-Sabín, J., Muñoz, M., & Abiusi, G. (2001). Clasificación de las enfermedades cerebrovasculares. Sociedad Iberoamericana de Enfermedades Cerebrovasculares. Rev Neurol, 33(5), 455-64.
- Tuhrim, S., Yang, W. C., Rubinowitz, H., & Weinberger, J. (1982). Primary pontine hemorrhage and the dysarthria‐clumsy hand syndrome. Neurology, 32(9), 1027-1027.