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Ansiedad: bandera blanca


Los trastornos de ansiedad son los que más consultas le generan a un psicólogo, al menos en mi caso. Una de las preguntas más comunes cuando contactan conmigo las personas que los sufren es si la ansiedad tiene cura.

Les contesto que sí, aunque la duración de la terapia depende de factores como el tiempo que hace que la sufre el paciente, la causa primaria, su implicación en las sesiones y en su proceso... La siguiente pregunta es “¿Y cómo es una sesión? Creo que la mejor forma de responder es con un ejemplo real.

La batalla ante la ansiedad

Digamos que la paciente se llama Gemma, y así fue parte de la sesión.

-No te imaginas lo que he pasado estos 15 días por “tu culpa” – me dijo exaltada e irónica.

-¿Por mi culpa? - le pregunté

-Cinco. Cinco veces he ido en autobús... Y cuando llegaba a casa lo hacía casi corriendo, super nerviosa, un día casi taquicárdica…

-Déjame que te pregunte para asegurarme de que lo he entendido bien… Durante estos 15 días has ido 5 veces en autobús.

-Sí.

-Llevabas... tengo apuntado... 16 años sin subirte a uno. Y después de todos estos años has podido ir no una, ni dos... sino 5 veces en autobús.

Me miraba atentamente, asintiendo… y su rostro pasaba del enfado a una tímida y orgullosa sonrisa.

-Pero no te imaginas cómo de mal he estado luego!

-Cuando llegabas a casa, ¿durante cuánto tiempo te sentías mal? Con esos síntomas que me explicabas.

-No sé... 15 minutos, más o menos. Un día seguro que algo más.

-Reflexionemos juntos sobre esto que me comentas. Cuando llegaste a mi consulta tenías ataques de ansiedad cuando intentabas ir en transporte público, en cualquiera, poco después incluso cuando cogías tu coche... y dejaste de hacer una y otra cosa. Te daba miedo, pavor hacerlo.

-Sí.

Trastornos de ansiedad y control

-Sigamos... Pero incluso no haciendo eso que pensabas te daba miedo y te provocaba la ansiedad seguías teniendo ataques.

-Sí – me miraba pensativa.

-Y los has seguido teniendo durante 16 años...

-Sí, así es Jorge. Sin que supiera por qué, me venían.

-Me has explicado que después de esos “viajes en autobús” volvías con ansiedad y que estos ataques han durado unos 15 minutos aproximadamente. No has comentado que más allá de esos momentos hayas tenido algún “ataque de ansiedad” más…

-Hummm… pues no, sólo cuando volvía del autobús.

-¿Te pasó ya con el primero de esos viajes?

-Sí, me pasó con el primero y con los otros, pero los hice, ¿eh?

-¿Ese primer viaje en autobús confirmó alguno de tus temores o miedos a coger el autobús?

-No... La verdad es que no. No sucedió nada, todo fue... No sé, bien, normal, supongo. La verdad es que no pasó nada de lo que te había explicado que temía que pudiera pasar.

-¿Y durante el segundo?

-No, tampoco... Fue también bien, normal. Me ponía más nerviosa al llegar a la parada pero poco, cuando subía... Pero luego miraba por la ventana y respiraba y... Más o menos bien.

-¿Durante los siguientes?

-No. Mis miedos no se vieron cumplidos en ninguno.

Me quedé mirándola pensativa. Silencio.

-Me explicabas en las primeras sesiones que ese miedo al transporte público o al coche te bloqueaba todo el día, era un pensamiento que se “perseguía” y no te lo podías quitar de la cabeza y pasabas horas temiendo hacerlo, aún sabiendo que no lo harías.

-Era horroroso, Jorge, pasaba días que no le desearía a nadie.

-¿Ha sido así antes de estos viajes que has hecho?

-No. Bueno, sí lo he pasado un poco mal, pero lo hice. Decidí hacerlo.

-Y lo hiciste...

-Sí.

-Y lo volviste a hacer.

-Sí.

-Déjame que te diga que cada vez que estás diciendo sí se te ilumina la cara, me transmites que estás muy orgullosa de esos viajes en autobús.

En un proceso de terapia para superar la ansiedad sucede que cuando empezamos superarla esta “se rebela” y aparecen efectos rebote. De alguna forma ese miedo irracional se ve contra la pared e intenta recuperar el control perdido. Por este motivo, que después de cada intento de superar su problema hubiera un episodio de ansiedad intenso, aunque más corto, es una parte más del proceso; y una muy importante, porque la persona no sólo empieza a hacer aquello que por miedo había dejado de hacer, sino porque cada vez que lo hace el o la paciente se hace más fuerte y más capaz de controlar y afrontar estos episodios.

-¿Esa ansiedad que has sentido al volver del autobús te volverá a bloquear y dejarás de hacerlo?

-¡No! No pienso dejar de hacerlo. O ella o yo.

Su trastorno empieza a entender que esa batalla va a acabar perdiéndola, que le conviene más un diálogo y entendimiento mutuo. Ahora ella es demasiado fuerte y volverá a controlar casi todo en su vida, casi... Porque siempre habrá algo que se nos escape, que no se cumpla, que suceda sin esperar... Y no podemos decidir si sucede o no, pero sí cómo reaccionamos y cuál es nuestra actitud ante lo que vivimos.

Ella lo ha aprendido, y ahora lo está aprendiendo su ansiedad.