¿Por qué aumentan los problemas de pareja en vacaciones?
En ciertos perfiles de pareja, el periodo vacacional va de la mano de nuevas fuentes de potenciales conflictos. Por suerte, conocer de antemano estos posibles factores psicológicos capaces de desestabilizar una relación es útil para prevenir esos problemas, porque ayudan a actuar a tiempo y, si fuese necesario, buscar ayuda profesional en la terapia de pareja.
Así pues, en este artículo encontrarás un resumen de las causas acerca de por qué aumentan los problemas de pareja en vacaciones.
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¿Por qué las vacaciones pueden contribuir a la aparición de problemas de pareja?
Son varios los estudios que indican la existencia de un curioso fenómeno: justo después del periodo de vacaciones de Julio y Agosto, el número de divorcios sube significativamente, al menos en los países occidentales.
Desde luego, no parece que las vacaciones en sí mismas supongan un problema para los noviazgos y los matrimonios, un obstáculo a la hora de disfrutar la vida en pareja. A fin de cuentas no existe una sola manera de vivir los días de vacaciones, y resultaría apresurado asumir que todas las personas involucradas en relaciones de amor romántico las experimentan del mismo modo.
Más bien, lo que ocurre es que las vacaciones actúan como un catalizador de los problemas de pareja que ya estaban latentes, acelerando el deterioro de ese vínculo. Veamos con algo más de detalle cómo ocurre esto.
1. El inicio de las vacaciones potencia la impulsividad
Se ha visto que la perspectiva de empezar vacaciones pronto genera una predisposición al comportamiento impulsivo, algo que se plasma incluso en las decisiones económicas y los comportamientos de compra, pero también en la gestión de las relaciones personales. Esto podría traducirse también en una mayor propensión a las decisiones unilaterales allí donde habría sido necesaria una deliberación previa, hablar las cosas para elegir qué hacer de manera conjunta. O incluso podría llevar a las personas en una relación a exponerse más a la tentación de la infidelidad.
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2. En las relaciones a distancia, se pasa a adaptarse a la convivencia
Casos especiales como los de quienes mantienen una relación de pareja a distancia experimentan las vacaciones de una manera que tiene sus propias características.
Lo más importante en situaciones de este tipo es que dos personas que en muchos casos no están habituadas a convivir durante muchos días seguidos, llegan a un punto en el que pueden hacerlo al tener tiempo libre… pero manteniendo unas expectativas de bienestar y armonía al convivir que normalmente son las mismas de una relación de pareja no a distancia. No se esperan tener que adaptarse al reto de vivir con alguien a quien aman, pero normalmente, deben hacerlo a través de esfuerzos deliberados, lo cual puede generar un sentimiento de sorpresa desagradable y de frustración.
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3. Si hay problemas de celos, se agudizan fácilmente
En las relaciones de pareja en las que ya existían problemas por celos, es muy fácil que la situación empeore durante las vacaciones. La mayor exposición a actividades de ocio y a nuevos círculos sociales con los que interactuar alimentan los pensamientos de tipo controlador o casi paranoico.
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4. Posibles diferencias en la búsqueda de tiempo para estar a solas
En las vacaciones, destacan más las diferencias al preferir más o menos tiempo para estar a solas. Esto afecta sobre todo a las personas que están en una relación de pareja con alguien bastante diferente a ellas en l dimensión de personalidad introversión extraversión: es mucho más habitual que los introvertidos prefieran estar más horas de la semana a solas, dedicándose a actividades que pueden hacer por su cuenta.
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5. La gestión del tiempo libre juntos pone a prueba las habilidades para dialogar y negociar
Incluso si ambos miembros de la pareja tienen pocas diferencias en su aprecio (o no) de la soledad, aún falta decidir con el tiempo que pasan en compañía del otro. Aquí juegan un papel tanto los intereses comunes (viajar, ir a museos, ir a entornos con mucha naturaleza, etc.) como las habilidades de negociación y de resolución de conflictos (para evitar que se transformen en luchas).
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6. Descoordinación con los biorritmos
Por otro lado, no hay que olvidar que una falta de coordinación a la hora de ajustar el “reloj interno” también puede ser una fuente de problemas durante las vacaciones en pareja. Despertarse con dos o tres horas de diferencia con respecto a la otra persona implica “dar por perdida” buena parte del día.
7. Las expectativas de cierre de ciclo
Finalmente, también debemos tener en cuenta que las vacaciones son, para muchas parejas, un símbolo o incluso un ritual de fin de ciclo.
Hay personas que esperan resolver sus problemas matrimoniales o de noviazgo en sus dos semanas de vacaciones, y si no lo consiguen por el motivo que sea, automáticamente lo interpretan como un fracaso, una señal de que esa relación está predestinada al fracaso.
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