Cisura de Silvio (cerebro): qué es, funciones y anatomía
Nuestro cerebro es uno de nuestro órganos más importantes y complejos, estando lleno de diferentes estructuras, áreas y regiones de gran importancia que rigen diferentes aspectos básicos para el mantenimiento de la vida.
Estas estructuras requieren de un espacio para existir, un espacio que se ve limitado por la estructura ósea que protege al órgano: el cráneo. Y algunas de estas estructuras podrían ser verdaderamente grandes, como ocurre con la corteza cerebral. Afortunadamente a lo largo de nuestro desarrollo el cerebro se compacta, creciendo la corteza cerebral de tal manera que va formando diferentes pliegues (lo que le da al encéfalo su aspecto característico). Y con estos pliegues también aparecen los surcos entre ellos. Uno de los más famosos es el surco lateral o la cisura de Silvio.
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Cisuras y surcos
Antes de entrar en detalle respecto a qué es la cisura de Silvio, debemos detenernos un momento y plantearnos en primer lugar cómo está estructurado nuestro cerebro. De este modo entenderemos mejor el recorrido que traza a lo largo de la corteza cerebral esta hendidura.
Mirado desde el exterior, el cerebro aparece como una masa relativamente compacta, estando la corteza cerebral llena de pliegues de tal forma que el conjunto de ella cabe dentro del cráneo. El hecho de que existan estos pliegues genera asimismo la existencia de diferentes hendiduras, que reciben el nombre de cisuras o surcos. Las partes cóncavas, las que sobresalen, son los giros o circunvoluciones.
Así pues se considera surco o cisura cerebral a aquella hendidura o hueco que deja la corteza cerebral al replegarse sobre sí misma durante el desarrollo y que, vista desde la superficie, da una idea de cuáles son los límites de los lóbulos del cerebro.
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La cisura de Silvio: ¿qué es y qué áreas separa?
La cisura de Silvio o surco lateral es junto a la de Rolando una de las más visibles y reconocibles cisuras o surcos del cerebro humano. Se sitúa en la parte inferior de los dos hemisferios cerebrales para posteriormente recorrer de manera transversal gran parte del cerebro. Dicho surco aparece de manera horizontal, estando situado en la línea naso-lambdoidea.
Se trata de uno de los surcos más relevantes, ya que separa los lóbulos temporal y parietal y en su parte inferior el frontal del temporal. Estamos ante la hendidura más profunda que existe en todo el cerebro, hasta el punto que en sus profundidades se esconde el llamado quinto lóbulo cerebral: la ínsula. También contiene la circunvolución temporal transversa, que participa en el sistema auditivo.
Asimismo cabe destacar que por ella pasa la arteria cerebral media, también denominada arteria silvana por este motivo, que irriga las diferentes regiones cerebrales de la zona.
Esta cisura es una de las primeras en aparecer a lo largo de nuestro desarrollo, siendo ya visible en el desarrollo fetal. Concretamente, a menudo puede observarse a partir de la decimocuarta semana de gestación. Su morfología y profundidad va a ir evolucionando según lo vaya haciendo el desarrollo del feto.
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Ramas
La cisura de Silvio puede dividirse en varias ramas, concretamente en tres principales: rama ascendente o vertical, rama horizontal y rama de trifurcación oblicua. El nombre de estas da una idea acerca de su orientación.
Entre la primera y la segunda podemos encontrar la tercera circunvolución frontal, y en concreto el pars triangularis (correspondiente al área de Brodmann 45). En la rama horizontal el pars orbitalis (el área 47) y el pars opercularis (correspondiente al área 44) entre las ramas de trifurcación oblicua y vertical. Estas áreas se encuentran asociadas a la producción del lenguaje.
Enfermedades y trastornos con alteraciones en esta cisura
La cisura de Silvio es un surco que todos o prácticamente todos los seres humanos poseen. Sin embargo, existen enfermedades en las que esta cisura no se forma correctamente o se ve alterada por algún motivo. Entre ellas podemos encontrar ejemplos en las siguientes patologías.
1. Alzheimer y otras demencias
Los pacientes con Alzheimer suelen presentar a lo largo del desarrollo de su enfermedad una ampliación de la cisura de Silvio, siendo dicha ampliación producto de la degeneración del tejido neuronal. También se puede encontrar esta anomalía en otras demencias y enfermedades neurodegenerativas, que con el paso del tiempo van matando células nerviosas y haciendo que el encéfalo vaya quedando con una apariencia marchita, con surcos grandes y pliegues muy pronunciados. Esto hace que sus efectos no se limiten a la cisura de silvio, sino que se hagan notar en toda la corteza en general.
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2. La ausencia de surcos cerebrales: lisencefalia
La lisencefalia es una anomalía generada a lo largo del neurodesarrollo en la que el cerebro aparece liso y o bien sin o bien con pocas circunvoluciones y cisuras, alteración provocada por un déficit o ausencia de migración neuronal o por un exceso de esta. Este fenómeno puede tener causas genéticas o deberse a alteraciones producidas durante el desarrollo embrionario.
Se puede presentar de dos maneras: la completa, también llamada agiria, en la que no se desarrollan ni circunvoluciones o surcos cerebrales, y la incompleta o paquigiria en la que sí existen algunas, aunque son pocas y muy amplias. Suele haber un recubrimiento deficiente de parénquima cerebral en la cisura de Silvio.
Por lo general el pronóstico no es bueno, y la enfermedad está asociada a una esperanza de vida corta, presentando sintomatología como convulsiones, problemas respiratorios y discapacidad intelectual, si bien en algunos casos no se presentan grandes problemáticas.
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3. Síndrome opercular
El síndrome opercular o perisilviano, en el que aparecen problemas de control motor o incluso parálisis en el área de la cara, también se encuentra vinculado a la cisura de Silvio al existir problemas en los opérculos, las zonas cerebrales que rodean a la cisura de Silvio y corresponden a la parte no directamente visible desde el exterior.
4. Alteraciones cerebrovasculares
La arteria cerebral media pasa por la cisura de Silvio. Es por eso que alteraciones en esta zona pueden afectar también a esta parte del sistema circulatorio, lo cual es capaz de generar problemas tales como aneurismas, hemorragias o embolias.
Referencias bibliográficas:
- Chi J.G.;, Dooling, E.C. & Gilles, F.H. (enero de 1977). «Gyral development of the human brain». Annals of Neurology 1 (1): 86-93.
- Kandel, E.R.; Schwartz, J.H.; Jessell, T.M. (2001). Principios de Neurociencia. Madrid: MacGrawHill.
- Santos, L. (2000). Síntesis de anatomía humana. Claves conceptuales y Atlas de esquemas básicos. Ediciones Universidad de Salamanca.